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Las películas del 28 Festival de Cine Francés de Málaga reúnen 40 nominaciones en los César

Louis Garrel da la sorpresa con su film ‘L’innocent’ que opta a 12 premios en total, entre ellos mejor dirección y mejor película

‘La nuit du 12’, ‘En corps’, ‘Novembre’ y ‘Les cinq diables’ completan la lista de películas que el 28FCFM preestrenó en España en 2022

El pasado 25 de enero se dieron a conocer las nominaciones de la edición 48º de los Premios César. ‘L’innocent’, de Louis Garrel, lidera por sorpresa con un total de 12 nominaciones, seguida del drama policíaco ‘La nuit du 12’, de Dominik Moll, con 11 nominaciones. ‘En corps’, de Cedric Klapisch, ha sido nominado en 10 categorías; ‘Novembre’, de Cédric Jimenez opta a 7 estatuillas, y ‘Le cinq diables’ a 1. Estas películas lideraron la sección oficial del 28 Festival de Cine Francés de Malaga, celebrado del 14 al 21 de octubre de 2022. Todas ellas, además, fueron pre-estrenadas en exclusiva en España.

Los premios César son votados por los 3.000 miembros de la Academia César, que abarcan todas las disciplinas de la industria cinematográfica. La 48ª edición de los César estará presidida por Tahar Rahim y contará con el apoyo de numerosas personalidades del cine francés, como Leïla Bekhti, Jérôme Commandeur, Jamel Debbouze, Emmanuelle Devos, Léa Drucker, Eye Haïdara, Alex Lutz, Raphaël Personnaz y Ahmed Sylla. Finalmente, otros premios destacados anunciados previamente incluyen un César a la carrera para David Fincher, que sigue la estela de Cate Blanchett, Penélope Cruz y Michael Douglas. La ceremonia se celebrará el próximo 24 de febrero en la sala Olympia de Paris.

 

‘L’innocent’, con 12 nominaciones

  • Mejor película
  • Mejor dirección: Louis Garrel
  • Mejor actor: Louis Garrel
  • Mejor actor de reparto: Roschdy Zem
  • Mejor actriz de reparto: Noémie Merlant
  • Mejor actriz de reparto: Anouk Grinberg
  • Mejor guión original: Louis Garrel, Tanguy Viel y Naïla Guiguet
  • Mejor diseño de vestuario: Corinne Bruand
  • Mejor montaje: Pierre Deschamps
  • Mejor sonido: Laurent Benaïm, Alexis Meynet y Olivier Guillaume
  • Mejor banda sonora original: Grégoire Hetzel
  • César de los estudiantes: Louis Garrel

 

‘La nuit du 12’ con 11 nominaciones.

  • Mejor película
  • Mejor dirección: Dominik Moll
  • Mejor actor de reparto: Bouli Lanners
  • Mejor guión adaptado: Gilles Marchand y Dominik Moll
  • Mejor actor revelación: Bastien Bouillon
  • Mejor fotografía: Patrick Ghiringhelli
  • Mejor diseño de producción: Michel Barthélémy
  • Mejor montaje: Laurent Rouan
  • Mejor sonido: François Maurel, Olivier Mortier y Luc Thomas
  • Mejor banda sonora original: Olivier Marguerit
  • César de los estudiantes

 

‘En corps’, con 10 nominaciones

  • Mejor película
  • Mejor dirección: Cedric Klapisch
  • Mejor actor de reparto: François Civil
  • Mejor actor de reparto: Pio Marmaï
  • Mejor guión original: Cédric Klapisch y Santiago Amigorena
  • Mejor actriz revelación: Marion Barbeau
  • Mejor fotografía: Alexis Kavyrchine
  • Mejor montaje: Anne-Sophie Bion
  • Mejor sonido: Cyril Moisson, Nicolas Moreau y Cyril Holtz
  • César de los estudiantes

 

‘Novembre’, con 7 nominaciones.

  • Mejor dirección: Cédric Jimenez
  • Mejor actor: Jean Dujardin
  • Mejor actriz de reparto: Lyna Khoudri
  • Mejor actriz de reparto: Anaïs Demoustier
  • Mejor montaje: Laure Gardette
  • Mejor sonido: Cédric Deloche, Alexis Place Gwennolé Le Borgne y Marc Doisne
  • Mejores efectos visuales: Mikaël Tanguy

 

‘Les cinq diables’ con 1 nominación.

  • Mejores efectos visuales: Guillaume Marien

 

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Cultura francófona Cine francés Series

Sofá, mantita y series (en francés). Cinco recomendaciones francófonas para el otoño

Parece que, por fin, ha llegado el otoño a nuestra ciudad. Empieza a refrescar por las mañanas y por la noche, podemos volver a usar jersey, y el cuerpo nos pide: sofá, mantita y series (en francés).

