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Girbent: amor al cine desde los pinceles

A finales de mayo el CAC Málaga reabrió sus puertas con la exposición individual ‘Opus Nigrum’ del artista mallorquín Pep Girbent, una muestra rebosante de referencias al cine y con numerosos guiños a la cultura francófona.

Tras dos meses y medio de confinamiento en los que la gran mayoría de imágenes que hemos consumido, o mejor dicho, disfrutado, han sido digitales, la reapertura de los museos ha supuesto para muchos un soplo de aire fresco. Para su vuelta a la vida, el pasado 22 de mayo el Centro de Arte Contemporáneo de Málaga acogió en su sala central la exposición ‘Opus Nigrum’ del artista mallorquín Pep Girbent.

La muestra, comisariada por Helena Juncosa, directora del centro, podrá visitarse hasta el 23 de agosto. ‘Opus Nigrum’ está compuesta por una decena de obras en un elegante blanco y negro, la mayoría de gran formato, creadas a partir de óleo y carboncillo. Varias son inéditas y han sido realizadas desde el 2014 hasta la actualidad.

Smoke. Políptico, óleo sobre tela. Ocho tentativas de copia de una misma escena.

 

La copia más original

Girbent disfruta en ese terreno fronterizo entre la pintura y la fotografía, pues sus lienzos, de lejos, parecen fotografías. Sin embargo, al acercarnos, podemos observar el trazo, la materia. De cerca podemos apreciar que son obras vivas alejadas de lo estático.

Es magnífica la sensación que se tiene durante los primeros segundos en los que nos enfrentamos por primera vez a sus cuadros. Rápidamente el deja-vu deja paso al asombro. La escena representada nos resulta familiar y no tardamos en caer en la en la cuenta de que ya la hemos visto antes. Sí, ¡en el cine! Si no es esta imagen exacta, al menos una muy parecida. Casi idéntica. ¿Hay diferencia?

Girbent selecciona y extrae imágenes del cine para realizar con ellas, una vez separadas de su flujo narrativo original, una operación de transfiguración. Así, fantasmas procedentes de un mundo bidimensional adquieren un cuerpo, se convierten en presencias sensuales en medio de la marea digital.Helena Juncosa, comisaria de la exposición y directora del CAC Málaga

La obra del mallorquín se alimenta de la tradición pictórica occidental y del amor al cine. A través de una técnica plástica depurada e impecable, el artista ofrece fotogramas de películas de Jim Jarmusch, Wong Kar-Wai, Jean-Luc Godard François Truffaut. Copias de escenas de aquellas cintas tan emblemáticas del siglo XX que, bajo su pincel o su carbón, sufren ciertas transformaciones.

El rito, 2017

 

Los escenarios y su protagonistas se enredan con los intereses artísticos de Girbent hasta convertirse «en otra cosa». Otras escenas alejadas del plano secuencia que las contenían originariamente. Diferentes niveles de profundidad, diferentes lecturas. Entre el original y la copia, susurros de voces; entre ellas las del filósofo Leibniz recordándonos que no hay en el universo dos cosas iguales.

La Nouvelle Vague al óleo

Esta exposición deja al descubierto los referentes cinematográficos del artista (también los literarios y filosóficos, explicados por él mismo en cada uno de los archivos PDF que acompañan a las obra y que se pueden descargar fácilmente a través de un lector de QR). Entre ellos, imposible pasar por alto el homenaje a Jean-Luc Godard y a François Truffaut, dos de los grandes nombres de la Nouvelle Vague, y a tres de sus títulos más importantes: À bout de souffle (1960), Bande à part (1964) y Jules et Jim (1961)

En la pintura titulada El espacio / El tiempo V vemos a Jean-Paul Belmondo y Jean Seberg (o mejor dicho, a sus doppelgängers pictóricos), actor y actriz de Al final de la escapada de Godard. Iconos de la Nueva Ola compartiendo un espacio interior e íntimo; como “un Adán y una Eva en el paraíso acotado de una habitación, una cápsula-refugio donde es posible reiniciar una vez más el origen del mundo”. En este óleo de grandes dimensiones destaca la luz que baña a ambos y que casi recuerda al modelo atemporal de las anunciaciones que se han repetido a lo largo de la historia del arte occidental, consiguiendo una atmósfera casi metafísica bañada por reflejos y volutas de humo.

