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Françoise Gilot: mucho más que Picasso (1921-2023)

Françoise Gilot ha fallecido a los 101 años. Fue una pintora, crítica de arte y escritora francesa con un innegable talento como artista; sin embargo supo casi desde el principio que viviría a perpetuidad a la sombra de Pablo Picasso. La que fue amante y madre de dos de sus hijos, Claude y Paloma Picasso, escribió en su momento una polémica biografía sobre su vida con el pintor que el malagueño trató de bloquear a toda costa y que se acabó convirtiendo en un éxito de ventas.

Hija de un agrónomo y empresario empeñado en que su hija fuera abogada y de una pintora que acabó por contagiarle la pasión por el oficio, Gilot tuvo claro su amor por la pintura desde muy temprano. Lo contaba Lisa Stevenson, jefa en Sotheby’s, tras la venta de Paloma a la Guitare, su obra más famosa, por 1,3 millones de dólares: «No es muy sabido que el compromiso de Gilot con el arte estuvo presente mucho antes de su relación con Pablo Picasso, y lamentablemente a menudo quedó a su sombra».

En 1973 fue nombrada directora de arte de la revista académica Virginia Woolf Quarterly. ​ En 1976 se unió a la junta del Departamento de Bellas Artes de la Universidad del Sur de California. Recibió la medalla Legión de Honor, una de las mayores distinciones en Francia. Estudió filosofía y literatura inglesa en la Universidad de Cambridge y el Instituto de la Universidad de Londres en París. Durante la segunda guerra mundial, fue brevemente detenida tras participar en un acto político en el que se depositaban flores en la Tumba de los desconocidos, por lo que su nombre fue inscrito en una lista de alborotadores, algunos de los cuales posteriormente fueron ejecutados por los alemanes. Gilot dividía su tiempo entre Nueva York y París, y continúo exhibiendo su trabajo internacionalmente.

Françoise Gilot fue introducida al arte a una temprana edad por su madre y abuela. Su abuela celebró una fiesta Françoise cuando tenía aproximadamente cinco años, donde un hombre llamó la atención de Gilot, y preguntó a su abuela de quién se trataba. El hombre resultó ser el pintor, Emile Mairet, ​con quien el padre de Gilot desarrolló una estrecha relación, y Françoise a menudo se unía a ellos para visitar su estudio. Con veintiún años conoció a Picasso, que tenía 61. A pesar de que Picasso influenció la obra de Françoise Gilot como pintor cubista, esta desarrolló un estilo propio. Evitaba los bordes afilados y formas angulares que Picasso solía utilizar y, en cambio, utilizaba figuras orgánicas. Durante la guerra, el padre de Gilot trató de salvar sus pertenencias más valiosas trasladándolas, pero el camión fue bombardeado por los alemanes, produciendo la pérdida de los dibujos y acuarelas de la artista.

Varios historiadores de arte afirman que fue la relación con Picasso la que cortó su carrera artística. Cuando Gilot abandonó a Picasso, este instó a los tratantes de arte que conocía que no trabajaran con Gilot, mientras que ella ha manifestado que el que fuera identificada como pareja de Picasso o como amiga de Matisse le resultó perjudicial como artista.

El mismo Picasso, cargado de soberbia y resentimiento, se lo expuso con toda la crudeza posible al enterarse de que Gilot iba a hacer lo que ninguna otra amante había osado hacer antes que ella: abandonarle. «¿Crees que la gente estará interesada en ti?», le dijo a la pintora francesa. «Nunca lo harán, realmente, solo por ti. Incluso si crees que le gustas a la gente, solo será una especie de curiosidad que tendrán sobre una persona cuya vida tocó la mía tan íntimamente».

Picasso y Gilot nunca se casaron, pero tuvieron dos hijos juntos. Su hijo, Claude, nació en 1947 y su hija, Paloma, nació en 1949. Durante sus diez años juntos, Gilot fue a menudo acosada en las calles de París por la esposa de Picasso, Olga Khokhlova. En 1964, 11 años después de su separación, Gilot escribió Vida con Picasso (con el crítico de arte Carlton Lake), un libro que vendió más de un millón de copias en docenas de lenguas, a pesar de las fracasadas acciones legales de Picasso para tratar de detener su publicación.​

A partir de entonces, Picasso rechazó ver a sus hijos Claude y Paloma más. Todos los beneficios del libro fueron destinados a ayudar a Claude y Paloma a hacer un requerimiento para ser reconocidos como herederos legales de Picasso.

