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Céline Sciamma incendia el Festival de Cine Francés

Retrato de una mujer en llamas, el último trabajo de la directora de cine francesa Céline Sciamma, se incorpora a la programación de la XXV edición del Festival de Cine Francés de Málaga.

Portrait de la jeune fille en feu es la cuarta película de la realizadora y guionista Céline Sciamma, cuyo nombre ya resuena bien alto entre las esferas del cine europeo. Su debut en la Sección Oficial del pasado Festival de Cannes le ha valido el Premio al Mejor Guión y ha captado la atención de público y crítica con este espectacular y rompedor drama de época.

Retrato de una mujer en llamas forma parte de la Sección Oficial del XXV Festival de Cine Francés de Málaga y se proyectará el 18 de octubre a las 22:00h en el Cine Albéniz

Desde que debutara en la escena cinematográfica en 2007 con Lirios de agua (Naissance des Pieuvres), Sciamma ha servido de fuerza impulsora del cine francés y ha cultivado una admirada reputación por sus exploraciones alrededor del género (Tomboy, 2011) y por mostrar lo femenino desde un prisma reivindicativo (Bande de filles, 2014).

La mujer en llamas de Céline Sciamma

Retrato de una mujer en llamas nos lleva a la Bretraña del siglo XVIII. Allí conocemos la imposible historia de amor de una pintora, Marianne (Noémie Merlant), encargada de pintar el retrato matrimonial de Heloïse (Adèle Haenel), una joven que acaba de dejar el convento y que no acepta su destino como mujer casada. Se niega a posar para que la retraten, por lo que Marianne debe trabajar en secreto y para ello se hace pasar por dama de compañía. La observa de día para pintarla de noche. La intensidad de los momentos que viven juntas antes de la boda de Heloïse será cada vez mayor y la relación entre ambas se irá volviendo más y más profunda.

A Sciamma le interesa contar con este filme el proceso gradual del enamoramiento que surge entre las dos mujeres de manera natural, poco a poco. Ambas van descubriendo paulatinamente una atracción física e intelectual narrada con delicadeza desde una elegante puesta en escena en la que los planos preciosistas y la luz también son protagonistas. La película, todavía inédita, forma parte de la Sección Oficial del Festival de Cine Francés de Málaga organizado por la Alianza Francesa de Málaga.

Impulsora del movimiento 50/50×2020

Cuando en Hollywood explotó la bomba Weinstein, su onda expansiva alcanzó Europa. Céline Sciamma, junto a la también directora de cine Rebeca Zlotowski, recogió el testigo de sus compañeras estadounidenses y crearon el proyecto 50/50×2020, un nuevo movimiento de paridad de género en la industria cinematográfica francesa.

La plataforma se ideó tras una inspiradora reunión secreta del grupo Time’s Up a la que ambas asistieron en noviembre de 2018. El objetivo era crear un grupo homólogo en Francia que pusiera en evidencia las deficiencias de un sector en el que la mayoría de puestos directivos y altos cargos están copados por hombres.

50/50×2020 fue lanzado durante el Festival de Cannes y consiguieron que Thierry Frémaux, delegado general del Certamen; Édouard Waintrop, director artístico de la Quincena de Directores; y Charles Tesson, director artístico de la Semana de la Crítica de Cannes, firmaran el compromiso de compilar estadísticas sobre el género de los cineastas y miembros clave del equipo de películas enviadas a Cannes. También prometieron mejorar la transparencia en torno a sus procesos de selección al enumerar públicamente a los miembros de sus comités de selección y programación, y trabajar hacia la paridad en sus juntas ejecutivas.

Valeria Golino, Adele Haenel, Celine Sciamma, Noemie Merlant y Luana Bajrami, directora y actrices de Portrait de la Jeune Fille en Feu. (Photo by LOIC VENANCE / AFP)

La mujer creadora en la industria y en el Festival

La programación de la XXV edición del Festival de Cine Francés de Málaga no es ajena a la realidad de la Industria y se compromete con la idea de dar visibilidad a la creación de las mujeres apostando por películas firmadas por directoras, atendiendo especialmente a la calidad técnica y artística de su trabajo. Con la incorporación de la cinta Retrato de una mujer en llamas, el nombre de Céline Sciamma se une a los de Julie Gayet, Monia Chokri, Claire Burger, Salima Sarah Glamine, Julie Bertuccelli y Marie Losier, sumando un total de siete directoras de cine que presentan película este año.