El segundo homenaje al director lo observamos en el cuadro Fantasmagoría / La irrupción, en el que se representa el célebre plano secuencia de Banda aparte rodado en el Museo del Louvre, cuando los tres protagonistas del film atraviesan galerías y pasillos a la carrera, tratando de recorrer la pinacoteca en el menor tiempo posible (escena que recreó años más tarde Bertolucci en The Dreamers. De nuevo la copia como expresión original).

Fantasmagoría / La irrupción, 2015

 

Es interesante el contrapunto que ofrecen las pinturas auténticas -desde dentro de la obra- que se observan, inmóviles y enigmáticas, en las paredes del Museo. Tres líneas temporales protagonizadas por estas, por los actores de la secuencia cinematográfica y por el espectador que admira el óleo de Girbent. Espacio, tiempo, cine y pintura; un único hilo.

Truffaut también tiene lugar en el imaginario del artista. Reconocemos con rapidez el fotograma de la película Jules y Jim en el lienzo The race VII  “donde una mujer ataviada de pillo y con el bigote pintado, corre junto a dos hombres por un puente.” De nuevo el trazo difuminado; la representación de la velocidad, del instante que se evapora.

The race, 2020

 

Opus Nigrum: Yourcenar y la alquimia

En medio de esta experiencia sensorial también encontramos un guiño a la literatura francófona en propio título de la muestra. Opus Nigrum es el nombre de una de las obras más reconocidas de la novelista, ensayista, poeta, dramaturga y traductora belga Marguerite Yourcenar, en la que se narran las peripecias de un médico y alquimista llamado Zenó. Girbent asegura que esta novela es para él una obra literaria de referencia.

A la izquierda: El espacio / El tiempo V, 2019. A la derecha: The race VIII, 2020

 

El término Opus Nigrum alude a una vieja fórmula de alquimia que permite la separación y la disolución de la materia original para la creación de otra materia nueva, diferente. Precisamente da nombre a esa transfiguración de los fantasmas luminosos extraídos de las películas llevada a cabo por el artista. Entes puramente visuales que adquieren un cuerpo tangible bajo el pincel o el carbón de Girbent. Sus cuadros se pueden contemplar, en efecto, como un proceso alquímico. Ficción y realidad, lo tangible y lo intangible.

Lo verdadero, lo falso y la copia se entremezcla en un discurso artístico que, como dicen en el propio CAC, a veces no se pueden distinguir.

‘Opus Nigrum’ estará presidiendo la sala central del CAC hasta finales de agosto. No dejéis pasar la oportunidad de visitarla.

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Pedagogía Festival Actualidad Arte

¡Despertaos! Vuelve la primavera

El 20 de marzo es el Día Internacional de la Francofonía. Christian Ubago, Coordinador FOS y Pedagogía y Profesor Examinador de Alianza Francesa de Málaga, nos trae un nuevo artículo muy especial cargado de cultura francófona, lenguaje y, como siempre, sabiduría

En breve llegará la primavera con sus perfumes de naturaleza, de flores y de incienso en nuestras calles. Y también dos fechas que marcar y celebrar: el 8 de marzo y el 20 de marzo, “Fête de la Francophonie” (Fiesta de la Francofonía).

Un compromiso total con los derechos

Si la participación y el compromiso de la Alianza Francesa parece evidente para esta jornada del 20 por razones obvias de defensa y promoción de la lengua francesa y de las culturas francófonas en el mundo, lo es también y con la misma fuerza para el día 8, Día Internacional de la Mujer.

De hecho queremos mostrar nuestra solidaridad y apoyo a las mujeres víctimas de discriminación en el mundo y de la lacra de la violencia de género. En efecto, en un contexto social donde las cuestiones de igualdad entre hombres y mujeres y los debates sobre violencia de genero están muy presentes, el papel pedagógico de nuestras clases de francés y nuestra posición como docente es fundamental.

Enseñar un idioma es enseñar una cultura, un pensamiento y valores de convivencia. Y eso aún más en un mundo donde unas decisiones políticas pueden poner en peligro los mecanismos de protección de las mujeres. Una vez más, la enseñanza del francés que proporcionamos reposa sobre los pilares de la república francesa imprescindibles a la defensa de la igualdad y fraternidad. También queremos informarles (o recordarles) que la gran mayoría de nuestros estudiantes así como los candidatos de las sesiones de exámenes DELF/DALF son mujeres.

Aprender un idioma es así abrirse a una nueva forma de pensar, de compartir y por eso hay que defender el plurilingüismo como manera de entender, crear igualdades y dialogar entre culturas, entre personas de diferentes horizontes, entre hombres y mujeres…

Un mes dedicado la francofonía

Por eso ya calentamos motores para preparar el 20 de marzo, Día Internacional de la Francofonía organizado por la OIF (Organisation Internationale de la Francophonie) que celebra este año su 50 aniversario).