El otoño suele ser una época de buenos estrenos de nuevas e interesantes series de tv, pero también de retorno; algunas de las más conocidas presentas nuevas y esperadas temporadas. Desde la Alianza Francesa de Málaga nos acercamos a las plataformas más conocidas para seleccionar cinco series francófonas. Variadas y perfectas para pasar un buen rato en versión original subtitulada. De esta forma, seguimos mejorando nuestro nivel de francés, y descubriendo vocabulario nuevo y expresiones coloquiales. ¡Apunta!

 

Valerosas, en Filmin

Animación, figuras históricas feministas

Esta serie francesa está dirigida por Phuong Mai Nguyen y Charlotte Cambon de Lavalette y emitida por France Télévisions. Está basada en una serie de cómics de Pénélope Bagieu en dos volúmenes, publicados en francés en 2016 y 2017, y en español en 2017 y 2019. Su título completo es Valerosas – Mujeres que hacen solo lo que ellas quieren (Culottées — Des femmes qui ne font que ce qu’elles veulent).

De Tove Jansson a Peggy Guggenheim o Christine Jorgensen, «Valerosas» pone en valor las vidas y obras de estas mujeres extraordinarias que escribieron sus propios destinos para cambiar el mundo. Especialmente recomendada para audiencias a partir de 8 años.

 

Possessions, en Filmin

Policiaca, thriller

Una serie thriller que sigue la historia de Natalie, una chica francesa que vive en Israel y que es acusada de haber matado a su marido durante su propia boda cuando en mitad de la misma las luces se apagan y al encenderse de nuevo, el novio se encuentra muerto en el suelo. Obsesionado con el caso, Karim se sumergirá en el misterioso pasado de Natalie y su familia.

Se trata de una producción franco-israelí creada por Shachar Magen que también co-escribe los guiones junto a Valérie Zenatti (Una botella en el mar de Gaza, La Melodie) dirigidos por Thomas Vincent (La nouvelle vie de Paul Sneijder, Le nouveau protocole).

 

Plan cœur, en Netflix

Feel good serie sobre historias de amor

Cuando Elsa se queda colgada de su ex, sus mejores amigas contratan en secreto a un gigoló para que la ayude a recuperarse. Pero el amor es una caja de sorpresas.

Plan cœur es una serie de televisión francesa creada por Noémie Saglio y Julien Teisseire a partir de una idea de Chris Lang

Dos años después de su ruptura con Max, Elsa está deprimida y sigue sin poder pasar página. Charlotte y Emilie, sus dos mejores amigas desde el principio de su vida, deciden contratar a un gigoló, Jules, para que pueda olvidar a su ex sin que ella lo sepa. Pero aunque la historia sólo iba a durar dos citas, se vuelve seria y revela los pequeños secretos de los tres amigos.

 

Le bazar de la charité, en Netflix

Histórica, basada en hechos reales

Protagonizada por Audrey Fleurot, Julie de Bona y Camille Lou, Le Bazar de la Charité (en España: El bazar de la caridad) es una miniserie dramática francesa, que se estrenó en Netflix después de transmitirse en el canal francés TF1 en 2019.

El bazar de la caridad comienza con la representación de un hecho real, el incendio del Bazar de la Charité en París, el 4 de mayo de 1897, en el que murieron 126 personas. Planeando visitar el bazar está Adrienne de Lenverpré (Audrey Fleurot), una mujer de clase alta que busca escapar de su matrimonio con su marido tirano, Marc-Antoine de Lenverpré (Gilbert Melki), candidato a la presidencia del Senado. Mientras la sobrina de Adrienne, Alice de Jeansin, junto con su íntima confidente y sirvienta, Rose Rivière, asisten al bazar, estalla el incendio. Adrienne, que había entrado al evento pero se había marchado para encontrarse con su amante, se da cuenta con horror de que ella también podría haber estado dentro. A partir de ahí, la trama gira en torno a las consecuencias que el incendio tiene en la vida de las tres mujeres.

 

Emily in Paris, en Netflix

Guilty pleasure

Emily in Paris es una serie de televisión estadounidense de comedia y drama, creada y producida por Darren Star, que se estrenó en 2020 en Netflix; con críticas positivas en los Estados Unidos, pero fue criticada en Francia y donde muchos críticos señalaron la producción programa por estereotipar negativamente a los parisinos y los franceses.