Pero este no es el único elemento del Festival relacionado con la paridad, la reivindicación del trabajo de la mujer cineasta y la necesidad de igualdad de condiciones laborales y económicas en el sector. Durante la fiesta de inauguración, que será el próximo 11 de octubre en los jardines de la Térmica a las 20:00, se proyectará el documental FilmmakErs dirigido por Julie Gayet y Mathieu Busson. La película forma parte del proyecto Cinéast(e)s con el que Gayet entrevistó a numerosas directoras francesas para poder plasmar un retrato común del lugar que ocupaban como cineastas. Con FilmmakErs repite el mismo proceso, pero de manera global. Entrevista a mujeres por el resto de Europa y llega hasta África y Asia. Sin duda se trata de un documento nunca antes registrado que merece la pena conocer.

Os animamos a que nos acompañéis durante la inauguración del Festival en La Térmica dónde, además de abordar todos estos asuntos tan necesarios y actuales, podremos disfrutar de la música en directo de Lous & The Yakuza, producida por El Guincho, y el rapero hispano-marroquí Morad (concierto para mayores de 16 años). Será el pistoletazo de salida perfecto para toda una semana dedicada al cine y a la cultura francófona.

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La rentrée literaria: lecturas en francés para el otoño

El final del verano está cerca y la vuelta a la rutina es inevitable. Pero para hacer todo este proceso más llevadero os traemos las novedades editoriales de la rentrée literaria francófona.

Las editoriales españolas dejan de publicar novedades durante los meses de verano consiguiendo que los bibliófagos (también conocidos como ‘lectores compulsivos’) esperemos ansiosos sus catálogos de novedades para el otoño. Este 2019 la rentrée literaria trae a las librerías algunos títulos firmados por autoras y autores francófonos. Os contamos cuáles son.

Las lealtades (Les loyautés), Delphine de Vigan.
Editorial Anagrama. Traducción de Javier Albiñana Serraín.

La escritora francesa triunfó con novelas como Basada en hechos reales (cuya adaptación al cine está firmada por Roman Polanski) o la cautivadora Nada se opone a la noche, con la que ganó numerosos premios literarios en Francia en 2011. Este otoño vuelve al catálogo de Anagrama con Las lealtades, una novela corta publicada hace un año en Francia. Se trata de un texto tenso y apasionante sobre la lealtad a la familia y a los amigos; y sobre redes de mentiras y personajes que eligen la ceguera voluntaria ante ellas.

La frontera entre razón y locura ha impregnado muchos de mis libros. Tiene que ver con mi experiencia. Delphine de Vigan

Con su habitual narrativa de precisión; rigurosa, casi austera, Delphine de Vigan publica una conmovedora historia coral. El personaje alrededor del cual gira la acción es Théo, un niño de doce años hijo de padres separados: él, sumido en una depresión; ella, consumida por el odio y la frustración hacia su ex. Ante tal panorama, el alcohol se presenta como una válvula de escape para Théo. Pronto entran en escena otros personajes que darán profundidad a los temas universales tratados por la autora: el amor, la confianza, el miedo.

Documento 1 (Document 1), François Blais.
Editorial Barrett. Traducción de Luisa Lucuix Venegas

Septiembre llega con novedades desde la zona francófona de Canadá. François Blais es una de las voces más interesantes y originales de la literatura quebequesa. Es la primera vez que se edita a este a autor en España y llega a las librerías del país de la mano del sello independiente Barrett. La apuesta de esta editorial sevillana por Documento 1 es firme y está respalda por los galardones literarios con los que esta novela ha sido premiada en Quebec: Premio Literario de la Villa de Quebec y del Salón Internacional del Libro de Quebec y finalista del Premio de las Librerías de Quebec.

