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La baguette francesa, patrimonio cultural inmaterial de la UNESCO

El tipo de pan más popular (y más suculento) en Francia, la baguette, ha sido recientemente declarado patrimonio cultural inmaterial de la UNESCO. Este símbolo de la cultura y gastronomía del país galo ha sido inscrito en la lista de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura como bien cultural inmaterial, incluyendo su proceso de fabricación.

Para ello se han valorado las características determinantes de la particularidad de su proceso, las técnicas requeridas y las pautas de consumo y prácticas sociales que lleva aparejadas, en una reunión celebrada en Rabat (Marruecos).

“Al registrar el saber hacer y la cultura de la baguette en el patrimonio cultural inmaterial, la Unesco destaca que una práctica alimentaria puede constituir un patrimonio por derecho propio, lo que nos ayuda a ser parte de la sociedad”. Son palabras de la directora general de la Unesco, Audrey Azoulay. Según manifiesta, este pan “honra el saber hacer de los panaderos artesanos” y también “celebra toda una cultura.» Y es que la baguette es más que un alimento, se trata de un ritual diario, un elemento estructurante de la comida, un sinónimo de compartir y de convivencia.

Su historia

La baguette tiene más de 100 años de vida, se popularizó después de la II Guerra Mundial y es, sin ninguna duda, el tipo de pan que más se consume en Francia, Concretamente, casi 6 mil millones al año. La ministra de Cultura de Francia, Rima Abdul Malak, ha aplaudido también el «reconocimiento para los artesanos y esos lugares unificadores que son las panaderías». La baguette, ha añadido, es «parte del día a día de los franceses».

Y es que fue a partir de 1920, y gracias a una ley laboral que no permitía trabajar antes de las 4 de la mañana, cuando este delicioso pan se convirtió en un símbolo. Y, por tanto, en parte la rutina alimenticia del día a día en el país galo. Debido a esta ley los panaderos crearon una barra más estrecha, más larga y con un menor peso de las antiguas hogazas. Así, se conseguía reducir el tiempo de fermentación y cocción para llegar a tiempo al desayuno.

 

El secreto está… ¿en la masa?

De hecho, es el gremio de panaderos artesanos franceses el que estableció que la baguette debe tener un máximo de 6 cm de anchura, entre 60 y 70 cm de largo y con un peso máximo de 250 gramos. Pero el secreto está también en la combinación de cuatro ingredientes: harina de trigo, agua, levadura, sal. Y por supuesto, un poquito de ‘savoir-faire’, el arte de saber disfrutar la vida.

El proceso de elaboración tradicional incluye una sucesión de pasos: dosificación y pesaje de los ingredientes, amasado, primera fermentación de la masa, división, relajación, moldeado manual, fermentación, escarificación (firma del panadero) y horneado. Se diferencia de otros panes, dice la candidatura, porque se compone de estos cuatro ingredientes, de los que cada panadero obtiene una barra única jugando con sus diferentes pasos de elaboración.

Los amantes del pan ya consideraban a la baguette como un alimento imprescindible en su dieta diaria y hasta en su estilo de vida. El propio presidente francés, Emmanuel Macron la definió como «250 gramos de magia y perfección en nuestra vida cotidiana». En definitiva, se trata de una práctica, expresión, saber y técnica que se ha transmitido por las comunidades de generación en generación. Y proporciona un sentimiento de identidad y de continuidad, por lo que es necesario que la tradición se proteja y prevalezca en el tiempo.

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El mejor croissant de Málaga: conocemos su historia y dónde encontrarlo

Tópicos grastronómicos y culturales ¿se cumplen?

La cultura francófona, como la gran mayoría, están rodeadas de tópicos que a veces son divertidos y otras, otras veces cansan. En el caso de la cultura francesa ocurre lo mismo, y, con toda la razón del mundo, muchos de sus tópicos tienen que ver con la gastronomía, o más concretamente con la repostería. Acompañanos, vamos a hablarte del mejor croissant de Málaga.

¿Quién no ha pensado baguette, pain au chocolat o croissant cuando se hace referencia al país galo? Pero la realidad es que aquellas personas que hayan probado un croissant hecho según la receta y la forma francesa adecuada sabrán que esto va más allá de los tópicos. La repostería francesa (pâtisserie française) es la pastelería típica de este país europeo, considerada una de las más importantes ya que ha influenciado enormemente en otras reposterías del mundo.

