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A las puertas de Cannes: las actrices francesas del siglo XXI

La 74 edición del Festival de Cannes trae consigo todo lo que nos perdimos el año pasado. El certamen de cine comercial más prestigioso del mundo ha citado a los artistas a sus puertas para el próximo 6 de julio. Tal y como avanzan las vacunaciones (especialmente entre colectivos privilegiados), no creemos que nadie se salte la invitación. Sabéis que, si algo nos gusta en la Alianza Francesa, es el cine. Por eso queremos amenizar la espera de tan anticipado evento repasando la lista de actrices francesas que se han ido a casa con un premio a la Mejor Actriz en lo que llevamos de siglo.

Las actrices francesas de Cannes: de Huppert a Bercot

El siglo XXI inauguraba el Olimpo de actrices coronadas en Cannes con dos papeles escritos por los dos directores europeos más inquietantes. En el año 2000, Lars von Trier estremecía a medio mundo con Bailando en la oscuridadpelícula que presentó a Björk como actriz revelación.

La artista islandesa se hizo con la Palma de Oro a la Mejor Actriz por su interpretación en el oscurísimo musical.

Al año siguiente, (fruto de una relación artística bastante más amable), Isabelle Huppert encarnaba a la profesora de piano más memorable del cine europeo, en la laureada cinta de Michael Haneke. Se inauguró así la serie de actrices francesas premiadas en el Festival de Cannes con el Premio a la Mejor Actriz.

Isabelle Huppert, el único doblete galo

La pianista, considerada una de las obras cumbres del austríaco Haneke, cuenta la retorcida relación entre Erika Kohut, una profesora de piano del conservatorio de Viena que vive una doble vida de inestabilidad emocional y depravaciones sexuales, y su alumno Walter, un aspirante a músico que siente tanta admiración y deseo como repulsión por ella.

Isabelle Huppert es la única actriz francesa en haber conseguido dos premios de interpretación en el Festival de Cannes

Cuando recibió su reconocimiento por La pianista, Isabelle Huppert se convirtió en la única actriz francesa en la historia de los premios del Festival de Cannes en hacerse con la Palma de Oro a la Mejor Actriz en dos ocasiones. Ya había sido premiada anteriormente por la cinta Violette Nozière, en 1978.

Isabelle Huppert es una de las artistas más queridas de su generación. Además de su inmenso talento, su trato cordial con la prensa y el perfil bajo que ha mantenido en su vida privada le han congraciado el favor del público. Su carrera como actriz es una de las más internacionales de su generación, y la diversidad de los roles que ha interpretado ha suscitado la comparación honrosa de la Meryl Streep europea.

Charlotte Gainsbourg

Ocho años más tarde, en el 2009, Charlotte Gainsbourg se llevaba la Palma a casa por la película Anticristo, otra vez, de Lars von Trier. En esta película, Charlotte Gainsbourg y Willem Dafoe interpretan a una pareja que intenta sobrevivir a la muerte de su hijo pequeño mientras su realidad se vuelve cada vez más estremecedora e inquietante.

Charlotte Gainsbourg es hija del compositor Serge Gainsbourg y la actriz Jane Birkin, aunque se ha ganado su sitio en el palmarés de Cannes por méritos propios. Ha aparecido en varias decenas de películas, y ha publicado cinco discos como cantante solista.

Juliette Binoche

Uno de los rostros más queridos del cine francés, dentro y fuera de las fronteras de la República. Juliette Binoche es, junto a Isabelle Huppert y Marion Cotillard, uno de los rostros más internacionales del séptimo arte galo. Un año después de la victoria de Charlotte Gainsbourg, Juliette Binoche recibía su primera Palma de Oro por su interpretación sin nombre en Copia certificada. 

Esta producción franco-italo-iraní fue dirigida por el autor iraní Abbas Kiarostami. En ella, Binoche interpreta a una coleccionista de arte que pasa un día con un escritor, interpretado por William Shimell, en el que se reflexiona sobre el arte y la vida mientras la línea entre ficción y realidad se difumina paulatinamente.

Juliette Binoche es uno de los rostros más queridos del cine francés, dentro y fuera de las fronteras de la República

Desde que comenzara su carrera, Juliette Binoche ha recibido premios y nominaciones de todos los certámenes y festivales importantes de Europa y Latinoamérica, incluyendo los Premios Oscar (dos nominaciones), Premios Goya, César, British Independent Film Awards, Premios del Sindicato de Actores…

Bérénice Bejo

Conocida internacionalmente por su papel de Peppy Miller en el exitazo The artist, de Michel Hazanavicius, esta actriz franco-argentina se convirtió en sucesora de Juliette Binoche en el palmarés de Cannes. En 2013, Bérénice Bejo protagonizó El pasado, una película francesa dirigida por el iraní Asghar Farhadi.  Bejo interpreta a Marie, una mujer conflictuada por sus relaciones a punto de casarse por cuarta vez.

