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Hace un mes que se inauguró en la Alianza Francesa de Málaga la exposición ‘Sport Friendly: ¡La cancha de la diversidad!’, que celebra el deporte de forma inclusiva y diversa. Está realizada por el artista francés Émilien Buffard, y recoge distintas manifestaciones de la diversidad con retratos de 16 países distintos.

Esta producción fotográfica colaborativa se inició en 2022 en Argentina y continúa hoy en el panorama internacional para promover el deporte inclusivo, poniendo luz sobre agrupaciones deportivas inclusivas que buscan redefinir los valores clásicos del deporte, reivindicando que independientemente de su orientación o identidad sexual, género, condición física o social, cada persona tiene un lugar.

Hoy, en nuestro blog, hablamos con Émilien, cuya obra se ha centrado siempre en desafiar los estereotipos y promover la inclusión, mostrando específicamente con esta muestra que el deporte puede ser un medio de expresión y empoderamiento para todas las identidades. Su obra ha sido vista por más de 1 millón de espectadores en grandes eventos como los III Juegos Suramericanos de la Juventud (2022) y los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de París (2024), así como en instituciones culturales de todo el mundo. Su obra también ha recibido una amplia cobertura mediática internacional y ha sido galardonada con el prestigioso sello «Olimpiada Cultural» por el Comité Organizador de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de París 2024, lo que subraya su importancia en el panorama cultural y deportivo mundial.

En primer lugar, ¿podrías contarnos un poco de tu trayectoria?

Nací en una familia de agricultores en un pequeño pueblo de Deux-Sèvres (Francia). En aquella época, me quería dedicar a la protección de los ríos, por lo que decidí estudiar un grado en gestión y control del agua, seguido de un máster en coordinación de proyectos de solidaridad internacional y local. Actualmente, vivo en Argentina con mi pareja, originaria de la región. Al llegar a Rosario, trabajé en el programa de agricultura urbana de la ciudad.

Inicialmente, mi camino no estaba orientado hacia la fotografía. Todo comenzó en un viaje a Bolivia, donde descubrí el lago Poopó, el segundo lago más grande de Bolivia en extinguirse. Allí conocí a un pescador y al presidente de la Federación de Cooperativas Pesqueras del lago. Juntos recorrimos la zona, lo que me permitió capturar una serie de fotografías. Siempre me ha fascinado el tema del agua, así que, a mi regreso a Argentina, organizamos una serie de exposiciones y publicamos un libro sobre el tema con la editorial argentina Listocalisto, “Los huérfanos del Poopó: cuentos de un lago desaparecido”.

A través de la fotografía, quiero abordar temas que me apasionan y que pueden abrir un diálogo. Descubrir el equipo inclusivo de Yaguaretés despertó en mí el deseo de trabajar con equipos deportivos inclusivos, tanto en mi ciudad como en todo el país.

 

¿Cómo comenzó tu relación con la fotografía?

Cuando tenía 18 años, me compré una cámara para un viaje a Ucrania. Hice algunas fotos que gustaron mucho a mis amigos, pero seguía siendo un trabajo de aficionado. No fue hasta mi viaje a Bolivia, cuando fui por mi cuenta, que empecé a tomarme la fotografía en serio

 

Para «Sport Friendly», que se expone actualmente en la Alianza Francesa de Málaga, ¿cómo elegiste a los modelos?

Primero, hice algunas pruebas fotográficas con mis amigos del equipo Yaguaretés. Luego, mientras participaba en un torneo deportivo inclusivo en el que había equipos de todo el país, capturé la icónica imagen de dos jugadores de rugby besándose, del equipo Ruda Macho. Posteriormente, asistí a otro torneo en el norte de Argentina, en Salta.

Durante estos dos torneos, conocí a numerosos equipos. El material con el que trabajo es bastante sencillo, lo que me permite desplazarme con facilidad. Me acerqué a los jugadores, les pregunté si podía fotografiarlos y les expliqué el proyecto. Otros atletas y coordinadores también se acercaron a mí. Gracias a ellos, pude recorrer Argentina y fotografiar a más de 500 jugadores de 12 disciplinas diferentes.

Antes de cada sesión, les pedí que llevaran algo que los representara: una bandera, una prenda, un cartel, maquillaje o cualquier otro símbolo de identidad. Fotografié a todos los jugadores en la misma pose. La mayoría de las imágenes aparecen en el primer álbum de cromos (figuritas en Argentina), donde se pueden ver todas las fotos. Luego seleccioné una imagen por equipo, buscando aquellas que destacaron las reivindicaciones sociales de los modelos.

 

A través de la fotografía, quiero abordar temas que me apasionan y que pueden abrir un diálogo

¿Cómo definirías el deporte inclusivo?

Me enfoco principalmente en equipos liderados por miembros de la comunidad LGBTIQ+. Trabajar con ellos nos permite abordar diversas cuestiones, como la orientación sexual, la identidad de género en el deporte, la identidad trans y la no binariedad. La inclusión también abarca la diversidad física. Además de los miembros de la comunidad LGBT, estos equipos están abiertos a cualquier persona, sin importar su edad, condición física, económica o social.