En un mundo globalizado, convulso, lleno de incertidumbres y de amenazas de todo tipo (guerras, violaciones de los derechos humanos, agresiones al medio ambiente, pérdidas de culturas, etc…) la OIF, con sus 88 estados y gobiernos (54 miembros, 7 estados asociados y 27 observadores), quiere tener protagonismo en un proyecto de un mundo mejor, libre, democrático y solidario.

Esta visión de la sociedad a través de la lengua francesa en común (5ª lengua hablada en el mundo , 4ª en Internet, segundo idioma más aprendido en el mundo detrás del inglés) se articula sobre varios ejes que son:

    • El desarrollo de la ciencia y de la investigación con objetivos humanos
    • La importancia de la educación para todos y todas, elemento fundamental para la realización y la integración en la sociedad.
    • La promoción de la diversidad cultural y lingüística.
    • La defensa de la democracia, de la orientación sexual y la igualdad entre hombres y mujeres.
    • El compromiso con el medioambiente y la lucha contra el cambio climático.

Con los 285 milliones de francófonos repartidos en los 5 continentes del mundo os invitamos a celebrar este 20 de marzo, Día Internacional de la Francofonía.

Desde la Alianza Francesa de Málaga celebraremos varios eventos francófonos durante el mes marzo: el sábado 7 de marzo a las 19:00h tendrá lugar una charla aperitivo con Grupo de Estudios Africanos de la UMA (GEAF-UMA) seguida a las 21:00h de un concierto en nuestra azotea de Danza Percusión de Borom Tamba.

También se podrá visitar la Exposición Colectivo Buenguema (Colectivo mestizo formado por Justo A. P. Nguema y María Bueno) hasta el 12 de marzo 2020.

Como cada año 10 palabras fueron seleccionadas alrededor de un concepto.
Esta vez, la temática “Dime 10 palabras al hilo del agua”  nos recuerda que el agua es un bien común de la humanidad y nos invita a saciar nuestra sed de palabras francesas más allá de los mares.

Christian Ubago

Coordinador FOS y Pedagogía / Profesor Examinador

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Diccionario Arte

Los rebeldes del impresionismo francés

La segunda mitad del siglo XIX estuvo marcada por una generación de artistas que mandaron a paseo el establishment de la época para dar paso al impresionismo francés y descubrir una nueva manera de plasmar la realidad en el lienzo.

Al observar los motivos románticos -y algo cursis- elegidos por los artistas del impresionismo francés para sus obras, cuesta pensar que todos esos paisajes floridos, esas imágenes parisinas de elegantes picnics en el bosque o esas escenas de burgueses disfrutando de la absenta en los bares, fueran símbolo de rebelión y subversión ante el paradigma artístico imperante de la época en Francia.

Los impresionistas fueron el grupo más radical, combativo y rompedor de la historia del arte y con su lucha marcaron el inicio del arte moderno. Manet, Degas, Renoir, Braquemond, Pisarro, Cézanne, Monet… Todos los hombres y mujeres que antes o después se adscribieron al movimiento rompieron las reglas del juego y desarrollaron un complejo modo de pintar nunca antes visto que reflejaba la vida moderna de un París efervescente en pleno crecimiento económico y cultural.

Las bailarinas de Edgar Degas

Cazadores de luz

Ahora a nadie le sorprendería ver a una persona pintando en plein air en un mirador, un paseo marítimo o en el campo. Pero a mediados del siglo XIX que alguien sacara su paleta y sus pinceles a la calle y montara un caballete en cualquier parte no era en absoluto habitual ni estaba bien visto. Pero a los impresionistas franceses las convenciones sociales no les decían nada.

Rompieron la pared que separaba sus estudios del mundo real y pasaron más tiempo creando fuera de ellos que dentro. Esto significaba que pintaban bajo constantes cambios de luz y con condiciones ambientales que se escapaban de su control. Querían captar un instante fugaz en el que el color brillaba de una manera determinada o las sombras se encontraban en el lugar preciso. El trazo no tenía más remedio que ser rápido, la velocidad pasaba a ser parte del proceso. Las pinceladas eran intencionadamente evidentes y llenaban el lienzo de vibración: aparecieron gamas más amplias de color, más matices. Realmente se trataba de algo rompedor en aquel momento.