La película recibió críticas muy positivas por parte de la prensa, y cosechó premios y reconocimientos en toda la temporada de festivales. Desde entonces, Bérénice Bejo ha participado en catorce películas. Así suma más de sesenta proyectos en su currículum.

Actualmente, tiene cuatro proyectos en posproducción.

Emmanuelle Bercot

La actriz Emmanuelle Bercot se hizo con el premio a la Mejor Actriz en el Festival de Cannes e el año 2015. Consiguió la Palma de Oro gracias a la película Mi amor, firmada por la artista Maïwenn.

Emmanuelle Bercot es un nombre muy conocido dentro de las fronteras francesas. La actriz ha estado nominada en cinco ocasiones a los premios César, tanto en calidad de actriz como en calidad de directora.

En la película Mi amor, Bercot interpreta a Tony, una paciente que se recupera de una lesión en una clínica junto al mar. Desde allí rememora su matrimonio con Giorgio, interpretado por Vicent Cassel, intentando encontrar el momento en el que todo se estropeó.

Con el reconocimiento que la intérprete recibió en el festival, se convirtió en la última intérprete francesa en llevarse la Palma de Oro a casa.

2021, ¿por fin el año de Marion Cotillard?

Si hay un nombre que resulta familiar en casi todas partes es el de Marion Cotillard. La actriz más internacional de Francia, de lejos. Ganadora de un premio Oscar a la Mejor Actriz por la película La Môme, Marion Cotillard es una de las grandes ausencias en el Olimpo de las actrices francesas ganadoras de una Palma de Oro.

Fuera de las fronteras francesas, conocimos a Cotillard por primera vez en la pantalla internacional interpretando a Geneviève, la dulce mujer de Billy Crudup en la fábula Burtoniana Big fish. Desde entonces, Cotillard ha trabajado con -casi- todos los directores y directoras más influyentes de nuestro tiempo.

¿Seguirá Marion Cotillard (por fin) la línea de actrices francesas premiadas en Cannes?

Este año, sin embargo, el Festival se inaugura con Anette, una película de Leos Carax protagonizada por Cotillard y Adam Driver. Según adelanta la prensa, la trama de Anette versa sobre la relación entre Herny (Adam Driver) y Ann (Marion Cotillard), una exitosa pareja de reconocidos artistas que ve su existencia dada vuelta con el nacimiento de su primogénita, Anette.

¿Será este el año en el que los ojos más famosos de Francia se lleven la Palma de Oro a casa? Tendremos que esperar hasta el 17 de julio para saberlo.

¿Dónde puedo ver estas pelis online?

La plataforma Filmin tiene estas películas en su catálogo online: te dejamos una lista para que solo tengas que hacer clic sobre cada título:

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Te recomendamos Cultura francófona Cine francés

No todo es estudiar: películas francesas para adolescentes que se están preparando el DELF

Nos adentramos en abril. El buen tiempo se hace más intenso, y también los regímenes de estudio. Los exámenes de verano están a la vuelta de la esquina, DELF Junior incluido. Sin embargo, concentrarse en la lectura cuando el mundo fuera está en estado de ebullición puede ser una tarea engorrosa. Si eres estudiante de Secundaria (o si tienes alguno en casa) y estás estudiando francés, te recomendamos películas francesas para adolescentes que harán el estudio un poco más agradable y la práctica más amena.

Si no eres estudiante pero, sencillamente, estás buscando buenas películas para ver en familia, esta lista te sirve lo mismo.

Películas francesas para adolescentes, de menor a mayor edad

Que el mundo del cine es una parte fundamental en el ADN cultural de la Alianza Francesa no es ningún secreto. Por eso nos hace especial ilusión recomendar a nuestros jóvenes estudiantes películas francesas, perfectas para ver en familia, con amigos, o al final de una tarde de estudio.

La comprensión oral es una de las secciones que comprende el examen DELF Junior. Dependiendo del nivel al que nos presentemos, la complejidad será mayor o menor. Irse a aprender francés a un área francófona no siempre es posible, pero sea cual sea la competencia lingüística del estudiante, cuanta más exposición haya al idioma en su contexto naturalizado, mejor. Estudiar con profesores nativos y ver películas francesas en versión original y subtituladas en una excelente segunda opción.

Además, en la Alianza creemos que la cultura siempre es un refugio. Por eso, si eres madre, padre o profe de estudiantes de DELF Junior, cada una de las cintas que te vamos a recomendar (¡ya llegamos!) puede servir para, además de practicar la competencia de comprensión oral del francés, iniciar una conversación con los adolescentes sobre los temas que tratan las cintas. Eso por no hablar de que se trata, en su mayoría, de clásicos contemporáneos del cine francés, que han conseguido y cosechado éxitos de crítica y taquilla en salas para todos los públicos.

Ordenamos estas películas francesas para adolescentes de menor a mayor, según recomendación de edad. ¡Que las disfrutéis!