Emily in Paris seguirá a «Emily, una estadounidense de veintitantos años del Medio Oeste, que se muda a París para una oportunidad de trabajo inesperada, encargada de llevar el punto de vista estadounidense a una venerable empresa de marketing francesa. Las culturas chocan mientras se adapta a los desafíos de la vida en una ciudad extranjera, mientras hace malabarismos con su carrera, nuevas amistades y su vida amorosa».

Tras aceptar el trabajo de sus sueños en París, Emily Cooper, ejecutiva de marketing de Chicago, estrena una vida de aventuras mientras compagina trabajo, amistad y amor.

Protagonizada por Lily Collins, Philippine Leroy-Beaulieu y Ashley Park. Creada por Darren Star.

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Cultura francófona Actualidad Literatura

Édouard Louis o Eddy Bellegueule. Un autor francés, una obra de teatro y una iniciativa para recuperar la adolescencia

Esta semana nos acercamos al universo literario del escritor Édouard Louis, una de las revelaciones de las letras francófonas de los últimos años. Su debut ‘Para acabar con Eddy Bellegueule’ se convirtió en un fenómeno editorial en 2014, un duro y polémico testimonio sobre su adolescencia. En octubre de 2021, LaJoven estrenó su adaptación teatral: ‘Para acabar con Eddy’, en el Teatro de la Abadía, con una propuesta en la que intervienen Francia, Reino Unido y España. La pieza, dirigida por José Luis Arellano García, cuenta con la traducción de José Luis Collado, y se ha trabajado sobre la adaptación original, de Pamela Carter.

Un proyecto del fallecido director Gerardo Vera, una de las figuras más destacadas del cine y el teatro español de las últimas décadas. La Térmica acoge el estreno en Málaga de la obra este próximo 11 de febrero a las 19.30 horas en el Auditorio Edgar Neville, y de forma previa, el miércoles 9 de febrero, un homenaje a Gerardo Vera.

El debut literario de Édouard Louis es una novela autobiográfica, con ecos de Jean Genet y Bernard-Marie Koltès, narrada de manera rabiosa y febril en la que, a sus 22 años, denunciaba el clima de homofobia, machismo, pobreza y maltrato en el que creció en su pueblo del norte de Francia. Un infierno familiar del que consiguió escapar refugiándose en París gracias a una beca y que enterró el día en el que cambió su apellido por el de Louis. “La literatura elimina la frontera entre lo personal y lo político. Y este es un texto político para mi generación”, cuenta su autor, convertido en una voz de referencia del colectivo LGTBIQ. “Para luchar contra la violencia, primero tienes que aprender a identificarla”.

Entornos hostiles: una obra sobre los años más importantes de la vida de ‘Eddy’

La sinopsis de la pieza de LaJoven explica que Édouard Louis y Eddy Bellegueule son la misma persona y no lo son. ‘Para acabar con Eddy’ es la historia de una transformación, la del niño peculiar que tiene que sobrevivir en el entorno hostil en el que tiene la mala suerte de nacer. El niño sensible e inquieto que debe ocultar su verdadero yo para intentar ser aceptado. El adolescente que se desvive por parecer un hombre de verdad para esquivar así el destino de abusos y humillaciones al que parece condenado. Pero es Édouard quien, con una honestidad descarnada y luminosa, nos cuenta la historia de Eddy, de su sufrimiento y de su liberación cuando por fin consigue huir de ese entorno opresor. Porque el final de Eddy Bellegueule es el principio de Édouard Louis, uno de los escritores más brillantes de su generación.

«Me hice escritor porque estoy enfadado. La cólera me ha hecho escribir. Crecí en un ambiente social en el que, como he dicho, la gente sufría violencia, exclusión, pobreza. Cuando me mudé a París y comencé a estudiar, y fui el primero de mi familia en hacerlo, me di cuenta de que sobre esas personas había muy poco discurso en la literatura, en el periodismo, en el arte. Así que escribí por un doble enfado. Me di cuenta de que lo que había vivido como niño no era normal, y también había un enfado contra la literatura. Quería casi agredir a la literatura por no haber hablado de mi padre, de mi madre, de las clases más pobres y excluidas» explicaba Louis en una entrevista a La Vanguardia en 2019.

“Este texto luminoso de Édouard Louis está impregnado de verdad, atravesado por los cuatro costados por una violencia verbal y física que no te da respiro. Es un grito desesperado de un adolescente consciente de que para su familia no es más que un ser degradado, una fuente de vergüenza, de repulsión, de ignominia; una maldición. Ecos de Genet y Koltès, la misma violencia, la misma fragilidad y la misma compasión hacia los personajes”, explicaba Gerardo Vera al trabajar en la adaptación teatral de la obra del escritor francés.