En esos diez años de relación con Picasso hubo momentos felices. Gilot recuerda la gentileza con que le trataba en los primeros años. Pero también viajes del artista al sur de Francia con los ocasionales escarceos románticos con otras mujeres. Cuando le dijo que le dejaba en septiembre de 1953, el genio no daba crédito. «Ninguna mujer deja a un hombre como yo», le dijo.

A Gilot nunca le faltó tirón de público. Siguió encontrando compradores para sus cuadros abstractos pese a la maldición de su ex pareja. Su obras, que trataban de alejarse del estilo de Picasso, están colgadas en museos como el Metropolitan y el MOMA de Nueva York o el Centro Pompidou de París.

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Ensor, Delvaux o Magritte: arte belga en Málaga

Más de setenta obras de arte belga llegan a Málaga procedentes del Musée d’Ixelles de Bruselas, con esta exposición que incluye piezas icónicas de Ensor, Delvaux o Magritte. La muestra ofrece un completo y singular panorama de las principales tendencias plásticas desarrolladas en Bélgica desde el fin-de-siècle hasta los años cuarenta del siglo XX.

En este período de intensa búsqueda de modernidad, el arte belga presenta influencias internacionales y características específicamente locales, y se significa sobre todo por sus propuestas avanzadas, el atrevimiento creativo y la tensión entre el profundo apego a la realidad y la propensión a la imaginación desbordante. Un arte que destacó por su libertad creativa, el color deslumbrante y sus atmósferas enigmáticas.

Bajo esta premisa se presenta la exposición ‘Arte belga. Del impresionismo a Magritte. Musée d’Ixelles’ del Museo Carmen Thyssen Málaga, que se puede visitar hasta el próximo 5 de marzo de 2023. Desde la Alianza Francesa nos acercamos a esta muestra que recoge una importante colección artística del Musée d’Ixelles de Bruselas de inmenso valor cultural francófono.

La pinacoteca ofrece un completo y singular panorama de las principales tendencias pictóricas desarrolladas en Bélgica desde finales de siglo XIX hasta mediados del XX, a través de 77 obras de 53 artistas entre los que destacan nombres tan conocidos para el gran público como James Ensor, René Magritte o Paul Delvaux. Se trata de un ambicioso recorrido por la evolución artística en Bélgica que va del realismo al surrealismo, pasando por las vanguardias propias desarrolladas en este período de búsqueda de modernidad, en el que el arte belga destacó por su libertad creativa, color deslumbrante y sus atmósferas enigmáticas.

En esta exposición, la primera íntegramente internacional para el Museo Carmen Thyssen Málaga y la más completa realizada hasta la fecha en nuestro país sobre el arte belga de finales del XIX y principios del XX, encontramos un arte que bebe de influencias internacionales pero también presenta características específicamente locales, dando lugar a propuestas muy avanzadas donde conviven el atrevimiento creativo y la tensión entre el apego a la realidad y una propensión a la imaginación desbordante.

 

Un recorrido por el arte belga: del realismo al surrealismo pasando por las vanguardias

Así, el Museo Carmen Thyssen Málaga invita al espectador a adentrarse en el cautivador panorama del arte belga mediante un discurso cronológico que se recorre a través de las cuatro secciones en que se ha dividido el relato: el realismo y los orígenes del paisaje naturalista; el impresionismo y sus derivaciones; el simbolismo y las vanguardias fauvista y expresionista y, finalmente, el surrealismo. Nombres muy conocidos por el gran público como James Ensor, con un estilo colorista a medio camino entre el impresionismo y el expresionismo, o los máximos exponentes del surrealismo belga e internacional, René Magritte y Paul Delvaux, conviven con artistas que muchos espectadores tendrán ocasión de descubrir, como Jan Toorop, Émile Claus, Anna Boch, Fernand Khnopff, Léon Spilliaert o Jos Albert, entre otros muchos.