 

¿Cómo te involucraste en la red de Alianzas e Institutos Franceses? ¿Qué significa para ti?

A veces resulta difícil para las instituciones comprometerse, especialmente cuando están inmersas en un contexto social, local o político complejo. El respaldo de una institución, como la red de Alianzas e Institutos Franceses, a una exposición basada en valores inclusivos genera un sentimiento de acogida, escucha y apoyo. Se vuelve refugio en caso de que, fuera de estos espacios, el contexto político sea caótico y vaya en contra de los derechos humanos.

Los Juegos Olímpicos de Francia me brindaron una gran oportunidad para internacionalizar mi proyecto. Conté con el apoyo del Instituto Francés y el Comité Olímpico y Paralímpico de París reconoció el proyecto con el sello “Olimpiada Cultural”. A partir de ahí, pudimos movilizar a toda la red cultural francesa en el extranjero.

En total, 22 Alianzas Francesa, Institutos Franceses y Embajadas han respaldado el proyecto en sus respectivas ciudades y paises, con la idea de retratar a un equipo inclusivo con la mirada de un fotógrafo local. Algunos países, como Sri Lanka, han mostrado interés en participar pese a no contar con un equipo LGBTIQ+. Sin embargo, en Colombo, un grupo de mujeres llamadas «Sea Sisters» (Hermanas del Mar) trabaja por el acceso de las mujeres al surf en un país donde este deporte ha estado tradicionalmente reservado a los hombres. Otro ejemplo es Santa Lucía, donde la homosexualidad masculina se castiga con hasta 10 años de prisión. En Jersey, debido a su tamaño, no hay equipos inclusivos.

Resulta muy interesante generar un diálogo sobre la inclusión y reflexionar sobre quiénes podrían ser representados, considerando las realidades de cada territorio. Al destacar otros equipos que trabajan en distintas formas de inclusión a nivel local, demostramos que la inclusión es un valor universal. Con esta exposición, abordamos todas las formas de diversidad.

 

Los Juegos Olímpicos de Francia me brindaron una gran oportunidad para internacionalizar mi proyecto

¿Crees que el deporte es la mejor manera de transmitir los valores de la inclusión?

El deporte enseña valores como la cooperación y la solidaridad. Sin embargo, hay avances y retrocesos. Por ejemplo, Donald Trump firmó una orden ejecutiva que prohibía la participación de atletas trans en competiciones escolares, amenazando con retirar fondos federales a las escuelas que los incluyeran en sus equipos deportivos.

Los equipos inclusivos están dando tres pasos adelante, mientras que las federaciones internacionales están retrocediendo dos. La Federación Francesa de Rugby permite la participación de atletas trans en sus competiciones, mientras que la federación internacional lo prohíbe.

Hoy en día, hay una batalla que librar en el ámbito deportivo. El deporte es un reflejo de la sociedad: lo que ocurre en la cancha, como los cánticos LGBTfóbicos, también se manifiesta fuera de él. Los avances en el deporte se reflejarán en la sociedad en el futuro.

Tailandia se convirtió recientemente en el primer país de Asia en legalizar el matrimonio igualitario. Al mismo tiempo, usted vive en Argentina, un país con un contexto político y social complicado. ¿Qué le dirías a quienes van en contra del progreso social?

Estamos enfrentando una ofensiva global contra los derechos humanos. Suele comenzar con ataques a los derechos de las minorías sexuales y luego se extiende a los derechos de los inmigrantes, las mujeres y otros sectores vulnerables.

Por eso insisto en la diversidad como un valor universal. La diversidad es parte de la humanidad, pero la inclusión es una decisión. Cuando las políticas van en contra de esa decisión, es fundamental seguir luchando. No podemos dar nuestros derechos por sentados.

Hoy más que nunca, es crucial recordar las luchas del pasado, que a menudo olvidamos, para comprender los derechos que tenemos en la actualidad: el derecho a expresarnos, a casarnos, a acceder al deporte y a otros ámbitos.

Mi trabajo busca visibilizar las demandas actuales en diferentes países, lo que aún falta y lo que se puede mejorar. Pero también tiene una dimensión positiva: mostrar la fuerza del activismo local.

 

Hoy más que nunca, es crucial recordar las luchas del pasado, que a menudo olvidamos, para comprender los derechos que tenemos en la actualidad: el derecho a expresarnos, a casarnos, a acceder al deporte y a otros ámbitos.

¿Practicas algún deporte?

Aunque ahora promuevo el deporte, lo odié en toda mi infancia. Pero cuando llegué a Argentina, practiqué voleibol y luego natación. Actualmente, me dedico principalmente a la musculación, lo que me ayuda a despejar la mente.

 

¿Conoces Málaga o Andalucía?

Lamentablemente, no conozco el centro de Málaga. Sin embargo, he estado en Torremolinos, Granada y Sevilla. Me encantó la región. Siempre he pensado que, si viviera en España, elegiría Granada… o Valencia.