Inspiración: teatro y activismo

LaJoven es un proyecto teatral de profesionales de las artes escénicas y de la comunidad docente de Secundaria y Bachillerato que sirve como espacio laboral para jóvenes artistas, gestores y técnicos de hasta 30 años. Su misión es extender el amor por la cultura e incorporar a los públicos jóvenes al teatro a través de la dramaturgia contemporánea. Más de 50.000 espectadores de más de 60 ciudades de toda España asisten a los espectáculos de LaJoven.

Además, esta obra no es la única consecuencia artístico-social del primer libro de Louis. En 2016 nació la Fundación Eddy-G, una entidad sin ánimo de lucroque se caracteriza por ser el primer hogar de acogida en España para jóvenes del colectivo LGTBIQ víctimas de violencia familiar, bullying o cualquier otra forma de LGTBIQfobia.

Durante un año máximo, ofrecen alojamiento a los jóvenes, asesoramiento laboral y educación para ofrecer una oportunidad diferente de encaminar sus vidas. De esta manera, pueden enseñar a una parte muy joven del colectivo LGBTIQ marcada por un pasado especialmente duro, a aprender a valerse por sí mismos ayudándoles a ser adultos libres, autosuficientes y responsables de sus vidas.

Ese mismo año la Fundación abrió un piso de acogida en Madrid; un espacio en el que dar la posibilidad de construir un nuevo proyecto de vida. Durante el año de estancia en el piso ponen a su a disposición un proyecto psicosocial, con terapia psicológica, acompañamiento personal y actividades grupales, además de un equipo dedicado a orientación sobre sus estudios, y orientación laboral.

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Actualidad Cine francés

Mentes brillantes, lo último de Thomas Lilti

Lilti cuenta los entresijos de los estudiantes de medicina de primer año en Mentes brillantes, una comedia protagonizada por Vincent Lacoste y Wiliam Lebghil con la que arrasó la taquilla francesa.

Al repasar rápidamente la trayectoria del director y guionista francés, es fácil extraer los temas que le interesan: la medicina y la problemática social. Lo mostró en Hipócrates (Hippocrate, 2014) y en Un doctor en la campiña (Médecin de Campagne, 2016). Desde la comedia, vuelve a ellos con la cinta Première Année (2018), titulada como Mentes brillantes en España.

La película, la más intima del cineasta francés hasta la fecha, resultó ser todo un éxito en taquilla y se situó en el número uno en su estreno superando el millón y medio de espectadores en Francia. Con la última entrega de Lilti se puede vivir junto a sus protagonistas el sacrificado y excesivo proceso de selección por el que pasan los estudiantes de medicina durante su primer año académico.

De qué va Mentes brillantes

La Medicina alimenta un porcentaje de la ficción lo suficientemente alto como para que no nos sorprenda otra película sobre médicos. El género no está en absoluto agotado, sin embargo, Lilti lleva lo lleva a ese punto en que es más desconocido o que, al menos, se ha trabajado menos en el cine: los años de estudio de los aspirantes a médico. Concretamente el director nos traslada al primer año y da buena muestra del elevado nivel de exigencia que, casi rozando el absurdo, suponen las pruebas de acceso para los recién salidos de la secundaria. Apretados en filas de pupitres en aulas superpobladas, compiten entre ellos y luchan por ser parte de ese 2% que logra licenciarse.

Conoceremos este “infierno” a través de dos personajes: Antoine, el tripitidor a quien da vida el actor Vincent Lacoste –protagonista también en Hipócrates–, que se somete al examen por tercera vez; y a Benjamin, el neófito recién salido del bachillerato interpretado por William Lebghil. En definitiva: la visión del principiante contrapuesta a la experiencia no demasiado positiva del que ya conoce de sobra las reglas del juego.

Durante mucho tiempo quise hacer una película sobre la universidad, sobre la energía de los estudiantes trabajando. Tenía en mente una visión muy cinematográfica de lo que esta película podía resultar. Thomas Lilti

Los dos jóvenes desarrollaran una amistad en la que las noches en vela dedicadas al estudio y las toneladas de apuntes y libros técnicos son tan protagonistas como ellos. Pero pronto la rivalidad entre ambos empieza a crecer dando lugar a situaciones cómicas con las que Lilti quita algo de hierro a esa denuncia que hace de los métodos académicos a los que, además, sólo unos pocos privilegiados pueden acceder.

Cambio de roles

La película parte de una estructura clásica del bildungsroman, o novela de aprendizaje. El alumno repetidor y experimentado, capaz de sacrificarlo todo por llegar a ser médico, muestra al recién llegado, cómo funciona todo y este absorbe la información rápidamente. Pero lo hace mucho más rápido que su guía, hasta el punto en el que los roles acaban invertidos.

