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Apenas unos meses después de haber rodado en España algunas secuencias de su última cinta, Un trabajo inesperado, la esposa de Pascal Chaumeil hacía público el fallecimiento del cineasta, a causa de un cáncer. Su pronta muerte -apenas 54 años- dio al traste con una carrera que había comenzado de forma prometedora con Los seductores (2010). Una comedia de cierto éxito y en cuyo rodaje estableció un lazo de amistad con el actor Romain Duris, que se mantuvo hasta su última producción, la citada Un trabajo inesperado.

Pese a que su producción como director se inició tardíamente, Chaumeil no surgió precisamente de la nada: durante muchos años fue ayudante de dirección de Luc Besson, y dirigió asimismo varias producciones televisivas. La más destacable, aquel sólido thriller que fue Engrenages. Y mantuvo desde entonces un encomiable ritmo que le llevó, tras Los seductores (2010), a presentar en pocos años Llévame a la luna (2012) o Mejor otro día (2014), en coproducción con Reino Unido. Varias de ellas, disponibles en nuestra mediateca o en Filmin.

En poco más de seis años, Chaumeil rodó cuatro películas y trabajó en varias series de televisión. La última de ellas: Glacé.

Netflix recuperó en 2017 Glacé, su último proyecto

Dos años después del fallecimiento, en 2017 Netflix estrenó Glacé, una de las muchas producciones que el realizador francés había dejado a medias con su desaparición, y que fue continuada por Gérard Carré y Laurent Herbiet.

A lo largo de los seis episodios, la producción cuenta la historia del comandante Martin Servaz (Charles Berling) que se ve obligado a investigar un caso en un lugar al que no hubiera querido volver: una recóndita aldea en los Pirineos de amargo recuerdo para el protagonista. A su lado contará con Irène (Julia Piaton), una agente local que le guiará a través de los nuevos secretos del pueblo.

La producción cuenta cada uno de los mimbres del género negro, cliffhungers incluidos, estando tal vez un escalón por debajo del suspense algo más afilado de El bosque, pero el conjunto se ve con interés, pese a su -perseguida- frialdad. Berling, actor de dilatada trayectoria al que recientemente hemos visto en Sin dejar huellas o Clara y Claire, carga con todo el peso de una historia de silencios y cuentas pendientes, en la que también brilla la afinadísima y geométrica fotografía de Dominique Bouilleret, y la música pesada e industrial de Alexandre Lessertisseur.

Así, si la filmografía de Chaumeil estuvo siempre más volcada del lado de la comedia, Glacé inclina la balanza hacia su vertiente más televisiva: la del thriller y el suspense. Eso sí, con algún toque de humor y un guiño a su creador: no dejen escapar el detalle del póster de Los seductores en plena comisaría. El primer capítulo va en su memoria.