En este artículo hablamos de… , , ,

Adentrarse en el entramado mundo de los diplomas oficiales y los niveles europeos de idiomas puede ser complicado. El belga Christian Ubago, profesor examinador de la Alianza Francesa de Málaga, arroja luz en el tema con este artículo sobre la adquisición de diplomas oficiales como el DELF.

¿Cuál es mi nivel de francés? ¿Cómo podría saberlo? ¿A qué examen me puedo presentar? ¿Y mis hijos? ¿Cuál es la diferencia entre el B1 y el B2? ¿Con qué diploma mi hija puede ir a una universidad en Francia en un programa Erasmus? ¿Cuánto tiempo hay que estudiar para pasar de un nivel a otro? ¿A qué nivel equivale el DELF?

Estas preguntas nos las hacen diariamente todas las personas que en su proceso de aprendizaje de un idioma (el francés en este caso) se preocupan por saber exactamente su nivel con el objetivo eventual de presentarse a un examen, como por ejemplo el DELF, que en varios casos puede ser imprescindible para su vida laboral o académica o la de su familia. Para contestar todas estas cuestiones, primero es necesario hacer un poco de historia.

El génesis del MCERL

El Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas: aprendizaje, enseñanza, evaluación, es el resultado de más de diez años de investigación llevada a cabo por especialistas del ámbito de la lingüística aplicada y de la pedagogía, procedentes de los cuarenta y un estados miembros del Consejo de Europa.

El Marco de Referencia se ha elaborado pensando en todos los profesionales del ámbito de las lenguas modernas y pretende suscitar una reflexión sobre los objetivos y la metodología de la enseñanza y el aprendizaje de lenguas, así como facilitar la comunicación entre estos profesionales y ofrecer una base común para el desarrollo curricular, la elaboración de programas, exámenes y criterios de evaluación, contribuyendo de este modo a facilitar la movilidad entre los ámbitos educativo y profesional. Se trata de un documento cuyo fin es proporcionar una base común para la elaboración de programas de lenguas, orientaciones curriculares, exámenes, manuales y materiales de enseñanza en Europa.

El documento que aquí se presenta es una traducción y adaptación española del European Framework del Consejo de Europa, y es fruto de la labor coordinada por la Dirección Académica del Instituto Cervantes.

Como pueden apreciar, en la figura 1 de la página 25 de este documento el aprendizaje de un idioma se declina en 6 niveles bien diferenciados y supuestamente conocidos (del A1 al C2), cuyos descriptores generales de exigencias de nivel se encuentran en la “escala global” de la página 26. Descriptores más finos aplicados a cada competencia lingüística están plasmados en los cuadros de las páginas 62 hasta 85 del mismo documento.


Para presentarse con acierto a un examen del DELF /DALF o para poder matricularse en un módulo de aprendizaje eficiente, resulta fundamental conocer su nivel real de idioma.

El CIEP (Centre International d’Etudes Pédagogiques que en breve se llamará France Education International) propone un test de evaluación online (que no es gratis) bastante completo. Por nuestra parte, la Alianza francesa de Málaga propone también tests online de nivel (contenidos gramaticales y léxicos + expresión escrita) además de una prueba oral para las personas que desean matricularse en los módulos de nuestros cursos. Este proceso es indispensable para garantizar el máximo de homogeneización de los grupos de estudiantes.

Cuidado con la «titulitis»

En un mundo globalizado feroz, el diploma de conocimiento de un idioma puede a menudo abrir puertas dentro de un mercado de trabajo escaso. De ahí esta carrera loca a la caza de los diplomas. Pero ¡ojo! Las prisas no son buenas consejeras:

¡He aprobado el B1 en febrero! ¿Me puede presentar al B2 en junio?

Esta pregunta (bastante frecuente) es reveladora de estas prisas que acabamos de mencionar. Indica también un desconocimiento de los intervalos crecientes que existen entre los diferentes niveles del MCERL.

En efecto, la escalera del A1 al C2 no está formada por peldaños de la misma altura. La brecha entre cada nivel es cada vez mayor. Por ejemplo, se estima que el nivel horario de aprendizaje entre el B1 y el B2 es de más o menos 225 horas. Sin embargo, sube a más o menos 275 horas para pasar del B2 al C1.

Enfrentarse a un examen como el DELF, el DALF o cualquier otro, habitualmente genera estrés y tensión. Por consiguiente, para aprobar hay que enfrentarlo con un colchón de seguridad, es decir, con un bagaje académico superior a los requisitos y contenidos del nivel evaluado. Por otra parte, el conocimiento del examen en sí (naturaleza y formato de las pruebas, que pueden variar bastante de un idioma a otro; así como las plantillas de evaluación empleadas) resulta primordial. Nuestros talleres de preparación a los exámenes pueden, de esta forma, ayudar a los candidatos.

Por último, lo más importante y revelador (teniendo en cuenta la pregunta de más arriba): estudiar un idioma no se puede concebir con la mentalidad que los franceses llaman bachotage, es decir, considerar la lengua como un objeto cualquiera de estudio que se repasa a toda velocidad y lo justo para aprobar y tener un diploma (y olvidarla a continuación…).

Un idioma es un vector de comunicación, una forma de pensar, de imaginar el mundo, una cultura y una historia. Hay que respetarlo, practicarlo y actualizarlo. Presentarse a un examen de francés sin tener en cuenta estos valores conduce generalmente al fracaso y la frustración.

Como dijo Paul Valéry, escritor y filósofo francés de principios del siglo XX, “El diploma es el enemigo de la cultura. Cuando los diplomas cobraron importancia en la vida, el rendimiento de la enseñanza se debilitó. El diploma da a la sociedad un fantasma de garantía y a los titulados fantasmas de derecho.” Paradójicamente, este extracto de la reflexión de Paul Valery pertenece a la prueba de comprensión escrita de un examen DALF C1.

Christian Ubago
Coordinador FOS y Pedagogía / Profesor Examinador