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Christian Ubago

Christian Ubago

Profesor examinador

Soy el más viejo de la AF de Málaga; así que se supone que soy la persona con más experiencia de este centro… Pero no lo estoy tan seguro ya que el tiempo no es siempre sinónimo de pericia ni de maestría.

En cambio, si estoy seguro de que soy la persona aún activa en la AF que habrá visto desfilar el más grande número de estudiantes, de directores, de becarios o becarias, de sedes (las aulas frías de San Agustín, el apartamento de Marín García con ventanas sin doble acristalamiento donde había que aguantar la voz de 100 decibelios del camarero de Lo Güeño que no paraba de gritar HAY PAELLA), de fotocopiadoras, de material escolar (de la pizarra y tizas y lectores VHS hasta nuestros nuevos TBI y ordenadores). ¡Tanto cambio durante esos años! Pero sin embargo para mí la ilusión de levantarme por la mañana y de impartir clases de francés sigue intacta. Pensándolo bien, creo que esta motivación debe de proceder tal vez de mi origen.

Mi padre, niño vasco víctima de la guerra civil, fue como tantos otros miliares evacuado por la Cruz Roja y por casualidad fue acogido por una familia en Bélgica (el azar lo podía haber enviado también en la Unión Soviética…). Y es ahí que nací yo en la parte más este del país donde se unen las fronteras de 3 países. Cuando vuelvo a mi pueblo, Baelen (que es también mi dirección de mail…) subo siempre a la colina más alta donde puedo visualizar esta realidad geográfica: mirando al norte, a los pocos kilómetros puedo ver las primeras tierras de habla holandesa que se extienden hasta Groningen; girando hacia el este empieza el inmenso territorio lingüístico alemán que alcanza las fronteras frías de Polonia y la Europa central del Imperio austro-húngaro. Cuando mis ojos se dirigen hacia el oeste y el sur empiezo a viajar en mi mente con mi idioma, el francés, hasta los acantilados de Bretaña y los Pirineos y me doy cuenta que estoy allí arriba como una atalaya vigilando los confines del mundo francófono.

De joven y otra vez en la cima de esta colina, avisté un día la ciudad alemana de Aquisgrán (Aachen, Aix-la-Chapelle) a unos 20 kilómetros (que fue capital del primer proyecto europeo político erigido por Carlos Magno) y realicé la importancia de la riqueza de esta mezcla de culturas y de idiomas. Y en aquel momento supe que quería dedicarme a la educación y al aprendizaje de idiomas.
Después de mis estudios de profesor de primaria trabajé en varias escuelas en Bélgica y hice un servicio civil como objetor de consciencia siempre en el sector de la educación y de la cultura.

Otra experiencia de mi vida que me marcó y determinó en cierta medida mi decisión de ser profesor de francés para extranjeros fue cuando trabajé de voluntario durante un año en un proyecto educacional para niños minusválidos en Portugal donde me di cuenta de que, al no hablar portugués al inicio de mi estancia, el verdadero minusválido era yo. Ahí aprendí a escuchar, relativizar y ser positivo; cosas que me siguen sirviendo hasta hoy.

A mi vuelta a Bélgica (y mi visita a mi colina) fui a Bruselas (otro microcosmos increíble de culturas e idiomas) y emprendí entonces una doble carrera de turismo y de profesor de FLE en la Alianza Francesa de Bruxelles-Europe. Durante mi formación tuve la oportunidad de dar clases para principiantes donde había en la misma aula estudiantes de Corea, India, Perú, Hungría, Russia y otros 10 países más. ¡Una gran lección de comunicación intercultural!

Empecé en el sector turístico (guía y también animador polivalente en los clubes de vacaciones- de ahí mi lado “presentador” y “organizador” de juegos cuando hacemos fiestas en la Alianza). El azar de este trabajo me llevó aquí en España en la Costa del Sol donde pude empezar a trabajar en la Alianza francesa y dar así (con mi colega belga Carmen de la antena de Nerja) la dimensión internacional de la “francophonie” a la AF de Málaga.

Colorín, colorado, el cuento se ha acabado y estamos de vuelta a la casilla de salida.

Ahora, con mis excelentes colegas tenemos muchos retos: consolidar las clases, integrar el “digital” en nuestros prácticas, apoyar a los profesores españoles de francés en las escuelas primarias y secundarias, fortalecer el dispositivo de exámenes Delf – Dalf, formar y ayudar a los nuevos correctores de exámenes, desarrollar las clases para jóvenes y niños,….

Necesitaré volver más a mi colina para reponer fuerzas.