Estamos en plena semana de celebración del Carnaval de Málaga, y nuestros profesores han estado desarrollando y trabajando material pedagógico sobre esta celebración, para nuestros cursos de francés. Además de mucho vocabulario, hemos repasado los espectaculares carnavales que se celebran en distintos países francófonos.

Por eso hoy en el blog de Alianza Francesa Málaga, vamos a conocer algo más sobre ellos, a través de impresionantes imágenes. El origen de la palabra “carnaval” procede del latín carnelevare, compuesto de carne ‘carne’ y levare ‘quitar’, por alusión a la tradición de no comer carne durante el ayuno de Cuaresma. El término tradicional castellano carnestolendas procede de la elisión de la frase latina (dominica antes) carnes tollendas ‘(domingo antes de) quitar las carnes’.

Cuando pensamos en el Carnaval se nos vienen a la cabeza imágenes de ciudades españolas como Cádiz o Tenerife, y de celebraciones emblemáticas como las de Venecia o Río de Janeiro. Pero hoy nos vamos a centrar en cinco lugares de geografía francófona con interesantes, desconocidas y muy divertidas aproximaciones a la fiesta del carnaval.

CARNAVALES FRANCÓFONOS

MARTINICA

Martinica es una pequeña isla francesa cerca de Sudamérica, lo que supone una mezcla de cultura caribeña y francesa. Durante la celebración de uno de los carnavales francófonos más célebres hay música sin parar y fiestas en la calle.

Su importancia está profundamente arraigada en la historia de Martinica y casi todos los días del carnaval se dedica a un tema único. Por ejemplo, el lunes es reconocido como el día de las bodas burlescas porque todos los hombres se visten con trajes de novia, y el martes es el día del diablo.

BINCHE

El Carnaval de Binche, en Bélgica, posee una larga historia, aunque alrededor de esta se han construido muchas leyendas que a menudo deforman su realidad. Su origen parece datar de 1549. Los «Gilles de Binche» fueron presentados a la reina de Francia, María Teresa de Austria, esposa de Luis XIV, e hija del rey Felipe IV de España, después de la victoria de Arras, y de la anexión a Francia de las antiguas provincias españolas del norte.

Los Gilles personificaron a los indígenas andinos, algo similar a lo que puede encontrarse en el folklore boliviano, y sobre todo en Tarija. Los “máscaras blancas” de los «Gilles» tenían razones estéticas, ya que escondían los rostros «sucios» del pueblo, en su mayoría carboneros. En 2003, el Carnaval de Binche fue declarado Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad por la Unesco, siendo inscrito en 2008 en la Lista representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad

NIZA

El Carnaval de Niza es una de las manifestaciones invernales más importantes de la Costa Azul. Durante más de quince días, la ciudad vive al ritmo de los festejos. Humor, burla y poesía se dan cita en esta gran cita popular. El Carnaval se articula en torno a dos manifestaciones bien distintas: el corso carnavalesco, de día y de noche, y la Batalla de flores. En la plaza Masséna, las carrozas alegóricas o burlescas desfilan acompañadas de elementos de animación, artes de calle y grupos musicales internacionales.

Estos corsos carnavalescos adoptan la apariencia de viajes iniciáticos… Frente al mar, la gracia y la elegancia de las batallas de flores evocan la importancia de las flores y realzan el patrimonio floral de la región. Este es la parte del Carnaval más poética, que no puede disociarse de la parte más irónica.

QUEBEC

Quebec, la primera de las grandes ciudades canadienses que aparecen en la parte oriental del país, a lo largo del curso del río San Lorenzo, acoge cada año – y ya van más de sesenta ediciones – una gran fiesta cuya celebración se prolonga normalmente entre finales de enero y mediados de febrero.

Fue allá por el año 1894 cuando comenzó esta tradición, en la ciudad de Quebec, como una manera de poner buena cara al duro frío invernal. Una tradición que solo fue interrumpida por las dos Guerras Mundiales y el Crac del 29, y que fue refundada en 1954 como Carnaval y Festival. Un año después, en 1955, aparecería el símbolo de la fiesta: un gran muñeco de nieve vestido con un gorro rojo y el icónico cinturón multicolor con bandas en forma de flecha.

A partir de entonces, solo se puede hablar de una historia de éxito, hasta el punto de haberse convertido, en la actualidad, en uno de los carnavales francófonos con mayor impulso turístico de la ciudad durante el invierno, con figuras de hielo, mercados de comida y mucha fiesta en la calle.

 

DUNKERQUE

El carnaval de la ciudad portuaria del norte de Francia, Dunkerque, se lleva a cabo durante seis semanas, y hacia la mitad se celebran las »Trois Joyeuses», cuatro días seguidos de fiesta. Aunque no están muy claros sus orígenes, se considera que las celebraciones del carnaval de Dunkerque provienen de la fusión de una fiesta pagana con la conmemoración de la partida de los pescadores de este puerto hacia Islandia.

En las tradiciones del carnaval se incluyen cantos de marineros y los músicos se visten con impermeables amarillos como los pescadores de bacalao. Además, se lanzan arenques delante del ayuntamiento para recordar las grandes campañas de pesca de antaño. Por las calles, personajes propios de este carnaval interpelan a los viandantes.

Además de gigantes (llamados “reuze”), en las calles puedes ver personajes típicos de este carnaval como los “intrigueurs” y “figuemen”, que asustan a los viandantes con su caña de pescar, de la que cuelga un trozo de pescado ahumado o de queso. La gente suele llevar coloridos paraguas como complemento: cuentan que la gente de la ciudad empezó a usarlos para mofarse de los campesinos que acudían con ellos a la fiesta y esta costumbre pervive hasta hoy. Otro de los aspectos distintivos de la fiesta son los paraguas; cuentan que la gente de la ciudad empezó a usarlos para mofarse de los campesinos que acudían con ellos a la fiesta y esta costumbre pervive hasta hoy.