«Almuerzo sobre la hierba» de Manet

Academia versus impresionismo francés

Para los impresionistas no fue fácil ingresar en el mundo del arte. Sus problemas empezaron cuando se toparon con la poderosa y conservadora Académie des Beaux Arts. Para los académicos todo lo que no fuesen representaciones mitológicas, iconografía religiosa o Antigüedad Clásica, no tenía cabida en su prestigiosa institución. Pero estos jóvenes artistas del impresionismo francés no tenían interés en estos temas: ellos querían documentar el mundo tangible y real que los rodeaba.

No obstante, los críticos y la prensa se les echaban encima continuamente. Recibieron burlas y fueron acusados de no generar arte comme il faut. Las reglas eran estrictas y esta nueva técnica amenazaba con cambiarlas para siempre, algo que la Academia no podía permitir. En consecuencia, la mayoría de los impresionistas no podían vender su obra y estaban condenados a una vida de pobreza. Su reacción fue de la indignación al enfado pero, aun así, siguieron adelante y no se rindieron. Al fin y al cabo, se encontraban en el mejor momento histórico posible para rebelarse: cambios políticos violentos, avances tecnológicos, el nacimiento de la fotografía, nuevas ideas filosóficas… París se estaba convirtiendo en una capital urbana y artística sin precedentes.

Rue de Batignolles, 11

Un grupo de unos 30 artistas pertenecientes al impresionismo francés se reunían en su café favorito en el número 11 de la calle Batignolles –hoy el número 9 de la avenida Clichy– para discutir sobre el arte y sus técnicas, la vida y -muy especialmente- la animadversión general que sentían hacia la Académie que casi era palpable en el ambiente.

Claude Manet, que tenía un estudio cerca y pasaba mucho tiempo animando a los jóvenes y nuevos talentos, terminó llamando a esta generación de artistas rebeldes a la que pertenecía y para la que fue una especie de gurú  El grupo de Batignolles.

Las grandes bañistas de Paul Cézanne

El salón de los rechazados

Uno de los acontecimientos artísticos más importantes del momento era el Salón de París, una exposición anual organizada por la Academia a donde los impresionistas, por supuesto, jamás llegarían. El jurado negaba obra tras obra hasta que en 1863 los artistas protestaron cuando más de 3000 lienzos fueron rechazados. Napoleón III, el último monarca de Francia, cuyo régimen no gozaba de popularidad precisamente, trató de tender puentes creando el Salon des Refusés (Salón de los Rechazados). Allí fueron a parar todas las pinturas que no tenían cabida en el Salón de París y gracias a ello fue el público quien juzgó la legitimidad de las obras “malditas”.

A partir del 74, los impresionistas, animados por Manet, siempre motor del movimiento, expusieron en ese salón y comenzaron a recibir la atención que merecían. El impresionismo francés se había hecho un nombre por fin en la historia del arte y con sus artistas, había llegado el mundo moderno.

Bibliografía

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Cultura francófona Arte

Fotógrafos franceses que deberías conocer

Hay muchas maneras de conocer la cultura de un país. Una de las más satisfactorias es hacerlo a través de sus artistas. Por ello, y aprovechando la excusa que nos brinda la exposición de Edouard Taufenbach alojada en nuestra sede de Málaga, queremos hablaros de algunos fotógrafos franceses.

En un solo día podemos llegar a ver la misma cantidad de fotografías que veía una persona del siglo pasado a lo largo de toda su vida. Nos encontramos en pleno auge tecnológico, somos una sociedad hiperconectada, abusamos de Internet y estamos… enganchados a Instagram, la red social dedicada a la imagen con la que pasamos el tiempo haciendo scroll hacia abajo en la pantalla, consumiendo imágenes sin parar. Pero, ¿cuántas permanecen en tu memoria o llegan a conmoverte de alguna manera? Quizá sea el momento de ser más selectivos y de encontrar material que realmente nos resulte estimulante. Nosotros queremos ponerlo fácil, por eso os vamos a hablar en este post de algunos fotógrafos franceses contemporáneos y actuales.

Lo importante no es cómo el fotógrafo mira el mundo, sino su íntima relación con él. Antoine D´Agata

La mirada del siglo XX

Robert Doisneau (1912-1994)

Por las calles del París del siglo XX un hombre se mantiene alerta. Tiene su cámara preparada para capturar cualquier detalle o escena con ella. Se trata de Robert Doisneau, el fotógrafo humanista que disfrutaba recorriendo las aceras y los callejones a la caza del “instante decisivo”.