La Nouvelle Guerre des boutons

Dirigida por Christophe Barratier, estrenada en 2011 para todos los públicos. Con la ternura a la que Christophe Barratier nos tiene acostumbrados, esta historia se emplaza en la campiña francesa durante la ocupación nazi en la Segunda Guerra Mundial. Los adultos viven en un ambiente de tensión y miedo casi constante que los niños terminan traduciendo en una pelea paralela: la guerra de los botones.

Los niños de Velrans se enfrentan a los de Longeverne en una competición tan pilla como inocente: gana la tropa que consiga robar, recolectar y almacenar tantos botones como sea posible de las ropas del pueblo vecino. El maestro de la escuela, interpretado por Guillaume Canet, y la costurera del pueblo, interpretada por Laetitia Casta, observan el desarrollo de ambas guerras desde una discreta distancia.

Fotograma de «La guerre des boutons» la pelicula original de Yves Robert en 1962.

 

Esta cinta es un remake de otra película anterior de 1962, que a su vez se basa en la novela homónima de Louis Pergaud. Una película perfecta para ver con los adolescentes más jóvenes y abordar el tema del fascismo y la Resistencia desde una perspectiva diferente.

Bienvenues chez les Ch’tis

Dany Boon, uno de los grandes rostros de la comedia francesa, firma y protagoniza esta desternillante cinta estrenada en el año 2008. Como en casi todos los países del mundo, en Francia la idiosincrasia de diferentes regiones difiere.

En esta película, las particularidades de la región Nord-Pas-De-Calais se exageran hasta el esperpento para contar las peripecias de Philippe Abrams, un funcionario de correos interpretado por Kad Mérad que es castigado por sus superiores con un destino en la ciudad de Bergues cuando es descubierto fingiendo discapacidad para conseguir un puesto en la costa.

La práctica del char à voile es típica de la región de Nord-pas-de-Calais, donde se desarrolla Bienvenue chez les Ch’tis.

 

El escéptico de Philippe, que llega a Bergues con la resignación de quien acepta un castigo divino, es recibido por el entrañable Antoine, un repartidor local de correo, interpretado por Dany Boon, que recibe a Philippe con un dicho ch’timi: en el norte se lloran dos veces: cuando uno llega, y cuando uno se va. 

Esta es una peli estupenda para ver con toda la familia y disfrutar de un humor adulto que en absoluto deja a los niños fuera. A través de Bienvenues chez les Ch’tis podemos hablar de prejuicios, diferencias culturales y el peligro de las ideas preconcebidas. Pero, sobre todo, es un ejemplo estupendo para entender las variedades dialectales.

Les choristes

El gran clásico de Christophe Barratier, y una de las películas francesas más queridas en lo que llevamos de siglo. En el año 2004, Gérard Jugnot emocionó a medio mundo como Monsieur Mathieu, un músico fracasado que a finales de los años cuarenta acepta un trabajo de vigilante en un internado para niños en riesgo de exclusión llamado Fondo del Estanque.

El chateâu Ravel sirvió de escenografía para crear el internado Fond de l’etang.

 

Allí se encuentra con un grupo de chavales casi tan deprimidos como él, que viven una existencia incierta y desazonada bajo el régimen casi dictatorial del autoritario director: las travesuras están a la orden del día y los chicos no tienen la intención de ponérselo nada fácil. Sin embargo, cuando Mathieu escucha a los niños cantando en su habitación antes de dormir, se da cuenta de que los chicos hablan un lenguaje que él conoce bien, y decide conectar con ellos a través de la música.

Una película para todas las edades con la que hablar sobre la ternura, la compasión y la empatía con los más pequeños, y sobre el abandono, la frustración, la autoridad y la justicia con los más mayores.

Intouchables

Esta película de 2011 se convirtió en un éxito de taquilla instantáneo, y no sólo dentro de Francia.  François Cluzet interpreta a un millonario tetrapléjico y amargado que contrata a Driss, un descarado joven de barrio obrero interpretado por Omar Sy, como asistente personal. La relación entre los dos personajes, que son polos opuestos, es tan catastrófica como divertida.

Dentro de las películas francesas para adolescentes, esta es ideal para identificar diferentes registros de formalidad en el habla. También hay un amplio muestrario de expresiones coloquiales, muy útiles si lo que estamos buscando es conseguir un nivel de fluidez lo más cercano posible al habla popular de Francia.

Da pie a hablar de temas como la discapacidad, la inmigración y la tolerancia, además de las diferencias entre clases sociales, los privilegios y la pobreza. No está recomendada para menores de siete años, y nosotros la recomendamos especialmente para mayores de catorce.

La famille Bélier

Paula, de dieciséis años, es el único miembro de su familia con capacidad de audición: tanto sus padres como su hermano son sordos de nacimiento. Esta cinta de 2014 dirigida Éric Lartigau explora la transición hacia la edad adulta y la búsqueda de identidad propia fuera de la familia, y es que Paula, interpretada por Louane Emera, tiene un talento (y una pasión) que no puede compartir con su familia: es, según descubre su profesor de música, una excelente intérprete de canción lírica.