Aunque Benjamin es menos apasionado que Antoine, a diferencia de este, cuenta con una herencia cultural previa. Hijo de un padre médico y una madre universitaria, es él quien tiene los códigos y por tanto, quien sabe adaptarse al sistema educativo porque ya tiene interiorizado cómo funciona. Antoine no ha conseguido llegar a ese punto en los dos años anteriores y ni siquiera la pasión que siente por la Medicina puede suplir algo así.

Cuando uno parte de la realidad para escribir, reaparece la cuestión política. Cada uno debe elegir su campo. La política es una forma de hablar del mundo, igual que el cine. Así que hago películas políticas contando historias sobre nuestra época. Thomas Lilti

Precisamente esto es lo que Lilti denuncia durante los 92 minutos de metraje de Mentes brillantes. Un sistema educativo basado en memorizar datos en lugar de promover el aprendizaje y el desarrollo conocimientos y habilidades, algo que sólo favorece a unos cuantos y que pone de relieve las diferencias culturales que devienen en diferencias sociales.
Pero no se trata sólo de una cuestión política. En el corazón de la película está la amistad entre Antoine y Benjamin, una complicidad que evoluciona y va del apoyo a la rivalidad, de la lealtad a los celos y la envidia. Una amistad que se aprecia desde diferentes ángulos, llena de matices que los actores se han encargado de infundir a sus personajes. Y es también una película sobre la llegada de la madurez y de ese momento en el que uno deja de ser un solo un chico.

El director Thomas Lilti.

La bata blanca del doctor Lilti

En Hipócrates, en Un médico de campiña y, ahora, en Mentes brillantes, Lilti recoge el drama y la comedia a partir de una mirada tan humana como especialista. Es inevitable crear vínculos entre los tres largometrajes. Se puede, incluso, hablar de una trilogía desordenada en la que tres personajes masculinos se encuentran en una encrucijada en sus vidas con tres visiones diferentes de la Medicina.

La inquietud y la necesidad de mostrar los entresijos de la Medicina no es un capricho del realizador francés. Él mismo se doctoró y pasó por las exigentes pruebas de acceso que como espectadores experimentamos de la mano de sus protagonistas. A través de su cine consigue enlazar dos mundos que le apasionan sin que se sepa muy bien dónde empieza la obligación y dónde termina la afición. Lo que sí está claro es que el realizador/doctor sabe muy bien de lo que habla, y mejor aún, sabe cómo contarlo.

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Cine canadiense Actualidad

La caída del imperio americano: un dilema ético

El cineasta canadiense Denys Arcand cierra la trilogía social que inició en los 80 con ‘La caída del imperio americano’, una comedia detectivesca que explora el salvaje triunfo del capitalismo.

¿Qué harías si encontraras por casualidad una bolsa llena de dinero? De mucho más dinero del que pudieras ganar trabajando honradamente durante toda tu vida. Es probable que, como cualquiera, hayas fantaseado más de una vez con una idea parecida ¿Te la quedarías o buscarías a su dueño? El protagonista de La caída del imperio americano lo tiene claro en la última película del director quebequense Denys Arcand: él se queda con la bolsa.

La trilogía del éxito

En 1986 el realizador estrenó el filme que daría inicio a un ciclo sobre la crisis de Occidente y sobre la condición humana llamado El declive del imperio americano (Le déclin de l’empire américain). La cinta fue todo un triunfo para el director y su equipo: obtuvo una nominación a los Oscar de ese año y fue premiada en Cannes y en Toronto.

Años más tarde, ya en 2003, el realizador sorprendió con Las invasiones bárbaras (Les invasions barbares) con la que -esta vez sí- ganó el Oscar a Mejor Película Extranjera. Tres décadas después Arcand pone punto y final a su proyecto con La caída del Imperio americano (La chute de l’empire américain), que cuenta con el clamor de buena parte de la crítica internacional.

El argumento

La película, en formato de thriller, cuenta la historia de Pierre-Paul Daoust (Alexander Landry), un inteligente joven doctorado en filosofía que sobrevive como puede a base de trabajos precarios que se encuentra en plena crisis existencial. Un día, repartiendo en una furgoneta asiste de forma accidental a un atraco que sale muy mal para todos los implicados. Pierre-Paul observa como una bolsa de gimnasia llena de dinero cae a sus pies sin testigos en las inmediaciones. La perspectiva de ver por fin un cambio en su vida supera todos los escrúpulos que pudiera tener y decide llevarse la bolsa consigo.

https://www.youtube.com/watch?v=nij0x5EB4Xk

Con la inestimable ayuda de una escort de lujo, un motero ex convicto y un abogado que sólo quiere aprovecharse de la situación, el protagonista aprenderá cómo gestionar esa ingente cantidad de pasta mientras los ladrones y la policía la buscan. Cegado por la gallina de los huevos de oro y a pesar de su alto C.I., Pierre-Paul caerá en todas las trampas.