Son muy raros los novelistas capaces de citar a Schopenhauer y a Hannah Montana en la misma página. François Blais es de esas raras avis. Patrick Bergeron

Con ironía, un sentido del humor bastante peculiar y un estilo maravillosamente humano, Blais nos trae la historia de Tedd y Jude, dos compañeros de piso habituados a “viajar” desde casa a través de Google Maps. Deciden un buen día emprender un viaje real a una pequeña localidad de Pensilvania. Para costear el viaje, solicitan una subvención al Ministerio de Cultura con la excusa de que van a escribir un libro. Con este punto de salida, el canadiense nos introduce en una historia hilarante y tierna que a la vez que conlleva implícita una crítica mordaz hacia el mundo literario.

Crac, Jean Rolin.
Libros del Asteroide. Traducción de Manuel Arranz.

Este escritor francés siempre se ha caracterizado por la gran diversidad cultural que plasma con belleza en sus obras. Este interés por compartir y descubrir nuevos horizontes es consecuencia de los numerosos viajes que ha llevado a cabo a lo largo de su vida desde su infancia. Cuenta con una extensa obra compuesta por artículos, ensayos, crónicas, reportajes y novelas que ha sido premiada en varias ocasiones con prestigiosos reconocimientos literarios.

Jean Rolin posee un enorme talento tanto para la parodia humorística como para la exhaustiva y melancólica prospección y exploración de geografías periféricas y marginales, aliadas a personajes no menos atípicos. Mercedes Monmany (ABC)

La editorial Libros del Asteroide, que ya contaba con el autor en su catálogo, presenta este otoño una novedad del francés. Se trata de Crac, un libro a través del cual conoceremos a la figura de T. E. Lawrence, más conocido como Lawrence de Arabia, quien celebró su veintiún cumpleaños emprendiendo una marcha de mil ochocientos kilómetros por Oriente Medio para visitar fortalezas de los cruzados. Más de un siglo después, esta aventura sirve a Rolin como pretexto para realizar el mismo viaje y acompañarlo de una profunda reflexión sobre cómo el tiempo y los caprichos de la historia han modificado la zona.

El colgajo (Le lambeau), Philippe Lançon.
Editorial Anagrama. Traducción de Juan de Sola.

El 7 de enero de 2015 Francia vivió uno de los episodios más oscuros y dolorosos de su historia reciente: el atentado de la revista francesa Charlie Hebdo. Philippe Lançon, escritor y periodista, se encontraba en la redacción aquel fatídico día y, afortunadamente, sobrevivió. Lo cuenta en El colgajo, una mezcla de crónica, memoir y gran literatura en la que reflexiona alrededor de preguntas muy concretas. “¿Cómo es posible vivir después de haber sufrido un atentado, uno en el que tantos compañeros y amigos han perdido la vida? ¿Qué supone seguir viviendo cuando se ha estado en el infierno en la tierra? ¿No es eso también una condena?”

Quería contar de forma muy precisa el antes y el después y cómo cambia una vida. Philippe Lançon

Dejando a un lado el sentimentalismo o el morbo, el relato que cuenta Lançon responde a la necesidad de arrojar algo de luz sobre tantas sombras. Por estas páginas desfilan amigos, compañeros y personalidades del panorama cultural francés; así como todo el personal sanitario que lo atendió y que logró reconstruir su mandíbula después de recibir en ella el impacto de una bala. Frederic Beigbeder dice de este libro que ya se ha convertido en “una obra maestra indiscutible, absoluta”, obra que, sin duda, marcará esta rentrée literaria.

Los naufragios del corazón (Les vaisseaux du coeur), Benoîte Groult.
Libros del Asteroide. Traducción de Lydia Vázquez.

Si por algo ha destacado la autora francesa Benoîte Groult a lo largo de su carrera, es por reivindicar en sus obras los derechos de la mujer. En Los naufragios del corazón  narra una apasionada historia de amor, el romance entre una joven parisina, universitaria, de buena familia, y un tosco marinero. Todas las convenciones sociales indican que esa relación no debería darse, sin embargo, los personajes luchan contra ellas y permanecen unidos.

Benoîte Groult se ha atrevido a llamar a las cosas por su nombre y por eso esta novela ha sido calificada de escandalosa. (…) Pero es simplemente una
magnífica historia de amor.
Danièle Mazingarbe (Le Figaro)

Publicada por primera vez en los años 80, esta novela que recupera Libros del asteroide para este otoño, se consideró un escándalo en su época. A través de ella, la autora da voz a una mujer emancipada que vive su sexualidad sin tabúes y cuenta sus experiencias con toda claridad, terreno reservado tradicionalmente para autores y personajes masculinos. Groult les dio la vuelta a los roles de género y escribió una de las grandes historias de amor de la narrativa francesa del siglo XX.

