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Cine en francés a la sombra de la Giralda

En la numeración de las artes el cine ocupa el séptimo lugar. Pero lo más probable es que en Francia se encuentre algunos puestos más arriba. La industria cinematográfica francesa está en auge y muestra de ello es la programación del reciente Festival de Cine Europeo de Sevilla.

En su XV edición el Festival ha contado con 115 estrenos nacionales y 35 mundiales, una cifra nada desdeñable. De hecho, es como asomarse a la ventana perfecta para tener una panorámica completa de lo que se cuece en el cine europeo, desde el más tradicional al más vanguardista. Pero lo interesante es que 11 de las películas que se han presentado en la Sección Oficial son producciones o coproducciones francesas; y que en la Sección Oficial Fuera de Competición 4 de las 5 cintas proyectadas tenían también acento francés.

Entre las coproducciones se encuentra la ucraniana Donbass de Sergei Loznitsa, que se alzó victoriosa con el Giraldillo de Oro y que muestra una reflexión sobre el conflicto entre Ucrania y Rusia a medio camino entre el género documental y la ficción. Pero este no es el único premio del Festival. El Palmarés es amplio y el cine francés ha tenido su espacio en él.

Es el caso de M  (2018), el documental rodado en yiddish de estilo cinéma verité de Yolande Zauberman. Resultó premiado en la categoría de mejor dirección. La realizadora, tras siete años de ausencia, vuelve a entrar al circuito de los festivales europeos dando voz a un hombre que sufrió abuso sexual en su infancia dentro de una comunidad judía ortodoxa en Israel. Zauberman, con su cámara en mano, consigue acompañarle a través de un universo hermético y hostil para arrojar algo de luz y esperanza sobre un asunto tan doloroso.

El premio al mejor actor se ha entregado por partida doble a Vincent Lacoste y Pierre Deladonchamps, protagonistas de Vivir deprisa, amar despacio (Plaire, aimer et courir vite, 2018). El largometraje, firmado por el transgresor Christophe Honoré, nos traslada a 1990 para mostrarnos, en una historia marcada por la fatalidad del SIDA, como el primer amor y el último no son incompatibles.

Por otro lado, y por cuarto año consecutivo, la Asociación Andaluza de Mujeres de los Medios Audiovisuales (AAMMA) otorga el premio Women in focus. En esta ocasión ha sido para Pearl (2018), el debut de la francesa Elsa Amiel. La directora nos muestra las luces y las sombras de la vida de una mujer, interpretada por la culturista suiza Julia Föry, que ha consagrado su existencia al bodybuilding.

Aunque no ha resultado premiada en esta ocasión, hay que destacar el estreno del último trabajo de uno de los nombres más importantes del panorama cinematográfico francés actual. La cineasta Mia Hansen-Love presentó Maya (2018) en la Sección Oficial. La cinta, protagonizada por Suzan Anbeh y Roman Kolinka nos lleva hasta los exóticos paisajes de la India, donde seremos testigos de la atracción casi mística que experimentan sus personajes, un reportero de guerra que arrastra la oscuridad de quién ha presenciado el horror en primera persona y una joven llena de vitalidad que le hará replantearse cada aspecto de su vida.

Fuera de competición encontramos cintas como Mektoub, My Love: canto uno (2018), el último filme del director franco-tunecino Abdellatif Kechiche sobre el que os hablábamos la semana pasada. Además se presentó el drama At War (En guerre, 2018) de Stéphane Brizé y la trepidante Close Enemies (Frères ennemis, 2018) de David Oelhoffen. En el primer filme Vincent Lindon se pone al frente de la lucha obrera cuando el director de la fábrica en la que trabaja decide cerrarla repentinamente dejando en la calle a más de 1100 empleados.  En el segundo, Matthias Schoenaerts y Reda Kateb dan vida a dos amigos que toman caminos muy diferentes: el de la ley y el de la delincuencia.

Teniendo en cuenta la gran cantidad de festivales de cine que tienen lugar en diferentes ciudades a lo largo del mapa; sumados a los numerosos estrenos en blu-ray y dvd que semanalmente llegan a nuestro país y las plataformas digitales que proliferan para fortuna y gozo de los millenials (y los no tan millenials), cada vez es más sencillo disfrutar del séptimo arte. Aunque en el corazón de muchos cinéfilos siempre será el primero.

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Charuel y su héroe singular

Con una puesta en escena muy particular, el debut de Hubert Charuel se abre paso entre el drama social y el thriller psicológico.

El debut del director francés formó parte de la Sección Oficial del XXIII Festival de Cine Francés y Francófono de Málaga en 2017. Tras su exitoso preestreno , la cinta se alzó ganadora con el Premio del Público. Un año después llega a las pantallas españolas.

El medio rural ha sido escenario de numerosas películas francesas en los últimos años. Cintas como La ritournelle (2014) de Marc Fitoussi, Médecin de campagne (2016) de Thomas Lilti o Ce qui nous lie (2017) de Cédric Klapisch se desarrollan en amplios entornos naturales que, al igual que en el primer largo de Charuel, son tan protagonistas en las películas como los propios personajes. La tierra, el campo, los animales… son elementos con la capacidad de generar algo parecido a la nostalgia en los espectadores y de convertir casi en utopía la vida agreste.

La combinación de drama naturalista y thriller estaba ahí desde el principio. – Hubert Charuel

En el caso de Petit Paysan (Un héroe singular en España), opera prima del realizador francés, la utopía pronto se torna en algo más cercano a la pesadilla. La película cuenta la historia de Pierre, un joven y solitario ganadero, interpretado magistralmente por Swann Arlaud, cuya existencia gira exclusivamente en torno a sus vacas. Pronto verá su apacible rutina interrumpida al descubrir que una de sus reses está infectada por la letal fiebre hemorrágica dorsal (FHD), epidemia que se extiende irremediablemente por toda Francia. La angustia se apodera del granjero de forma obsesiva. Pierre se verá sobrepasado por las circunstancias y cruzará violentamente algunos límites a pesar de la sensatez que muestra como contrapunto su hermana veterinaria Pascale, a quien da vida la actriz Sara Giraudeau.

Petit Paysan se alzó con tres premios Cesar en 2017: mejor opera prima, mejor actor para Swann Arlaud y mejor actriz secundaria para Sara Giraudeau.

El filme, ganador de tres premios Cesar de la Academia Francesa (mejor opera prima, mejor actor y mejor actriz secundaria) no se desarrolla en una granja cualquiera, sino en la granja de la familia Charuel, donde el cineasta creció y trabajó rodeado de vacas. De hecho, los propios padres del realizador aparecen como personajes en la película. Con todos estos elementos que tan bien conoce, el cineasta nos ofrece un drama rural cargado de suspense, con cierto aire documental, en el que vemos la desesperación y la decadencia de un hombre solitario abocado a perder su medio de vida. “La combinación de drama naturalista y thriller estaba ahí desde el principio”, explicaba el director a la prensa. “Lo que surgió después, al escribir, fue la configuración más concreta del personaje de Pierre como héroe asesino”.

Con este pequeño campesino Charuel ha recolectado tanto críticas positivas como negativas. Sin embargo, nadie querría perderse la evolución de una carrera cinematográfica que acaba de despegar y que seguro dará mucho de qué hablar en el futuro. Hasta entonces podemos perdernos en la granja de Pierre con sus vacas y desconectar, al menos durante 90 minutos, del ruidoso asfalto y de todo lo urbano.

 

La cinta se estrenó el pasado 11 de octubre en España junto con Climax, del controvertido Gaspar Noé, que resultó premiada como mejor película en la reciente edición del Festival de Sitges.

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