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Hay muchas maneras de conocer la cultura de un país. Una de las más satisfactorias es hacerlo a través de sus artistas. Por ello, y aprovechando la excusa que nos brinda la exposición de Edouard Taufenbach alojada en nuestra sede de Málaga, queremos hablaros de algunos fotógrafos franceses.

En un solo día podemos llegar a ver la misma cantidad de fotografías que veía una persona del siglo pasado a lo largo de toda su vida. Nos encontramos en pleno auge tecnológico, somos una sociedad hiperconectada, abusamos de Internet y estamos… enganchados a Instagram, la red social dedicada a la imagen con la que pasamos el tiempo haciendo scroll hacia abajo en la pantalla, consumiendo imágenes sin parar. Pero, ¿cuántas permanecen en tu memoria o llegan a conmoverte de alguna manera? Quizá sea el momento de ser más selectivos y de encontrar material que realmente nos resulte estimulante. Nosotros queremos ponerlo fácil, por eso os vamos a hablar en este post de algunos fotógrafos franceses contemporáneos y actuales.

Lo importante no es cómo el fotógrafo mira el mundo, sino su íntima relación con él. Antoine D´Agata

La mirada del siglo XX

Robert Doisneau (1912-1994)

Por las calles del París del siglo XX un hombre se mantiene alerta. Tiene su cámara preparada para capturar cualquier detalle o escena con ella. Se trata de Robert Doisneau, el fotógrafo humanista que disfrutaba recorriendo las aceras y los callejones a la caza del “instante decisivo”.

Aprendió de forma autodidacta y leyendo las instrucciones de los líquidos para revelar las películas, trabajó en un estudio fotográfico que llegó a regentar y terminó siendo uno de los fotógrafos más importantes y con mayor repercusión internacional de Francia. Disfrutaba fotografiando a personas y, de hecho, definía así sus fotos: «Los gestos corrientes de gente corriente en situaciones corrientes». Esa era su especialidad, no importaba si se trataba de personas anónimas con las que se topaba por casualidad o si eran celebridades del momento como Picasso, Giacometti o Camus.

Su fotografía más conocida, El beso del Hotel de Ville, se convirtió en un icono de la posguerra. La escena de un par de enamorados besándose apasionadamente en mitad del barullo de la calle terminó dando la vuelta al mundo. Aunque años después de que la instantánea fuese tomada se desveló la verdad: no fue un beso espontáneo. Doisneau planeo la foto y pidió colaboración a la pareja. Aún así, la fuerza de la fotografía permanece intacta.

fotógrafos franceses

Marc Ribaud (1923-2016)

El joven Marc de apenas 17 años que comenzó a tomar sus primeras fotografías con la cámara que le regaló su padre, poco podía imaginar que terminaría perteneciendo a esa generación de fotoperiodistas que engrosan las filas de la prestigiosa agencia Magnum Photos. Su obra siempre estuvo marcada por sus viajes y consiguió encontrar gracia y belleza en los escenarios más desoladores, en las situaciones más difíciles.

Fue reconocido por crear bellas composiciones en blanco y negro que se centraban más en las personas y los lugares que en el evento determinado que las contextualizaba. Un ejemplo claro sería su icónica imagen de 1967 de una joven ofreciendo una flor a los guardias nacionales con bayoneta en una protesta contra la Guerra de Vietnam en el Pentágono.

Uno de los trabajos a los que dedicó más tiempo y por lo que ha sido muy reconocido, fue su serie de fotografías en China. A partir de los años 50 Ribaud visitó este país casi todos los años para documentar cómo la población salía adelante y forjaba su crecimiento económico. Sus fotografías se han convertido en un documento histórico de alto valor.

fotógrafos franceses

Fotógrafos franceses en la actualidad

Mucho más que un medio figurativo, la fotografía me ofrece la posibilidad de sondear las fronteras evanescentes entre la realidad y la ilusión, para revelar el profundo supernaturalismo de mi trabajo. Valérie Belin

Valérie Belin (1964)

Belin es una de las artistas más destacadas de su generación. Desde los 90, su obra ha sido expuesta año tras año en numerosos países de al menos 3 continentes. La única manera de explicar este éxito es a través de su exquisito trabajo, marcado por un estilo muy particular que a menudo recuerda a los dibujos hechos a tinta.

El leitmotiv alrededor del que gira su obra es el cuerpo y su lugar en la cultura contemporánea. La artista explora el tema fotografiando a personas que parecen estatuas o robots y, por otro lado, a maniquís a los que humaniza por completo. Le gusta trabajar en gran formato y en blanco y negro, dotando de dramatismo cada uno de los retratos capturados por su lente.

Ha realizado numerosas series. Quizá una de la más llamativas sea Bodybuilders (1999). En ella muestra cuerpos hiperbolizados de culturistas que destacan por el brillo metalizado que les confiere el aceite. Este trabajo contrasta con el que llevó a cabo en la serie Moroccan Brides (2000) donde también juega con el exceso de lo visible.

Antoine D’Agata (1961)

A menudo mi trabajo ha sido mal entendido, reducido a una simple estética. Y eso es frustrante, porque lo que persigo es una dimensión política, teórica, y una ambición de destruir la fotografía tal y como la conocemos, pero la gente prefiere hablar del romanticismo de la noche, de la autodestrucción, de la droga… Antoine D’Agata

A pesar de formar parte de Magnum, el estilo de D’Agata tiene poco que ver con el fotoperiodismo, aunque sí con el diario fotográfico. Su trabajo es introspectivo y está precedido por una vida entregada a las drogas, el sexo y la autodestrucción, aunque, en medio de esa vorágine siempre hubo lugar para la pasión que despierta en él la cámara.

Desde hace más de 25 años sus obras se han definido dentro de temas considerados tabú para la mayoría. Destaca entre el resto de fotógrafos franceses por hacer de sus actos pura política involucrándose en ellos hasta las últimas consecuencias. Es decir, si va a fotografiar algo relacionado con drogas lo hace consumiéndolas, porque según él “un artista auténtico ha de pagar con su cuerpo, con su muerte, con su daño».

Esta intensidad vital se refleja en una obra compleja y oscura en la que se explora a sí mismo por medio del autorretrato. No sólo ha movido su obra por galerías de todo el mundo, sino que, además, ha editado varios fotolibros en los que muestra los rincones más oscuros en los que se ha visto inmerso mientras viajaba.