Recomendamos esta película para ver con aquellos adolescentes menos acostumbrados al lenguaje cinematográfico: es un entretenido título comercial con el que pasar un buen rato y da pie a tratar temas como la independencia, la diversidad de capacidades, y, de paso, la exposición a un plano de la comunicación que siempre ignoramos cuando pensamos en el idioma: la lengua de signos.

Se puede ver con toda la familia, pero es especialmente jugosa para los coetáneos de la protagonista: adolescentes de entre 14 y 15 años que puedan empatizar con las dificultades de empezar a buscar un discurso propio fuera de las narrativas familiares.

La Môme

Otro éxito internacional del cine francés. Esta cinta de Olivier Dahan, estrenada en el 2006, narra de forma poética la vida de la icónica Édith Piaf, desde su infancia hasta su muerte.

La vida de Édith Piaf, aunque fascinante, también fue trágica y llena de adversidad. Si bien la película provee una mirada poética sobre la biografía de la artista más famosa de Francia, también trata temas delicados como la prostitución, la adicción y la enfermedad.

Por eso no está recomendada para menores de doce años. Sin embargo, para adolescentes más mayores que estén estudiando para un nivel B2 o incluso C1, es una ventana a uno de los iconos más importantes de la cultura popular francófona en el siglo XX.

Edith Piaf hablando con Marlene Dietrich en 1959. Este encuentro se recrea en la película, entre Marion Cotillard como la primera y Caroline Sihol como la segunda.

 

Marion Cotillard, quien interpretó el papel protagonista, ganó en el 2007 el Oscar a la Mejor Actriz por su Édith Piaf. Se convirtió así en la segunda actriz de la historia de los premios en ganar esa estatuilla por una película no rodada en inglés: hasta entonces, solo lo había conseguido Sophia Loren en 1960 por la película Dos mujeres, que fue rodada en italiano.

Les petits mouchoirs

Tras una noche de fiesta por el centro de París, Ludo se sube en su moto, sufre un grave accidente y queda en coma en el hospital, debatiéndose entre la vida y la muerte. Su grupo de amigos de toda la vida se reúne en el hospital, y deciden que, a pesar de las circunstancias, van a seguir adelante con sus planes. Como cada año, el grupo se traslada a la casa de la costa para pasar las vacaciones, mientras esperan noticias y el accidente de Ludo pone en perspectiva las vidas de los demás.

A pesar de la premisa, Les petit mouchoirs trata sus temas con humor y ligereza, relativizando las desgracias y tratando a los espectadores con respeto y madurez. Es una sorprendente tragicomedia que explora con inteligencia la amistad, las contradicciones de la edad adulta y las dinámicas de grupo. Firmada por Guillaume Canet, la peli se estrenó en el año 2010 y su reparto estelar (Marion Cotillard, François Cluzet, Jean Dujardin, Anne Marivin, Benoît Magimel…) la convirtió en un éxito de taquilla casi instantáneo.

Es el film con los diálogos más relajados de todas nuestras recomendaciones. Esto, junto al reparto coral, convierten la película en una oportunidad estupenda para que estudiantes, a partir de los dieciséis años, sean testigos de el lenguaje oral en su versión más naturalista.

Nous finirons ensemble

Se trata de la secuela de Les petits mouchoirs. Se estrenó en el año 2019. En esta ocasión, el grupo de reúne tras tres años sin verse para celebrar el sesenta cumpleaños de Max, el cabecilla de la banda, interpretado por François Cluzet.

Les Misérables

En 2019, Ladj Ly, director franco-malí, reinterpretó la obra clásica de Víctor Hugo Les Misérables en una fábula contemporánea que encuentra las injusticias del sistema en sitios muy parecidos a los de la obra original.

Damien Bónard interpreta a Stephane, un policía que se incorpora a un nuevo precinto y encuentra que la convivencia entre su nueva patrulla y los barrios obreros es de todo menos ideal. Cuando el dueño de un circo ambulante denuncia la desaparición de una cría de león, la investigación apunta a la patrulla hacia Issa, un problemático adolescente de barrio humilde.

Víctor Hugo es el autor original de la obra Los Miserábles que inspira la cinta de 2019.

 

Es la única película de las recomendadas que tiene escenas explícitas de violencia, por lo que solo la recomendamos para los más mayores que estén preparados para hacer un análisis más adulto de la obra.

 

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Cine francés Te recomendamos

Pequeñas mentiras sin importancia

Guillaume Canet vuelve a las salas de cine con su nueva película «Pequeñas mentiras para estar juntos», la esperada continuación de la exitosa «Pequeñas mentiras sin importancia». Aprovechamos la ocasión para recordar una de las cintas más taquilleras de Francia 10 años después de su estreno.

Attention! En este artículo se desvelan algunos datos relevantes de la trama (aunque no todos, claro).

