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Francia se ha convertido en el primer país del mundo en reconocer el derecho al aborto en su Constitución. Esta decisión tiene por objetivo “prohibir que la ley cuestione esta libertad en el futuro”, según el Gobierno estatal.

Así lo han decidido esta semana los miembros de las dos cámaras del Parlamento francés, que aprobaron este lunes 4 de marzo el texto modificatorio de la carta magna destinado a proteger la libertad de las mujeres a abortar en una sesión conjunta extraordinaria en el Palacio de Versalles. Fueron 780 votos a favor frente a 70 en contra y 50 abstenciones, muy por encima de los tres quintos requeridos para introducir una reforma en la Constitución del país, lo que garantiza que tenga un ser un escenario increíblemente improbable para su revocación.

¿Qué recoge la reforma? Con este cambio aprobado por el Parlamento, se añadirá al artículo 34 de la Constitución francesa el siguiente párrafo: “La ley determina las condiciones en las que se ejerce la libertad garantizada a la mujer de recurrir a la interrupción voluntaria del embarazo”. Esta iniciativa fue impulsada por el presidente francés, Emmanuel Macron, después de que el Tribunal Supremo de Estados Unidos derogase en 2022 el reconocimiento federal al derecho al aborto, dejando su autorización en manos de cada estado. Asimismo, el Gobierno de Francia también busca reafirmar esta libertad ante “ciertos movimientos que pretenden restringir el derecho al aborto y a la anticoncepción” en otros países de Europa.

Las mujeres tienen derecho legal al aborto en Francia desde 1975 cuando se promulgó la llamada Ley Veil, gracias a Simone Veil, abogada y política francesa, superviviente del Holocausto, una figura esencial y pionera para entender los avances de la ley del aborto en Francia. Las disposiciones de esta normativa fueron plasmadas de forma definitiva en 1979 a través de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo.

El proyecto de ley que incluye el reconocimiento del derecho al aborto en la Constitución será promulgado por Macron este viernes 8 de marzo, coincidiendo con el Día de la Mujer. La sesión en Versalles estuvo marcada por discursos emotivos y orgullosos por parte de los líderes políticos. El primer ministro, Gabriel Attal, destacó el aborto como «la más íntima de las libertades» y rindió homenaje a Simone Veil, la figura clave detrás de la ley francesa de 1975 que legalizó el aborto. Attal afirmó que Francia es fiel a su historia al defender este derecho fundamental.

Por su parte, la diputada de La Francia Insumisa, Mathilde Panot, subrayó la importancia del gesto francés a nivel internacional, afirmando que el derecho al aborto «solo molesta a los reaccionarios» y que la decisión de Versalles es una promesa para las mujeres de todo el mundo que luchan por sus derechos reproductivos.

Al 85% de los ciudadanos franceses que se declararon en acuerdo con el aborto legal les hizo muy feliz esta decisión y festejaron fuera del Parlamento entre pancartas, abrazos y el himno feminista de los 70s, Debout les femmes.

 

¿Qué significa entonces libertad garantizada? ¿Cómo se llegó a esta decisión? ¿Aplicará solo para las mujeres o para todas las personas gestantes? No te pierdas este reportaje de France 24.

El aborto en otros países

A pesar de este avance significativo, aún persisten desafíos en aquellos países donde el acceso al aborto está limitado o prohibido por completo. Según Amnistía Internacional, los abortos clandestinos representan una grave amenaza para la salud y la vida de las mujeres. Cada año, un porcentaje significativo de muertes maternas se deben a abortos inseguros, especialmente en regiones donde el acceso a servicios médicos seguros es limitado.

A diferencia de los abortos legales, practicados por proveedores de servicios médicos capacitados, los abortos inseguros pueden tener consecuencias fatales. Cada año, entre el 4,7% y el 13,2% de las muertes maternas se deben a un aborto peligroso. Se calcula que en las regiones desarrolladas, por cada 100.000 abortos peligrosos se producen 30 defunciones, mientras que esta proporción aumenta hasta las 220 defunciones por cada 100.000 abortos peligrosos en las regiones en desarrollo.