Lo bueno de la Alianza Francesa de Málaga es que además de poder aprender francés en sus múltiples cursos, de obtener certificaciones oficiales de nivel del idioma, o de acudir a alguna de las actividades culturales, es un punto físico y virtual que une lo francófono con la ciudad de Málaga.

 

Respostería francesa (de la buena) en Málaga

Y con esta premisa llegamos a 25 Degrés, la boulangerie de moda que puedes encontrar en el centro de Málaga o en Cerrado de Calderón. Su secreto está en la forma de trabajar, siempre con 4 ingredientes cruciales: pasión, tiempo, cariño y esfuerzo. Gracias a eso, consiguen productos de calidad superior que nos acerca a los sabores y aromas del pan de cada lugar del mundo.

En su tienda podrás ver cómo el pan fermenta, se cuece y disfrutar de ese aroma único, el olor de la infancia. Y dentro de toda su oferta de dulces y de panes, hay un gran favorito del gran público: el croissant. Y aunque lo ofrecen de distintos sabores, nosotros apostamos por el clásico, el que, consideramos que es el mejor croissant de Málaga.

Recientemente nos acercamos a Calle Camas a degustarlo, y de paso pudimos hablar con Laurent Grumel, dueño de 25 Degrés, al que le hicimos unas preguntas para acercarnos mejor al universo del croissant, y de la repostería que trabajan.

Cuestionario

¿Qué pan recomendarías al público de Málaga para desayunar? ¿Y para hacer un buen bocadillo?

Para desayunar: Pan de campo natural o pan de campo de semillas (harina semi integral con masa madre de centeno).

Para un buen bocadillo: Recomendó 2 tipos de pan: Baguette (barra) hecho con masa madre de trigo + Bagel.

Sin desvelar ningún secreto importante; ¿cuál es el truco o elemento que hace que un croissant sea único?

Primero es la harina y seguramente la calidad de la mantequilla que vas a elegir, después el proceso de la laminar bien la masa y también la fermentación.

¿Cuántos croissants hacéis al día?

300 por dia.

De todos los productos que ofrecéis, ¿cuál es el que ha conquistado al público malagueño?

El pan de campo, la baguette y el croissant!

Y ¿qué productos de la repostería francófono piensas que son los más desconocidos?

El Kougn-Amann (primo de la palmera, mismo producto pero hecho con masa de croissant).

¿Podrías contarnos brevemente la historia de 25 degrés en Málaga? ¿Cómo nace la idea de desarrollar este proyecto?

Cuando trabajaba en Guinea Ecuatorial, teníamos 4.000 empleados, cada empleado consumía 6 mini baguettes por día y queríamos montar una panadería interna para no depender de las panaderías de allí, y así es cómo hemos desarrollado la idea en Málaga.  Soy francés pero crecí en Marruecos, y siempre quise poder vivir aquí, especialmente después de cada verano de vacaciones en Marbella y Málaga con mi familia. Por eso cuando tuvimos que elegir una ciudad para el proyecto, hemos elegido Málaga por el corazón y también por su proceso de gran desarrollo.

¿Dirías que 25 degrés tiene una filosofía particular?

Nuestra filosofía es: panaderia & pasteleria INTERNACIONAL, productos de calidad, saludables y ecológicos, productos artesanales y un servicio a la imagen de nuestros productos «generoso».

¿Cuál ha sido la respuesta de la comunidad francófona de Málaga?

Muy buena, la gente se muestra feliz de encontrar productos franceses.

Si tuvieras que elegir un tipo de pan… Para el pan, el de campo .

Un dulce… El brownie.

Un snack salado… La focaccia tomate y aceitunas de Kalamata ecológicas.

El aperitivo perfecto para el mediodía… Un bocadillo de atún hecho con nuestra receta artesanal de atún o una de nuestra quiches.

Por último; ¿es posible trabajar con la gastronomía del pan y la repostería sin caer en la tentación constantemente? Es difícil resistir el olor que se percibe cuando uno entra en 25 degrés..