Por qué será que nos gustan tanto las películas que giran alrededor de las idas y venidas de un adorable -o excéntrico- grupo de amigos. Charlas interminables alrededor de una mesa, miradas cómplices, secretos… Los franceses hacen especialmente bien este tipo de cine casi costumbrista en el que se habla de personas corrientes con circunstancias corrientes con las que es fácil identificarse. Pequeñas mentiras sin importancia (Les petits mouchoirs), una de las películas más taquilleras en 2010 dirigida por Guillaume Canet, se ha convertido por méritos propios en todo un referente dentro de este género.

Amistad a orillas del Atlántico

Pequeñas mentiras sin importancia es el tercer largometraje del director y siempre se ha considerado su película más personal. Está inspirada en sus propias experiencias vitales y para llevarla a cabo se rodeó de actores y actrices que son amigos íntimos suyos en la vida real (lo que complicó el rodaje más de lo esperado), incluyendo a su esposa Marion Cotillard, estrella indiscutible del reparto junto a François Cluzet.

El filme comienza con una secuencia protagonizada por Ludo (un bullicioso Jean Dujardin) que se lo está pasando en grande en cualquier after parisino. Cuando abandona el local en su moto la ciudad a penas se ha despertado. La cámara lo sigue de cerca en un plano sostenido que de alguna manera nos anticipa lo que está a punto de pasar: Ludo tiene un grave accidente y es hospitalizado. A partir de este suceso conocemos a sus amigos que van a visitarlo a la UCI y, tras el shock inicial y a pesar del sentimiento de culpa por abandonar a Ludo en ese estado, deciden seguir adelante con su plan de cada año: pasar dos semanas en la casa de la playa de Max (François Cluzet), el mayor de todos.

Este es el punto de partida de la película. Tras unas cuantas pinceladas de la vida cotidiana de cada uno de los personajes que retratan cómo son y a qué se dedican, Canet nos devuelve a un verano idílico cambiando el paisaje urbano de París por la espectacular costa atlántica del sur de Francia.

Desde ese momento iremos conociendo mejor a cada uno de estos amigos mientras pasean en barco, juegan en la playa y beben vino en alargadas sobremesas; aunque esas mentiras sin importancia que irán saliendo a la luz poco a poco y la culpa por haber abandonado a Ludo en su peor momento, formarán una especie de nube gris que terminará empañando el ánimo de los presentes. cada vez más tensos e implosivos.

Drama emocional en la playa

Pequeñas mentiras sin importancia es una película sin artificios ni pretensiones. No destaca por un argumento brillante ni por efectos visuales rompedores; no es ese tipo de cine. Lo que consigue que la cinta funcione y lo que Canet hace realmente bien es resaltar aspectos muy reconocibles del comportamiento humano en cada uno de sus personajes: agresividad, pasividad, ternura, celos, envidia, culpa, deseo, competitividad…

Todas estas luces y sombras, que son en realidad las de cualquiera de nosotros, son encarnadas por un reparto carismático en estado de gracia. Gilles Lellouche, Benoît Magimel o Laurent Lafitte nos hacen formar parte de esta longeva pandilla. Una extraña familia que oscila entre la comedia y el drama emocional durante dos semanas estivales que parecen eternas. ¿Cómo no vamos a volver a ir al cine a averiguar qué ha sido de todos ellos diez años después?

Por supuesto que iremos. Cuenta con nosotros, Guillaume.

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Actualidad Cine francés

Desplechin: a vueltas con el pasado

Se acaba de estrenar el nuevo trabajo del francés Arnaud Desplechin. El director se rodea en esta ocasión del star-system galo para dar vida a los personajes de Los fantasmas de Ismaël, un drama con forma triangular.

El concepto de triángulo amoroso se ha explorado una y otra vez en la ficción. Uno de los pioneros fue Homero, cuando tuvo a bien que Ulises en la Odisea se topara con la bella Calipso mientras que su esposa, Penélope, lo esperaba en Ítaca rechazando a un pretendiente tras otro. Pero no hay que irse tan atrás ni limitarse a la literatura. En el cine se trata de un argumento recurrente que -casi- siempre funciona.

Lo vimos en Jules et Jim (1962) de François Truffaut, en Y tu mamá también (2001), el road trip a la mexicana de Alfonso Cuarón; lo vimos en la perturbadora Los soñadores (The dreamers, 2003) de Bertolucci o en Los amores imaginarios (Les amour imaginanaires, 2010) del enfant terrible canadiense Xavier Dolan. La lista podría seguir y seguir y todavía nos quedaría alguna película en el tintero para añadir. Sea como sea, la fórmula funciona. Es fácil conectar psicológicamente con lo que vemos en la pantalla si lo que nos muestran se parece de alguna manera a nuestras vivencias o fantasías. Y es que, ¿quién no tiene un amigo o amiga que se ha visto involucrado en una situación así?

El francés Arnaud Desplechin apuesta precisamente por un triángulo amoroso en su recién estrenada Los fantasmas de Ismaël.