La decisión que la Suprema Corte de Estados Unidos tomó en 2022 sobre anular el caso Roe vs. Wade dejó como libre elección para cada estado del país americano establecer el derecho al aborto). Esto también pasó a la historia, pero en el sentido opuesto, pues representa un retroceso para la libertad reproductiva de las mujeres no solo allá, sino también en el resto del mundo.

En cuanto a la posibilidad de que otros países lleven a cabo una iniciativa similar a la aprobada en Francia, el catedrático señala que “es difícil” que en el contexto europeo se dé “una mayoría parlamentaria tan amplia” como la que hay en el Estado galo. Asimismo, indica que en otros territorios tampoco es necesario porque el derecho al aborto “ya está suficiente consolidado por vía legislativa”, como sería el caso de España.

Según la legislación aprobada hace 163 años, el aborto sigue siendo un delito en Inglaterra y Gales. La Ley de Delitos contra las Personas de 1861 establece que es ilegal que una mujer se procure su propio aborto o facilite los medios para que otra mujer interrumpa un embarazo.

Lo que hoy hace accesible la interrupción del embarazo es la Ley del Aborto, aprobada por el Parlamento en 1967. La norma permite a los médicos practicar abortos y a las mujeres acceder a ellos, pero solo si cuentan con la autorización de dos médicos colegiados y reúnen al menos una de una serie de circunstancias específicas. Entre ellas están el posible riesgo para la salud física o mental de la madre o de los hijos existentes en su familia, cualquier riesgo sustancial para su vida y cualquier anomalía física o mental grave que pudiera presentar el feto.

En 1990 se añadió un plazo de 24 semanas, pero con excepciones, por ejemplo, si la mujer corre riesgo de muerte o «daño permanente» para su salud física o mental, o si existe una anomalía fetal grave. Pero fuera de estas restricciones, las mujeres pueden seguir enfrentándose a una pena de cadena perpetua, una de las penas más duras por abortar ilegalmente en Europa.

Francia, pionera en la defensa de los derechos de las mujeres, ha asumido un papel de liderazgo al globalizar este derecho fundamental. En un momento en que el acceso al aborto está siendo restringido en otros países, la decisión de Francia envía un mensaje claro de resistencia contra las tendencias regresivas y autoritarias.

 

Simone Veil: la pionera del derecho al aborto, en la cultura

Simone Veil, la mujer del siglo es la biografía de esta extraordinaria mujer. Jueza, llegó a la política desde el mundo de las leyes y en el Ministerio de Justicia trabajó para mejorar las condiciones de las cárceles de mujeres y el trato a las presas. Ministra de Salud y Seguridad Social en los gobiernos de Jacques Chirac y Raymond Barre, aprobó el acceso a los anticonceptivos y legalizó el aborto (Ley Veil). Fue presidenta del Parlamento Europeo desde 1979, que abandonó para volver de nuevo como ministra de Sanidad con el Gobierno de Édouard Balladur.

Liberal de centroderecha, se enfrentó siempre a la extrema derecha del Frente Nacional, y contagió de humanismo y justicia el mundo de la política. «Fue una anomalía en la política». Una rareza que resuena de un modo especial en esta Europa del siglo XXI. Con más de dos millones de espectadores en Francia, la película está protagonizada por Elsa Zylberstein, responsable del proyecto, y Rebecca Marder, que la interpreta en sus años jóvenes.

 

Lectura recomendada: ‘El acontecimiento’, de Annie Ernaux

Una mujer ante una sociedad en la que el aborto es un tabú (y un delito). En octubre de 1963, cuando Annie Ernaux se halla en Ruán estudiando filología, descubre que está embarazada. Desde el primer momento no le cabe la menor duda de que no quiere tener esa criatura no deseada. En una sociedad en la que se penaliza el aborto con prisión y multa, se encuentra sola; hasta su pareja se desentiende del asunto. Además del desamparo y la discriminación por parte de una sociedad que le vuelve la espalda, queda la lucha frente al profundo horror y dolor de un aborto clandestino.

«Busco siempre que mi escritura sea incisiva, que vaya al corazón de las cosas.» Annie Ernaux (declaraciones al diario Clarín)