La caída del imperio americano: un dilema ético
miércoles, 17 abril 2019
El cineasta canadiense Denys Arcand cierra la trilogía social que inició en los 80 con ‘La caída del imperio americano’, una comedia detectivesca que explora el salvaje triunfo del capitalismo.
¿Qué harías si encontraras por casualidad una bolsa llena de dinero? De mucho más dinero del que pudieras ganar trabajando honradamente durante toda tu vida. Es probable que, como cualquiera, hayas fantaseado más de una vez con una idea parecida ¿Te la quedarías o buscarías a su dueño? El protagonista de La caída del imperio americano lo tiene claro en la última película del director quebequense Denys Arcand: él se queda con la bolsa.
La trilogía del éxito
En 1986 el realizador estrenó el filme que daría inicio a un ciclo sobre la crisis de Occidente y sobre la condición humana llamado El declive del imperio americano (Le déclin de l’empire américain). La cinta fue todo un triunfo para el director y su equipo: obtuvo una nominación a los Oscar de ese año y fue premiada en Cannes y en Toronto.
Años más tarde, ya en 2003, el realizador sorprendió con Las invasiones bárbaras (Les invasions barbares) con la que -esta vez sí- ganó el Oscar a Mejor Película Extranjera. Tres décadas después Arcand pone punto y final a su proyecto con La caída del Imperio americano (La chute de l’empire américain), que cuenta con el clamor de buena parte de la crítica internacional.
El argumento
La película, en formato de thriller, cuenta la historia de Pierre-Paul Daoust (Alexander Landry), un inteligente joven doctorado en filosofía que sobrevive como puede a base de trabajos precarios que se encuentra en plena crisis existencial. Un día, repartiendo en una furgoneta asiste de forma accidental a un atraco que sale muy mal para todos los implicados. Pierre-Paul observa como una bolsa de gimnasia llena de dinero cae a sus pies sin testigos en las inmediaciones. La perspectiva de ver por fin un cambio en su vida supera todos los escrúpulos que pudiera tener y decide llevarse la bolsa consigo.
Con la inestimable ayuda de una escort de lujo, un motero ex convicto y un abogado que sólo quiere aprovecharse de la situación, el protagonista aprenderá cómo gestionar esa ingente cantidad de pasta mientras los ladrones y la policía la buscan. Cegado por la gallina de los huevos de oro y a pesar de su alto C.I., Pierre-Paul caerá en todas las trampas.
Arcand te hace pensar
Este polar que coquetea con la comedia y que cuenta con guion propio del director, busca algo más que entretener al espectador. Y lo hace a través de un reparto coral completamente canadiense que da vida a unos personajes carismáticos y cultos, aunque arquetípicos, que se mueven en mundos muy diferentes y que se sirven de contrapunto unos a otros.
Como ya hizo con las dos cintas que la preceden, a través de La caída del imperio americano Arcand pone de relieve casi todos los males de la época en que vivimos: evasión de impuestos, miseria, prostitución de lujo, ignorancia de las masas y la larga sombra de los Estados Unidos impregnándolo todo.
La avaricia y el poder se enfrentan con la ética en un largometraje que proyecta las contradicciones de la sociedad actual que todos vivimos en primera persona y a diferentes niveles. La caída del imperio americano no es exactamente una denuncia, sino más bien una llamada a la acción. Lo que Arcand pretende decirnos, a pesar de su pesimismo y sacándonos alguna carcajada de camino, es que todavía no es tarde para despertar nuestra conciencia y que, por supuesto, tenemos que hacerlo.