El francés Arnaud Desplechin apuesta precisamente por un triángulo amoroso en su recién estrenada Los fantasmas de Ismaël (Les fantômes d’Ismaël, 2018). En esta película nos retrata a Ismaël, alter ego de Desplechin e interpretado por el actor Mathieu Amalric, un director de cine sumido en una profunda crisis personal y profesional que mantiene una relación con la dulce Sylvia, una astrofísica a quien da vida la gran Charlotte Gainsbourg. Pero pronto, como si fuese un fantasma, irrumpe en escena Carlotta, en la piel de Marion Cotillard, la mujer de Ismaël desaparecida, dada por muerta desde hace más de 20 años. En ese momento todo parece volverse inestable e Ismaël oscila entre el pasado y el presente. Entre Sylvia, que representa lo tangible y el ahora, la establidad; y Carlotta, la pasión inolvidable del pasado envuelta en un halo misterioso.

El filme, que fue la película de apertura del Festival Internacional de Cine de Cannes de este año, está enmarcado en el género de la tragicomedia y revela ciertos toques del cine de espías clásico. Está cargado de autoreferencias a la obra anterior de Desplechin y, a pesar de lo críptica que pueda resultar la cinta en ese sentido, el director derrocha libertad creativa durante toda la película. La abre en varias direcciones dándole diferentes significados a lo que narra; llevándonos de lo real a lo onírico sin casi darnos cuenta, sobreponiendo unas capas sobre otras al más puro estilo impresionista. Y aunque suene a maraña complicada, sólo por ver a Cotillard y a Gainsbourg compartiendo pantalla y entretejiéndose en la trama de la cinta, ya merece la pena ir al cine a ver lo último de Desplechin.

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Festival de Cine Francés de Málaga

Retrospectiva 2010-2017

Desmayos, gritos y rostros ojipláticos fueron el resultado que obtuvieron los hermanos Lumière cuando proyectaron la primera película de la historia. Ese tren llegando a la estación de Ciotat fue el inicio del que hoy conocemos como séptimo arte. Y es que lo de Francia con la industria del celuloide es una longeva y bella historia de amor que ha proporcionado a la humanidad un patrimonio inigualable.

El cine es una gran manera de promocionar la cultura de un país y llegamos a conocer el mundo a través de él. Bajo esta premisa, en 1994, la Alianza Francesa lanzó la primera edición del Festival de Cine Francés. Veinticuatro años después ya es uno de los eventos más consolidados de la agenda cultural de Málaga. Pero el Festival no se limita al país galo, sino que supone un impulso de la cinematografía proveniente de numerosos países francófonos que tienen mucho que ofrecer a los espectadores. La mayoría de estas películas no llegan al circuito comercial ni a grandes salas, por eso es tan estimulante poder descubrir obras de cineastas de países como Bélgica, Luxemburgo o Líbano en un edificio tan emblemático en la ciudad como es el Albéniz.

Tras 24 ediciones, el Festival de Cine Francés y Francófono ya es uno de los eventos culturales más consolidados en Málaga.

A lo largo de estas dos décadas y media han pasado por el Festival numerosas personalidades como Isabel Coixet, Julie Gayet, Kamal Redouani, Farouk Atig, Ahmed Deeb, Daniel Cohen, entre otras. Además, con el tiempo las propuestas se han ido ampliando; puliendo los detalles y mimando el proyecto. En 2010, el año de la 16ª edición, se creó el Premio del Público. Desde ese momento los asistentes pasaron a ser una parte mucho más activa de la dinámica del Festival pudiendo votar por la mejor película. Un año después la propuesta se llevó un paso más allá y se invitó a los espectadores de las sesiones de noche a valorar cada película de la programación.

En esa edición, la 17ª, se proyectaron cintas como Tous les soleils del prestigioso director y literato Philippe Claudel; Intouchables, el éxito internacional de Eric Toledano y Olivier Nakache, o el deslumbrante documental Océans de Jacques Perrin y Jacques Cluzaud. Pero además se homenajeó el nacimiento de Georges Melies con la proyección inédita en Málaga de El cine concierto. Los homenajes, de hecho, se sucedieron a lo largo de las siguientes ediciones y son ya un elemento clave de la programación. Por ejemplo, en la edición 18ª, con Victoria Abril como madrina del Festival, se proyectó Farenheit 451 para recordar al escritor estadounidense Ray Bradbury.

Los homenajes, edición tras edición, resultan un elemento clave de la programación del Festival

Sin embargo, fue la edición de 2016 la que marcó la diferencia al contar con mayor presencia de celebridades del panorama cinematográfico y cultural galo y español. Además se inició la colaboración con el prestigioso Festival del Film Francófono de Angulema, lo que supuso un salto de calidad en el material. Entre las películas proyectadas ese año se encontraban la celebrada comedia Il a dèjá tes yeux de Lucien Jean Baptiste, quien asistió al Festival junto a la actriz principal Aïssa Maïga, y el preestreno del documental Cinèast(e)s codirigido por Julie Gayet y Mathieu Busson. La experiencia de la 22ª edición se enriqueció, además, con la exposición del fotógrafo Tony Frank sobre el artista Serge Gainsbourg y las mesas redondas que tuvieron lugar en La Térmica con Kamal Redouani, que presentó el documental Daesh, el origen del terror; y los periodistas Farouk Atig y Ahmed Deeb hablando sobre la película Siria, los niños de la guerra.