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Homenaje a Costa-Gavras en la XXV edición del Festival de Cine Francés y Francófono de Málaga

Celebramos 25 años de cine en francés homenajeando a Constantin Costa-Gavras, cineasta franco-griego cuya extensa filmografía destaca no sólo por su calidad, sino también por su compromiso social.

Hasta mediados de septiembre no podemos desvelar la programación oficial de la vigésimo quinta edición del Festival de Cine Francés de Málaga, que tendrá lugar del 11 al 18 de octubre en diferentes espacios de la ciudad (La térmica, el Centre Pompidou Málaga y, por supuesto, el Cine Albéniz). Sin embargo, sí que podemos daros un avance: este año dedicaremos el Festival a la inigualable figura del cineasta francés de origen griego Costa-Gavras; un reconocimiento que nace de la habitual colaboración con el Festival Premiers Plans de Angers.

El cine según Costa-Gavras

Konstantinos Gavras, llamado Costa-Gavras, es un director de cine franco-griego, nacido en Lutra-Iraias (Atenas) en 1933. Sus primeros años los dedicó al thriller político y al drama social, mientras que en la posterior etapa de su carrera se ha volcado más en la ficción social. Sus películas han destacado siempre por el compromiso político e ideológico que deja patente en cada una de ellas, convirtiéndolas así en herramientas de transformación social y de agitación de conciencias.

Ganador de múltiples premios Oscars, BAFTA o del Festival de Cannes entre otros, Costa-Gavras siempre ha trabajado con figuras internacionales a lo largo de su trayectoria, como Jorge Semprún, Dustin Hoffman, John Travolta o Jean-Louis Trintignant. Por otra parte, como buen amante de la Literatura (carrera en la que se licenció en su juventud), ha adaptado al cine algunas obras literarias de autores como Vassilis Vassilikos (“Z”, 1969), Romain Gary (“Clair de femme”, 1979) o Thomas Hauser (“Desaparecido”, 1982).

Proyecciones en el Centre Pompidou de Málaga

Como ya viene siendo tradición, el homenaje tendrá lugar en el Centre Pompidou, donde se proyectarán tres de las películas más importantes del director. A continuación os dejamos las fechas e información sobre las mismas:

14 de octubre

Será la ópera prima de Costa-Gavras la que inaugure la sección. Se trata del filme Los raíles del crimen (Compartiment tueurs, 1965). Una película franco-italiana con un reparto coral adaptada de una de las novelas de Sébastien Japrisot. En ella se pueden observar referencias al cine polar de Clouzot o Melville (protagonista homenajeado en la anterior edición del Festival).

La cinta cuenta la historia de seis personas que comparten un coche-cama durante el trayecto en tren desde Marsella a París. La situación se tensa cuando uno de ellos aparece asesinado y la policía comienza a investigar el crimen. En el 66, esta película estuvo nominada a los BAFTA y fue premiada como Mejor Película Extranjera en los National Board of Review.

16 de octubre

No podíamos prescindir de la que probablemente sea la obra más importante del autor hasta la fecha: Z (1969). De nuevo se trata de una adaptación literaria, en este caso del escritor griego Vassilis Vassilikos, en la que se denuncia el asesinato de Grigoris Lambrakis, un diputado griego de izquierdas y pacisfista. Cuando el asesinato es encubierto por las autoridades del país, un joven magistrado a quien encargan la investigación del caso comienza a indagar y a sacar trapos sucios.

Esta cinta ha sido sin duda una de las más laureadas de su carrera. Consiguió con ella numerosas nominaciones y premios, incluyendo dos Oscars. Además, supuso el inicio de su inmersión en el género policiaco y político del que muchos otros cineastas se han visto influenciados posteriormente.

17 de octubre

La cinta La confesión (L’aveu, 1970) será el cierre y broche final del homenaje a Costa-Gavras. Después del éxito de Z, el director continuó explorando en la denuncia y representación del totalitarismo. Con esta obra militante, el franco-griego denuncia los juicios estalisnistas y las torturas que sufrían los presos políticos a los que obligan a reconocer hechos no acontecidos durante el famoso Proceso de Praga de 1952.