Al principio tienes que probar todo y después de algunos meses tienes que pensar equilibrar y no comer mucho para controlar tu peso aunque la tentación está siempre a tu lado 🙂

Breve historia del croissant

Fue en el año 1683, los soldados otomanes al mando del gran visir Mustafá Pachá, que habían ya conquistado Hungría y todas las naciones que recorre el Danubio, pusieron cerco a Viena, último baluarte en que la Cristiandad mantenía su resistencia a las hordas musulmanas turcas. A pesar de sus repetidos asaltos, éstas no habían conseguido quebrantar la resistencia de los vieneses.

Los turcos decidieron entonces tomarlos por sorpresa y recurrieron a una estratagema. Idearon socavar el terreno, a fin de que una trinchera o corredor pasara por debajo de las murallas, hasta desembocar en el centro de la ciudad. Para no ser descubiertos trabajaban sólo por la noche, pero no se habían percatado de que los panaderos también trabajaban a esas horas. Estos oyeron el ruido que hacían los turcos con las palas y picos, y dieron la voz de alarma.

De manera que los defensores fueron los que sorprendieron a los turcos, obligándoles a levantar el sitio y Viena fue salvada gracias a sus panaderos. Contemporáneamente, la caballería al mando del rey de Polonia Jan (III) Sobiesky completó la obra, y se relegó a los turcos más allá de las fronteras del estado austríaco. El emperador de Austria, Lepoldo I, en recompensa, les concedió honores y privilegios; el derecho de usar espada al cinto fue el más apreciado.

 

Media luna: así se «coronó» al croissant como un favorito

Los panaderos, agradecidos, inventaron dos panes: uno al que le pusieron el nombre de «emperador», y otro, al que llamaron «croissant», o sea «media luna» y «Halbmond» en idioma alemán, como mejor mofa del emblema de los musulmanes turcos.

Los pasteleros vieneses, siguiendo las huellas del croissant, elaboraron otros tipos (¡de entre la infinidad de dulces de los que está compuesta la pastelería vienesa!), siempre de la misma forma como el «Vanillekipfert», un croissant aromatizado a la vainilla. O como el «Mandelbögen» aunque más pequeño pero aromatizado a la almendra. Incluso otros, siempre en forma de media luna: el «Mohnbeugel» una pasta rica de semilla de amapola, mientras que la pasta del «Nussbeugel» lleva nueces y miel.

Desde entonces el croissant invadió Europa y el mundo, hasta que los franceses —no sería el primer caso— lo hicieron «suyo», dándole la nacionalidad y oficializándolo con este nombre. Hay que reconocer que los pasteleros y panaderos franceses lo preparan de maravilla, casi confirmando que sólo ellos lo saben hacer bien, ¡sabroso y crujiente! En efecto, en Francia, por la mañana, eso del croissant es un ritual: no hay «petit déjèuner» en los grandes hoteles, pero también en cualquier brasserie, que no lleve unos croissants en la bandeja, acompañando al café o lo a lo que sea, haciendo a menudo pareja con el brioche, que también éste tiene su leyenda.

 

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Beaujolais: un vino, una región y una celebración francesa

Hoy se celebra un día destacado en las festividades de la cultura francesa. La fiesta del Beaujolais Nouveau tiene lugar, como cada año, el tercer jueves de noviembre.

El ‘beaujolais nouveau’ es un vino tinto francés joven afrutado y fresco, que se cosecha y está presente en todas las bodegas francesas. Se realiza con uvas gamay y se produce en la región de Beaujolais, en Francia. Su particularidad, además de su historia y las celebraciones que históricamente origina, se encuentra en que según el año tiene toques de plátano, frutos rojos o avellana en su característico sabor, fermentado pocas semanas antes de su consumo.

Tras el año anterior en el que la pandemia dificultó el desarrollo de la cosecha, y, sobre todo, de la celebración, hay un sentimiento de esperanza y ganas de celebrar en la región, explicaba a Euronews Alain Laforest, presidente del dominio vitícola «Les Sarmentelles», organizador del evento.

Y es que hoy es un día en el que las calles de baile se llenan de música hasta altas horas de la madrugada para celebrar este vino joven, sin crianza o envejecimiento, listo para su consumo tras pocos meses después de la vendimia. La fiesta se celebra desde 1951.

Esta celebración, además, trasciende la frontera gala. Cada año se producen más de 20 millones de botellas de Beaujolais que viajan a un centenar de países de todo el mundo, con Estados Unidos y Japón a la cabeza. Cuando se acerca la noche en la plaza del pueblo un golpe seco es la señal para que todo el mundo pueda por fin degustar tan esperado vino.