 

Entre las obras más destacadas del recorrido se encuentran Dunas, de Louis Artan, expuesta en la primera sección, que ocupa la Sala Noble (planta primera), y es un ejemplo del nacimiento de la modernidad en el paisaje belga; El gran interior de Jos Albert (1914), que recibe al visitante en la planta tercera, con su explosión de colores que enlazan al autor con el fauvismo francés; La mujer de la sombrilla, de Jan Toorop y Dunas al sol, de Anna Boch, que son ejemplos del mejor impresionismo producido en la Bélgica del fin-de-siècle; El donante feliz, de Magritte, con su inconfundible silueta de un hombre con bombín, o el sueño de inspiración clásica de Las cortesanas de Delvaux.

 

Un diálogo con la colección permanente y los viajeros españoles

‘Del impresionismo a Magritte’ plantea, además, un itinerario cronológicamente paralelo al de la colección permanente de la pinacoteca malagueña, lo que permitirá a los visitantes del museo establecer un interesante diálogo entre el arte español y el belga en el período mostrado. Desde el realismo y el naturalismo hasta comienzos del siglo XX, en el caso del museo, y siguiendo hasta las vanguardias en el de Ixelles.

No es la única conexión singular con nuestro país que el visitante encontrará en las salas, ya que algunos de los artistas presentes en la muestra fueron viajeros por España. Es el caso de Théo Van Rysselberghe, de quien se muestra una vista del Patio de los Leones de la Alhambra y que fue amigo íntimo de Darío de Regoyos, también presente en la exposición y en la colección malagueña, y que estuvo muy vinculado a la escena artística belga.

“Esta exposición es una oportunidad excepcional para conocer de primera mano y con notables ejemplos la esencia del arte belga, a través de la colección del Musée d’Ixelles, una institución fundada en 1892 que atesora en Bruselas una importante colección de  15.000 obras desde el siglo XIX hasta el arte contemporáneo”, destaca Lourdes Moreno, directora artística del Museo Carmen Thyssen Málaga, que pone en valor que, gracias a esta alianza internacional, Málaga se convierta en un escaparate temporal en nuestro país de estas obras maestras durante los próximos meses.

Théo Van Rysselberghe, Té en el jardín, 1901. Óleo sobre lienzo, 98 x 130 cm. Donación Madeleine Maus, 1922. Musée d’Ixelles (Bruselas)

 

El conjunto de obras mostrado es tan extenso que, junto a la sala de exposiciones de la tercera planta, se ha incorporado al recorrido la Sala Noble, en la primera. Además, como complemento a la propuesta, habrá un ciclo de conferencias con expertos internacionales en arte belga y un programa de actividades ligado a este proyecto, con acciones para los más pequeños y propuestas escénicas de pequeño formato. Por su parte, el catálogo que desgrana las claves de la exposición se ha editado en formato trilingüe, con textos en español, francés e inglés.

Toda la información de la muestra, que puede ser visitada del 11 de octubre de 2022 al 5 de marzo de 2023, está disponible en la página web www.exposicionartebelga.es.

René Magritte, El donante feliz, 1966. Óleo sobre lienzo, 55,5 x 45,5 cm. Adquirido en 1966. Musée d’Ixelles (Bruselas) © René Magritte, VEGAP, Málaga, 2022.

 

Bibliografía:

Nota de prensa: «El Museo Carmen Thyssen Málaga acoge el mejor arte belga moderno del impresionismo a Magritte». Arte belga. Del impresionismo a Magritte. Musée d’Ixelles. (Museo Thyssen Málaga).

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Las intimidades de Sophie Calle, en Málaga

Hay algo increíblemente familiar que nos invade cuando nos acercamos a la obra de Sophie Calle. La artista desafía al a veces inaccesible mundo de lo expositivo en el momento en el que el espectador pone un pie en la sala y comienza a leer algunos de sus textos. Son historias que conmueven, por su naturaleza, pero sobre todo por cómo están contadas o fotografiadas. Y algunas de ellas las podemos ver actualmente en el Centre Pompidou Málaga.

La artista ha puesto su vida en su obra; su intimidad. Pero no como un diario, más bien como pequeñas historias que decide revelar, algunas de sus vivencias. Es sólo la parte que ella “acepta contar”. A finales de 2021 inauguró una exposición retrospectiva en el Centre Pompidou Málaga, que se puede visitar hasta el próximo 17 de abril de 2022, y que supone un repaso por grandes momentos y piezas artísticas de toda su carrera.