Aprendió de forma autodidacta y leyendo las instrucciones de los líquidos para revelar las películas, trabajó en un estudio fotográfico que llegó a regentar y terminó siendo uno de los fotógrafos más importantes y con mayor repercusión internacional de Francia. Disfrutaba fotografiando a personas y, de hecho, definía así sus fotos: «Los gestos corrientes de gente corriente en situaciones corrientes». Esa era su especialidad, no importaba si se trataba de personas anónimas con las que se topaba por casualidad o si eran celebridades del momento como Picasso, Giacometti o Camus.

Su fotografía más conocida, El beso del Hotel de Ville, se convirtió en un icono de la posguerra. La escena de un par de enamorados besándose apasionadamente en mitad del barullo de la calle terminó dando la vuelta al mundo. Aunque años después de que la instantánea fuese tomada se desveló la verdad: no fue un beso espontáneo. Doisneau planeo la foto y pidió colaboración a la pareja. Aún así, la fuerza de la fotografía permanece intacta.

Marc Ribaud (1923-2016)

El joven Marc de apenas 17 años que comenzó a tomar sus primeras fotografías con la cámara que le regaló su padre, poco podía imaginar que terminaría perteneciendo a esa generación de fotoperiodistas que engrosan las filas de la prestigiosa agencia Magnum Photos. Su obra siempre estuvo marcada por sus viajes y consiguió encontrar gracia y belleza en los escenarios más desoladores, en las situaciones más difíciles.

Fue reconocido por crear bellas composiciones en blanco y negro que se centraban más en las personas y los lugares que en el evento determinado que las contextualizaba. Un ejemplo claro sería su icónica imagen de 1967 de una joven ofreciendo una flor a los guardias nacionales con bayoneta en una protesta contra la Guerra de Vietnam en el Pentágono.

Uno de los trabajos a los que dedicó más tiempo y por lo que ha sido muy reconocido, fue su serie de fotografías en China. A partir de los años 50 Ribaud visitó este país casi todos los años para documentar cómo la población salía adelante y forjaba su crecimiento económico. Sus fotografías se han convertido en un documento histórico de alto valor.

Fotógrafos franceses en la actualidad

Mucho más que un medio figurativo, la fotografía me ofrece la posibilidad de sondear las fronteras evanescentes entre la realidad y la ilusión, para revelar el profundo supernaturalismo de mi trabajo. Valérie Belin

Valérie Belin (1964)

Belin es una de las artistas más destacadas de su generación. Desde los 90, su obra ha sido expuesta año tras año en numerosos países de al menos 3 continentes. La única manera de explicar este éxito es a través de su exquisito trabajo, marcado por un estilo muy particular que a menudo recuerda a los dibujos hechos a tinta.

El leitmotiv alrededor del que gira su obra es el cuerpo y su lugar en la cultura contemporánea. La artista explora el tema fotografiando a personas que parecen estatuas o robots y, por otro lado, a maniquís a los que humaniza por completo. Le gusta trabajar en gran formato y en blanco y negro, dotando de dramatismo cada uno de los retratos capturados por su lente.

Ha realizado numerosas series. Quizá una de la más llamativas sea Bodybuilders (1999). En ella muestra cuerpos hiperbolizados de culturistas que destacan por el brillo metalizado que les confiere el aceite. Este trabajo contrasta con el que llevó a cabo en la serie Moroccan Brides (2000) donde también juega con el exceso de lo visible.

Antoine D’Agata (1961)

A menudo mi trabajo ha sido mal entendido, reducido a una simple estética. Y eso es frustrante, porque lo que persigo es una dimensión política, teórica, y una ambición de destruir la fotografía tal y como la conocemos, pero la gente prefiere hablar del romanticismo de la noche, de la autodestrucción, de la droga… Antoine D’Agata

A pesar de formar parte de Magnum, el estilo de D’Agata tiene poco que ver con el fotoperiodismo, aunque sí con el diario fotográfico. Su trabajo es introspectivo y está precedido por una vida entregada a las drogas, el sexo y la autodestrucción, aunque, en medio de esa vorágine siempre hubo lugar para la pasión que despierta en él la cámara.

Desde hace más de 25 años sus obras se han definido dentro de temas considerados tabú para la mayoría. Destaca entre el resto de fotógrafos franceses por hacer de sus actos pura política involucrándose en ellos hasta las últimas consecuencias. Es decir, si va a fotografiar algo relacionado con drogas lo hace consumiéndolas, porque según él “un artista auténtico ha de pagar con su cuerpo, con su muerte, con su daño».