Arcand te hace pensar

Este polar que coquetea con la comedia y que cuenta con guion propio del director, busca algo más que entretener al espectador. Y lo hace a través de un reparto coral completamente canadiense que da vida a unos personajes carismáticos y cultos, aunque arquetípicos, que se mueven en mundos muy diferentes y que se sirven de contrapunto unos a otros.

Como ya hizo con las dos cintas que la preceden, a través de La caída del imperio americano Arcand pone de relieve casi todos los males de la época en que vivimos: evasión de impuestos, miseria, prostitución de lujo, ignorancia de las masas y la larga sombra de los Estados Unidos impregnándolo todo.

La avaricia y el poder se enfrentan con la ética en un largometraje que proyecta las contradicciones de la sociedad actual que todos vivimos en primera persona y a diferentes niveles. La caída del imperio americano no es exactamente una denuncia, sino más bien una llamada a la acción. Lo que Arcand pretende decirnos, a pesar de su pesimismo y sacándonos alguna carcajada de camino, es que todavía no es tarde para despertar nuestra conciencia y que, por supuesto, tenemos que hacerlo.

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Cine francés Actualidad

Dobles vidas, la era digital según Assayas.

Dobles vidas, la comedia dirigida por Olivier Assayas que inauguró el Festival de Cine Europeo de Sevilla, se estrena el próximo 12 de abril.

Olivier Assayas estrena este mes Dobles vidas (Doubles vies, 2018), una comedia donde el avance tecnológico es protagonista. Al cineasta le preocupa el devenir del mundo en esta tercera revolución industrial que estamos viviendo. Le interesa averiguar cómo la tecnología, la hiperconectividad y la inmediatez de la comunicación virtual han transformado no sólo la manera de relacionarnos con el mundo; sino también la manera que hemos desarrollado de estar en él, convirtiendo Internet en una extensión de nuestra mente.

Ya dejó ver algún atisbo de esta inquietud en una escena en su anterior película, Personal Shopper (2016), en la que fuimos testigos de un inquietante intercambio de mensajes desde un Smartphone. En Dobles Vidas aborda esta cuestión en el contexto del mundo editorial en el que el ebook y el audiolibro han irrumpido como titanes imparables dispuestos a eliminar el romanticismo del papel.

Un vodevil intelectual y chic

Dobles vidas sigue a Alain (Guillaume Canet), director de una famosa editorial dispuesto a modernizar su empresa y adaptarse al mundo tecnológico, y a su mujer Selena (Juliette Binoche), actriz encasillada que vive con frustración su trabajo en una serie de televisión. También está Léonard (Vincent Macaigne), escritor bohemio amigo de ambos cuyos libros publica Alain bajo su sello, y Valerie (Nora Hamzawi), su compañera y sufridora asistente de un político.

A pesar de una larga amistad y de una carrera editorial compartida, Alain rechaza el último manuscrito de Léonard mientras este se encuentra inmerso en una polémica twittera a causa de sus novelas autobiográficas. Ambos amigos hacen frente a una crisis de madurez y las relaciones entre ellos y sus parejas se cruzan y se enredan de manera complicada.

Hablar por los codos

Después de la primera escritura del guión de Dobles vidas y pasado un tiempo considerable, Assayas aborreció su relectura. No estaba en absoluto conforme con lo que había escrito en su momento y decidió cambiarlo radicalmente. Se deshizo de toda acción y de todo acontecimiento dramático y puso todo el foco en el diálogo.

El resultado fueron unos personajes verborreicos que recuerdan a los de Woody Allen –aunque con más vino de por medio– que el elenco de actores defiende dignamente durante toda la cinta. En este filme, quizá el más divertido del director, los protagonistas hablan de Internet, de la aparición de los ebooks y la desaparición del papel, de la tendencia de los lectores y del mundo editorial. Pero también hablan de cuestiones puramente humanistas como el paso del tiempo, las relaciones sentimentales, de la infidelidad, de los celos… Conversan todo el tiempo; conversan sobre cualquier tema y el espectador queda atrapado en esa vorágine de frases ingeniosas y lapidarias.

Una carrera de fondo

La relación de Olivier Assayas con el cine se remonta a su más tierna juventud. Hijo del prestigioso guionista Jacques Rémy, empezó escribiendo con él para terminar redactando algunos episodios para series de televisión. Más tarde se convirtió en una figura importante como crítico en la revista Cahiers du Cinéma en una época en la que redescubrió a toda Francia el cine asiático.