¿Es el beaujolais un vino? ¿O una región de Francia? ¿O una denominación de origen?

Todas son correctas.

El vino

La región de Beaujolais se dedica de forma continuada a la producción de vino. El viñedo de Beaujolais cuenta con 12 denominaciones principales, agrupadas de menor a mayor calidad de la siguiente forma: Beaujolais Nouveau (los vinos más jóvenes), Beaujolais, Beaujolais Supérieur y Beaujolais-Villages (los vinos tradicionales) y los Grands Crus (los de mayor calidad y que son 10 en total, mayoritariamente referidos a pueblos, más que a viñedos individuales: Saint Amour; Juliénas; Chénas; Moulin-à-Vent; Fleurie; Chiroubles; Morgon; Régnier; Brouilly; Côtes de Brouilly).

Es un vino tinto muy frutado, fresco, muy poco alcohólico, color rosa púrpura, con aroma a frutas muy marcado como ésteres de banana o pera que se bebe a las pocas semanas de su elaboración (6 a 8 semanas) con 100% de uvas Gamay, la cual posee una piel muy fina y muy baja cantidad de taninos. Es de maduración temprana y de alto rendimiento. Por ley la cosecha debe ser realizada a mano ya que se utiliza una variante local del proceso de maceración carbónica llamada método Beaujolais en la que la fermentación se realiza con el grano de uva entero en una atmósfera de dióxido de carbono. Esto otorga vinos más frescos, más frutados con menos extracción de taninos de la piel.

Estos vinos se aconsejan para acompañar carnes asadas, ensaladas, pastas y van muy bien con quesos. Es mejor beberlos bien fríos, por ser un vino ligero, con una temperatura ideal de 12°. En este caso, los vinos son más cotizados cuanto más jóvenes, ya que además no se pueden consumir después de un año. Comienzan a declinar su precio a medida que se acercan a los 12 meses, con excepciones de algunos vinos que pueden llegar a los 2 o 3 años.

 

Historia y origen

Este vino tiene la particularidad «comercial» de ser lanzado al mercado el tercer jueves de noviembre, denominado «El día del Beaujolais Nouveau. Esta celebración se practica desde hace más de 60 años. Antes de 1950, el estado francés prohibía la venta de los vinos con denominación de origen antes del 15 de diciembre, pero un decreto oficial puso fin a esta situación y a partir de 1985 se fijó la comercialización del nuevo Beaujolais el tercer jueves de noviembre, a medianoche, hora local. A partir de entonces se tornó rápidamente popular, sobre todo en la región de Lyon.

El eslogan tradicional, incluso en países de habla inglesa, era “Le Beaujolais nouveau est arrivé El éxito comercial del Beaujolais nouveau llevó al desarrollo de otros vinos «primeur» (el primero) en otras partes de Francia, como la DOC Gaillac cerca de Toulouse. Estos vinos también se ponen a la venta típicamente el tercer jueves de noviembre, como el Beaujolais nouveau. La práctica se ha extendido a otros países productores como Italia («vino novello«) y España. En Chile durante dos siglos ha existido un vino tradicional conocido como vino pipeño, de corta fermentación en grandes fudres (toneles) de madera Raulí, que actualmente está siendo retomado por chilenos y franceses.

Actualmente existe la Ruta del Beaujolais que recorre las 12 denominaciones de origen. Ruta que va desde las puertas de la región vecina de Borgoña hasta las puertas de Lyon.

En los 140 km de la Ruta de los Vinos de Beaujolais, se recorren 36 localidades, llegando a conocer 10 grandes  Crus :Brouilly, Chénas, Chiroubles, Côte-de-Brouilly, Fleurie, Juliénas, Morgon, Moulin-à-Vent, Régnié, Saint-Amour. Aquí se pueden degustar ejemplares de Beaujolais, más complejos: los Cru o Gran Cru de Moulin-à-Vent y Fleurie, del viñedo Domaine du Vissoux, el atractivo y floral Côte de Brouilly, de Jean-Paul Brun, o los poderosos y estructurados Morgons, de Louis-Claude Desvignes, los cuales se diferencian bien de otros ejemplares más ligeros. Y estos sí  pueden guardarse por más tiempo.

El alcohol debe consumirse exclusivamente por mayores de 18 años, y con moderación y responsabilidad.

 

 

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