Su obra, su estilo

Sophie declaró recientemente que, aunque su obra no contiene un alegato específicamente feminista, se toma como un cumplido cuando la gente le dice que lo tiene. Su trabajo sobre la intimidad es específicamente particular, y multidisciplinar; principalmente trabaja con textos y fotografías, pero también con vídeo y performance. En su obra se aprecia la oposición de lo público frente a lo privado, y los diversos registros que adopta en cuanto a identidad.

En el proceso de investigación en secreto, reconstruyendo o documentando las vidas de extraños, Calle manipula las situaciones y las personas. Así, en el acto de invitar a un extraño dormir con ella en Venecia, o trabajar como camarera de piso del hotel para observar subrepticiamente los invitados, Calle condiciona y refunde su propia identidad. Los documentos o “pruebas” que se derivan de estos proyectos conceptuales se presentan como fotografías, instalaciones foto-texto, video y libros de trabajo.

La exposición

La muestra, comisariada por Christine Macel, jefa del departamento de creación contemporánea y prospectiva del Centre Pompidou, repasa en seis obras -Las autobiografías; El Marido; El hotel; Dolor exquisito; No Sex Last Night; Souris Calle (álbum) y Souris Calle (vídeo)- los trabajos por Sophie Calle (9 de octubre de 1953 París, Francia) a lo largo cuatro décadas y en la que intenta plasmar sus temas recurrentes, como son la intimidad, la ausencia, muerte o las relaciones de pareja.

La exposición arroja luz sobre los casi cuarenta años de creación, a través de algunas de sus obras emblemáticas presentes en la colección del Centre Pompidou, e ilustrando los temas que son más recurrentes en su trabajo, como son retratar la intimidad, las relaciones sentimentales y la ausencia o la muerte.

El recorrido expositivo se abre con la serie El marido (1995) en la que nueve paneles narran las etapas de la historia de Sophie Calle con su exmarido Greg Shephard, como un diario que recoge sus palabras y las imágenes de aquella época. En la siguiente sala se exhibe El Hotel (1981), una serie fotográfica en la que Sophie Calle se desliza en la piel de una camarera de piso de un hotel veneciano para detallar su experiencia, aproximándose a la vida de extraños, durante tres semanas.

El recorrido continúa con Dolor exquisito (1984-2003), una obra creada tras una ruptura romántica. En nueve dípticos, cada uno compuesto por dos fotografías y dos textos bordados en un panel de lino, las palabras de Sophie Calle se codean con las de los anónimos a los que el artista preguntó ¿Cuál fue tu mayor dolor? La ruta finaliza con Souris Calle (2018), uno de sus proyectos más recientes y que se puede ver por primera vez en España. Este conjunto de obras visuales y sonoras se produjo tras la muerte de Souris, el gato de Sophie Calle, para quien pidió a cuarenta músicos que compusieran una pieza en su homenaje (entre los que se encontraban Bono, Laurie Anderson, Pharrell Williams y entre otros).

La exposición se completa con la proyección de la película No Sex Last Night (1992) en el auditorio. Se trata de una road movie a modo de diario, que está en el límite entre el arte y la vida, y que narra un momento de la relación con su exmarido.

Una artista única

Sophie Calle nació en París en 1953 y a principios de la década de 1970 emprendió un largo viaje alrededor del mundo. A su regreso a Francia, inició su primer trabajo fotografiando a desconocidos que perseguía en la calle y describiendo con palabras sus movimientos. Fueron sus primeras creaciones en las que la fotografía y el texto se funden y entrelazan en la pieza artística. En sus trabajos combina estos dos elementos, dando como resultado una narrativa artística muy personal y única. Calle es una artista conceptual, fotógrafa, operadora de cámara e incluso, en ocasiones, ha hecho de detective.

La muestra se puede visitar hasta el próximo 17 de abril de 2022, en Centre Pompidou Málaga, los lunes, miércoles, jueves, viernes, sábado y domingo, de 9:30 a 20:00 horas (incluyendo festivos).

 

 

 

 

 

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