Olivier Assayas junto a Juliette Binoche

Su carrera como director de cine ha sido constante y muy sólida desde mediados de los 80 y ha logrado destacar con varias películas importantes como París se despierta (1991), Irme Velp (1997), Finales de agosto, principios de septiembre (1998) o Después de mayo (2012). Sin embargo, destacó sobre todo por la mini serie Carlos (2010) –aunque para él no deja de ser una película de más de cinco horas de duración que debió fragmentar–, un biopic del terrorista venezolano Ilich Ramírez.

En una carrera cinematográfica en la que el uso de la fotografía es un recurso narrativo casi tangible, Assayas nunca se ha casado con un único género. Ha trabajado el drama, la comedia, el cine de acción e incluso el thriller. En sus películas se advierte un ligero aire de improvisación, un toque poético que parece casual pero que en absoluto lo es, sino que surge de una cuidada y muy pensada puesta en escena de la que, seguro, seguiremos disfrutando en nuevas entregas durante mucho tiempo.

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Actualidad Cine francés

Un profesor en Groenlandia

Un profesor en Groenlandia es el cuarto trabajo del director de cine francés Samuel Collardey, película que nos enseña que el pueblo danés no es el único que posee el secreto de la felicidad.

Desde la calidez del clima mediterráneo que nos envuelve como una leve crisálida, pensar en los helados parajes de Groenlandia se convierte casi en un acto de fe. Es inevitable intuir la sensación sobrecogedora que generan sus inmensos paisajes nevados, acompañados de una gélida sensación de soledad y silencio. Este paraíso hostil –si se me permite el oxímoron– es el destino elegido por el protagonista de Un profesor en Groenlandia (Une année polaire, 2018).

Tiniteqiilaaq, la pequeña aldea situada en la costa este de Groenlandia que acoge a Anders, el nuevo maestro.

Qué hace un chico como tú en un lugar cómo este

El actor Anders Hvidegaard –que se interpreta a sí mismo– da vida a un joven maestro danés recién licenciado que ansía vivir una experiencia diferente y transformadora. Negando su destino como granjero impuesto por la tradición de varias generaciones familiares, decide romper con todo y pedir una plaza como docente en el lugar más alejado posible: Tiniteqiilaaq. Una remota aldea ubicada en la costa este de la isla que cuenta tan sólo con 80 habitantes, incluido un grupo de escolares difíciles de manejar.

Como es de esperar sus inicios son difíciles. Anders debe enfrentar la austeridad de las condiciones de vida locales, como la ausencia de agua corriente o de inodoros, y el escaso interés de los niños y sus familias por la educación escolar. Los pequeños son rebeldes y carecen de interés alguno por el nuevo maestro o la lengua danesa; prefieren ir a cazar o a pescar como siempre se ha hecho y continuar utilizando el dialecto groenlandés.

Con el invierno el joven maestro se encuentra aislado y poco a poco comienza a integrarse. Trineos tirados por perros, la caza y la pesca como medio de supervivencia, el idioma, las tormentas dentro de un iglú, la aurora boreal… La aventura que tanto deseaba se hace palpable y le descubre el encanto de un estilo de vida marcado por la tradición: Anders por fin comprende la belleza que encierra la vida en un medio tan duro.

Pero el danés no es el único protagonista de Un profesor en Groenlandia. También es la historia de Asser, un niño que prefiere ausentarse de la escuela para cazar focas y pescar salmón con su abuelo y que finalmente consigue acompañarle en un convoy, del que el profesor también forma parte, a través de suntuosos paisajes de nieve inmaculada con el objetivo de cazar osos polares. La cinta se torna así en una película de aventuras que muestra un entorno que hará las delicias de nuestras retinas.

La alquimia cinematográfica de Collardey

Samuel Collardey apuesta por la fotografía y la luz en su cinta y convierte cada fotograma en una oda a la naturaleza. Sin perder de vista esta premisa en ningún momento, consigue situar en 94 minutos a Un profesor en Groenlandia a medio camino entre el género documental y el de la ficción, justo en el punto en el que no es fácil distinguir el peso de uno o de otro. Lo que en ocasiones puede resultar una especie de estudio antropológico, en otras se muestra como un drama o una comedia.

Esta mezcla de géneros podría ser el pie del que cojea el filme ya que el espectador puede sentir cierta desubicación, pero es sin duda el estilo del director. Este enfoque le sirvió ya en 2015 para llevarse un premio en el festival de Venecia con la película Land Legs (Tempête).

Hasta nunca, prejuicios

La mayor isla del mundo sigue siendo una colonia. Groenlandia está políticamente constituida como una región autónoma perteneciente al Reino de Dinamarca pero no es del todo independiente. Dinamarca, como si de un padre sobreprotector se tratara, gestiona su política financiera, la de asuntos exteriores y los aspectos relacionados con la seguridad de la región.