Esta intensidad vital se refleja en una obra compleja y oscura en la que se explora a sí mismo por medio del autorretrato. No sólo ha movido su obra por galerías de todo el mundo, sino que, además, ha editado varios fotolibros en los que muestra los rincones más oscuros en los que se ha visto inmerso mientras viajaba.

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Edouard Taufenbach: vibraciones fotográficas

La Alianza Francesa de Málaga acoge la primera exposición en España del artista parisino Edouard Taufenbach (1988). Bajo el nombre L’été dernier, diecisiete piezas de collage evocan los placeres de la temporada estival.

La inauguración tendrá lugar el próximo jueves 12 de septiembre a las 20:00 horas en la sede de la Alianza.

Decía el crítico de arte y pintor británico John Berger que nuestra apreciación sobre una obra no sólo depende de lo que esta nos muestra, sino que también influye nuestro propio modo de ver; nuestra biografía. Esto explica la tendencia a buscar el reflejo de la propia experiencia cuando nos enfrentamos a una obra artística. Las piezas que componen la exposición L’été dernier de Edouard Taufenbach tienen ese poder de abstracción. Al observarlas, es inevitable encontrar en ellas algún destello nostálgico de aquellas largas tardes de verano que todos hemos disfrutado alguna vez.

La colección de fotos de Sébastien Lifshitz

Para poder hablar del trabajo plástico realizado en L’été dernier es necesario mencionar antes al director de cine francés Sébastien Lifshitz, cuyo documental  Les invisibles (2012), ganador de un premio Cesar, se presentó en el Festival de Cine Francés de Málaga en el año 2013.

Desde su adolescencia, el cineasta ha estado coleccionando fotografías de personas anónimas realizadas entre 1890 y 1970 centrando su atención en la identidad queer de aquella época. Buscar y recopilar estas imágenes durante más de 30 años ha dado como resultado un documento histórico sin precedentes que Lifshitz ha procurado compartir con el mundo exponiéndolas por primera vez en el importante festival fotográfico que se celebra al sur de Francia, el Rencontres d’Arles.

Edouard Taufenbach trabaja normalmente con la apropiación de imágenes ya existentes. Gracias a la acumulación, el encuadre, la yuxtaposición y la repetición, consigue dotarlas de un nuevo significado. Para preparar la serie Spéculaire (2018), de la que extrae la exposición L’été dernier, ha buceado en los fondos de la colección de Lifshitz rescatando fotografías para manipularlas y crear a partir de ellas un material totalmente novedoso.

La propuesta collage de Edouard Taufenbach

El parisino empezó con la técnica del collage en 2014, tras descubrir fotografías vernáculas abandonadas. A partir de la observación constante de imágenes sintió la necesidad de contar una historia a través de ellas y se sumergió en una narrativa de apariencia fragmentada que nos llega como si mirásemos a través de un caleidoscopio o a través de un cristal esmerilado.

Con esta técnica añade ritmo cinematográfico a las imágenes que el ojo del espectador percibe de manera casi hipnótica, dotando a cada collage de movimiento. A través de escenas sugerentes de cuerpos en libertad y con el agua como un elemento recurrente, Edouard Taufenbach explora momentos de ocio, de placer y de deseo. Los multiplica y los fragmenta, creando un nuevo orden; juega con las escalas y las perspectivas, lo que está arriba, está, al mismo tiempo, abajo. La imagen se reinventa una y otra vez en un loop del que no se puede apartar la mirada hasta que las fotografías rápidamente adquieren una dimensión eterna, congeladas en el tiempo.

Una cita ineludible en la Alianza Francesa de Málaga

Tratándose de uno de los artistas jóvenes franceses de mayor proyección internacional (y es que el currículum de Taufenbach quita el hipo), acoger su obra es todo un honor para la sede de Málaga de la Alianza Francesa. El evento, que está comisariado por el colectivo artístico Los Interventores, sirve como anticipo de la XXV edición del Festival de Cine Francés que cada año la institución francesa organiza en la ciudad y cuya programación comienza el día 11 de octubre.

La inauguración de L’été dernier tendrá lugar el jueves 12 de septiembre a las 20:00 horas y podrá visitarse hasta el 12 de enero 2020. Con ella, el tránsito hacia las estaciones frías será más llevadero, ya que podremos volver al calor estival que se esconde entre los fragmentos de los collages de Edouard Taufenbach tantas veces como queramos.

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