Ya se sabe que la unión hace la fuerza y por eso en la edición de 2017, la 23ª, la Alianza Francesa multiplicó los ejes del Festival iniciando la colaboración con instituciones municipales y provinciales de la ciudad. Diputación, el Centro Pompidou, el Contenedor Cultural de la UMA, la Térmica o el centro cultural María Victoria Atencia han supuesto un apoyo esencial para ampliar el contenido de la programación del Festival y conseguir llegar a más público. Esta edición, además, batió records presentando una veintena de preestrenos nacionales. Entre ellos se encontraban la comedia Rock’n roll del director Guillaume Canet, filme protagonizado por Marion Cotillard, Noces de Stephan Streker o Petit Paysan de Hubert Charuel. La sección Documental destacó por la película Visages Villages de Agnés Varda y el artista JR. Paralelamente, a modo de tributo, se proyectaron dos películas protagonizadas por la eterna Jeanne Moreau. Desde sus inicios, el Festival ofrece sesiones matinales dirigidas al público más joven y en 2017 más de 9000 escolares de toda Andalucía pudieron disfrutar de títulos como Les Malheurs de Sophie de Christophe Honoré o la comedia Chocolat de Roschdy Zem.

Cada edición del Festival es una oportunidad preciosa para acercarnos un poco más a la cultura francófona, tan amplia y tan compleja, y explorar todos sus acentos. Es una oportunidad para disfrutar del cine sintiéndonos parte de un proyecto que abarca el trabajo y la ilusión de muchas personas por llenar las salas y transmitir historias. Porque, al fin y al cabo, es el público quien hace grandes a las películas.

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Cine canadiense Monográficos

Edipo inspirado: la obra de Xavier Dolan

Arrogante, superficial, genial, excesivo, pretencioso… son sólo algunos de los adjetivos que se han utilizado para definir al cineasta franco-canadiense Xavier Dolan (Quebec, 1989). Su obra no se presta a la unanimidad de opiniones: amas su cine o lo odias. Abanderado LGTBI y amante de la cultura pop de los 90, este joven talento creció delante de una cámara y nunca más se separó de ella. Escribe, produce, dirige y, en ocasiones, protagoniza sus películas. Con sólo 29 años acaba de dar el salto a Hollywood con el estreno de su séptimo trabajo, La vida y muerte de John F. Donovan (2018), para lo que se ha rodeado de la élite del star system americano.

Su obra gira en torno al amor en todas sus vertientes: maternofilial, fraternal o romántica. Y siendo este el gran leitmotiv de sus películas, los personajes que nos ofrece no se salvan a través de él, sino que los condena, los maltrata y los destruye. El director se siente cómodo explorando las relaciones familiares y apela a los espectadores a través ellas porque casi todo el mundo conoce y sufre en su propia piel a la familia. Lo que Dolan nos muestra en la pantalla nos concierne irremediablemente y él nos lo ofrece sin mesura.

“Prefiero ser referido como un joven talento precoz de Quebec a no ser referido en absoluto”

— Xavier Dolan

Los apegos feroces.
De cómo ajustar cuentas con la madre.

La figura de la madre es un elemento omnipresente en la obra del quebequés. Con ella inicia su carrera presentando en Cannes su ópera prima Yo maté a mi madre (2009), película con un alto contenido autobiográfico, que narra la convulsa relación entre Chantal (Anne Dorval) y su hijo Hubert (Dolan) de 16 años. La madre no entiende al hijo, tan pasivo y hermético; el hijo odia a la madre, tan exasperante y simplona. Aunque la película parte de una premisa sencilla, los personajes, a pesar de los gritos, desarrollan diálogos mordaces y los ubica en el centro de una atmósfera cargada de magnetismo y profundidad psicológica.

El cineasta deja claras cuáles van a ser sus intenciones como director en este debut. Personajes intensos, una estética vintage rayana en lo kitsch, momentos musicales casi épicos, primeros planos dramáticos en blanco y negro, continuos guiños a la literatura y a las artes plásticas; sólo hay que ver el homenaje que Hubert y su chico dedican a Pollock mientras pintan una pared y se besan apasionadamente en stopmotion.

En su cuarta película, Mommy (Premio del Jurado en Cannes, 2014), vuelve a sumergirnos en una relación madre-hijo aunque desde una perspectiva más madura y más benevolente. La magnífica Anne Dorval vuelve a ser protagonista representando a Diane, madre de Steve (Antoine-Oliver Pilon) en un Canadá ficticio donde los padres pueden ceder la custodia de los hijos problemáticos al Estado. Aunque Steve sufre TDAH y su comportamiento es impulsivo y violento, Diane decide que su amor por él será suficiente para salvarlo, aunque finalmente no lo sea. Ambos encuentran apoyo en Kyla (Suzanne Clément), una vecina que resulta ser el contrapunto perfecto en este triángulo tan lleno de traumas y dolor.