Tal y como ocurre en otros países que tuvieron o tienen colonias, la herencia danesa de cierto complejo de superioridad hacia los inuit está latente entre sus habitantes.

¡Ves las cosas como un danés! el reproche de una de las aldeanas al protagonista por su supuesta superioridad moral.

En la película se aprecia el reflejo de este hecho en la actitud prejuiciosa de algunos de sus personajes. Por ejemplo antes de que Anders parta hacia la gélida Groenlandia, su padre cuestiona su decisión alegando que “ese lugar está lleno de alcohólicos”. El propio profesor, una vez alejado del confort que proporciona Europa, pasa por un proceso de purificación al hacer frente a los convencionalismos centroeuropeos y abrazar otra cultura.

Como espectadores, nuestros prejuicios se tambalean al mismo ritmo que los de Anders. Y la que escribe se pregunta: ¿Acaso no es este uno de los mejores atributos del cine? Que una película nos ponga en conflicto con nosotros mismos; que nos obligue a cuestionarnos nuestros propios principios y que nos haga averiguar de dónde salen y si todavía sirven. Una entrada de cine puede ser la verdadera autoayuda; el auténtico crecimiento personal. Chúpate esa, Paulo Coelho.

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Actualidad Cine francés

Desplechin: a vueltas con el pasado

Se acaba de estrenar el nuevo trabajo del francés Arnaud Desplechin. El director se rodea en esta ocasión del star-system galo para dar vida a los personajes de Los fantasmas de Ismaël, un drama con forma triangular.

El concepto de triángulo amoroso se ha explorado una y otra vez en la ficción. Uno de los pioneros fue Homero, cuando tuvo a bien que Ulises en la Odisea se topara con la bella Calipso mientras que su esposa, Penélope, lo esperaba en Ítaca rechazando a un pretendiente tras otro. Pero no hay que irse tan atrás ni limitarse a la literatura. En el cine se trata de un argumento recurrente que -casi- siempre funciona.

Lo vimos en Jules et Jim (1962) de François Truffaut, en Y tu mamá también (2001), el road trip a la mexicana de Alfonso Cuarón; lo vimos en la perturbadora Los soñadores (The dreamers, 2003) de Bertolucci o en Los amores imaginarios (Les amour imaginanaires, 2010) del enfant terrible canadiense Xavier Dolan. La lista podría seguir y seguir y todavía nos quedaría alguna película en el tintero para añadir. Sea como sea, la fórmula funciona. Es fácil conectar psicológicamente con lo que vemos en la pantalla si lo que nos muestran se parece de alguna manera a nuestras vivencias o fantasías. Y es que, ¿quién no tiene un amigo o amiga que se ha visto involucrado en una situación así?

El francés Arnaud Desplechin apuesta precisamente por un triángulo amoroso en su recién estrenada Los fantasmas de Ismaël.

El francés Arnaud Desplechin apuesta precisamente por un triángulo amoroso en su recién estrenada Los fantasmas de Ismaël (Les fantômes d’Ismaël, 2018). En esta película nos retrata a Ismaël, alter ego de Desplechin e interpretado por el actor Mathieu Amalric, un director de cine sumido en una profunda crisis personal y profesional que mantiene una relación con la dulce Sylvia, una astrofísica a quien da vida la gran Charlotte Gainsbourg. Pero pronto, como si fuese un fantasma, irrumpe en escena Carlotta, en la piel de Marion Cotillard, la mujer de Ismaël desaparecida, dada por muerta desde hace más de 20 años. En ese momento todo parece volverse inestable e Ismaël oscila entre el pasado y el presente. Entre Sylvia, que representa lo tangible y el ahora, la establidad; y Carlotta, la pasión inolvidable del pasado envuelta en un halo misterioso.

El filme, que fue la película de apertura del Festival Internacional de Cine de Cannes de este año, está enmarcado en el género de la tragicomedia y revela ciertos toques del cine de espías clásico. Está cargado de autoreferencias a la obra anterior de Desplechin y, a pesar de lo críptica que pueda resultar la cinta en ese sentido, el director derrocha libertad creativa durante toda la película. La abre en varias direcciones dándole diferentes significados a lo que narra; llevándonos de lo real a lo onírico sin casi darnos cuenta, sobreponiendo unas capas sobre otras al más puro estilo impresionista. Y aunque suene a maraña complicada, sólo por ver a Cotillard y a Gainsbourg compartiendo pantalla y entretejiéndose en la trama de la cinta, ya merece la pena ir al cine a ver lo último de Desplechin.

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