La mayor peculiaridad de Mommy es el formato en el que está rodada (1:1). La pantalla se convierte en un elemento narrativo más que se sincroniza con los personajes expandiendo y cerrando el campo de visión en función de sus emociones. Gracias a este recurso Dolan consigue erizarnos la piel a ritmo del Wonderwall de Oasis en una de las escenas más deslumbrantes de su obra.

El amor nos hará libres (o no).
De cómo lidiar con la frustración del amor romántico.

En Los amores imaginarios (2010) nos sumergimos hasta el fondo de un excéntrico triángulo amoroso compuesto por Marie (Monia Chokri) y Francis (Dolan), amigos del alma, que se enamoran perdidamente del escurridizo y ambiguo Nicolas (Niels Schneider). La competición entre Marie y Francis por conseguir su atención roza lo ridículo a través de peleas en pleno bosque, miradas afiladas o rituales de belleza previos a la cita a cámara lenta con el Bang bang de la italiana Dalida de fondo. Pero Dolan es un esteta nato y hace de lo cotidiano extravagancia y la comicidad, entonces, se convierte en puro lirismo. Voilà.

Si en la anterior el amor era imaginario, en Laurence Anyways (2012) es demasiado tangible. Dolan continúa explorando las relaciones amorosas y la sexualidad a través de la historia de Laurence (Melvil Papaul), mujer transgénero en busca de su identidad, y su novia Fred (Clément). En casi tres horas de duración, el director condensa toda una década vivida por sus protagonistas. Una epopeya narrada a través de encuadres preciosistas, color explosivo y momentos musicales cercanos al videoclip. Al mismo tiempo, consigue exprimir al máximo la energía de los dos actores principales y el resultado es un drama romántico tan bello como triste pero, por encima de todo, singular.

Los demonios internos.
De cómo luchar contra la culpa.

El  largometraje de su filmografía está basado en la pieza teatral de Michel M. Bouchard Tom en la granja (2013) y es, sin duda, el que más difiere del resto de su obra. Sin renunciar a su estilo ni a su sensibilidad estética, el director nos sumerge en una  atmósfera oscura y húmeda cercana al thriller psicológico y con elementos del noir. Tom (Dolan) llega al pueblo de su difunto novio para asistir a su funeral. Allí descubre que la madre (Lise Roy) y el autoritario hermano (Pierre-Yves Cardinal) de su pareja ignoraban su homosexualidad y nunca habían oído hablar de él. Atrapado por la presión de la familia y su propio dolor, como en una especie de Ángel exterminador rural, Tom no puede abandonar la granja. En este contexto la construcción de los personajes, que luchan continuamente contra sí mismos y su sentimiento de culpa, adquiere una mayor profundidad. A partir de esta película empieza a advertirse una evolución narrativa en el trabajo del director, que cambia de registro y se aleja de los melodramas anteriores.

En su cuarto filme, Tom en la granja, se advierte una evolución narrativa en el trabajo del director, que cambia de registro y se aleja de los melodramas anteriores.

Ya nos advirtió Tolstoi aquello de la singularidad de las familias desgraciadas. Que todos arrastramos el dolor de la nuestra lo vuelve a dejar patente Xavier Dolan en su sexta película Sólo el fin del mundo (2016), adaptación de la obra de teatro homónima de Jean-Luc Lagarce. En ella, un escritor (Gaspard Ulliel) vuelve a la casa familiar después de 12 años de ausencia y breves postales esporádicas para anunciar su muerte. Sin embargo, el peso de la culpa, de lo que no se dice y de lo que se dice a gritos, desborda la situación en un clima asfixiante propiciado por los continuos primeros planos en los que encierra a los protagonistas y que desnaturalizan la interacción entre ellos. En este film, gran premio del Jurado en Cannes, el joven director se rodea de grandes nombres para dar vida a sus personajes (Lèa Seydox, Marion Cotillard, Vincent Cassel) y los conduce hacia situaciones de histeria desmesurada mezcladas con grandes momentos musicales, tal y como nos tiene acostumbrados. Esta película quizás sea la película más Dolan de todas.

Con todos los altibajos propios de una carrera precoz, casi apresurada, la realidad es que Xavier Dolan tiene una mirada tan provocadora desde sus inicios que sólo cabe esperar sus próximas entregas con la ilusión de ver cómo tratará de superarse a sí mismo una y otra vez. Cómo seguirá abordando el drama, la familia o el amor. Y con qué música va a tranquilizarnos y decirnos que, pase lo que pase, para cada momento siempre existirá la canción perfecta.

Todos los films de Xavier Dolan están disponibles en Filmin, y han sido editados en España por Cameo.

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