El filme, que estuvo nominado a los Globos de Oro en la categoría de Mejor Película Extranjera, no habría sido posible sin la implicación de Yves Montand y Simone Signoret (actores protagonistas), debido a las presiones comunistas francesas a las que tuvo que hacer frente.

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Vincent Cassel: lo mejor del emperador

La semana pasada se estrenó en España ‘El emperador de París’, la cinta dirigida por Jean-François Richet y protagonizada por Vincent Cassel. Aprovechamos la ocasión para revisitar los títulos más importantes de la carrera del actor.

No es la primera vez que el director de películas tan taquilleras como el thriller Blood Father (2016) o la doble entrega de Mesrine (2008) hace tándem con el explosivo Vincent Cassel. En El emperador de París (2019), Jean-François Richet cuenta de nuevo con el actor francés para dar vida a Eugène-François Vidocq (1775-1857), un personaje legendario conocido por sus trapicheos y su actitud pendenciera que terminó siendo el jefe de la seguridad nacional en el París del siglo XIX.

Interpretar al típico príncipe azul de comedia romántica no es un trabajo para Vicent Cassel. Estamos acostumbrados –y él también lo está– a verle en la pantalla haciendo de tipo duro con serios problemas o dando vida a personajes histriónicos que habitan en los márgenes. Por eso, esta versión violenta de Vidocq le viene como anillo al dedo. Hoy por hoy sigue siendo uno de los actores más interesantes del panorama cinematográfico internacional y queremos repasar algunos de los títulos de factura francesa más remarcables de su carrera.

El odio (La haine, 1995)

Mathieu Kassovitz dirigió esta película de culto de los años 90 en un llamativo blanco y negro. Con ella, el jovencísimo Vincent Cassel se da a conocer al mundo interpretando a Vinz, un adolescente judío quien, junto a sus amigos, presencia un hecho en el que uno de ellos resulta herido por la policía. Sediento de venganza y con una pistola encontrada, Vinz deambula por las calles de París a ritmo de hip hop, entre bandas callejeras, violencia y conflictos.

Con esta cinta Kassovitz hizo hervir la corrección política y denunció el abuso policial, el racismo y la violencia que se vivían en aquella época en los suburbios de la ciudad. Un año después resultó ser la Mejor Película en Cannes y obtuvo 10 nominaciones a los Premios Cesar, para alzarse ganadora con con el de Mejor Película y Mejor Montaje.

Lee mis labios (Sur mes lèvres, 2001)

Jacques Audiard, director francés que firma películas tan imprescindibles como Un profeta o la reciente The sisters brothers, contó con Vincent Cassel para desarrollar la multipremiada Lee mis labios. En esta ocasión, el actor da vida a Paul, un ex convicto que conoce a la solitaria Carla (Emmanuelle Devos) en un nuevo trabajo.  La chica es sorda  y por ello se convierte en el objeto de las burlas de sus compañeros.

Ambos marginados buscan refugio en el otro y comienzan una relación que deviene de forma natural entre ellos. Jacques Audiard combina la discapacidad, la inseguridad, el amor y la venganza para formar este moderno e intenso film. Lee mis labios arrasó en la edición de los Premios Cesar del año siguiente ganando el de Mejor Guión Original, Mejor Sonido y Mejor actriz para Devos.

Irreversible (Irréversible, 2002)

Si alguien sabe cómo hacer que los espectadores se revuelvan en sus butacas ese es, sin duda, Gaspar Noé. El director de la inquietante Clímax (2018) llevó a cabo en Irreversible una de las escenas más salvajes e incómodas de la historia del cine.

En este filme, el director cuenta la historia de Marcus (Vincent Cassel) y Pierre (Albert Dupontel), que se mueven por el lado más sórdido y delirante de la noche parisina. Rabiosos y ávidos de venganza, quieren encontrar al responsable de la violación y atroz muerte de la compañera de Marcus, Alex (Monica Belucci). La cinta, no exenta de polémica como es habitual en el cine de Noé, recibió críticas divididas por su carga sexual y violenta así como su capacidad para herir sensibilidades.

Mesrine. Parte 1: instinto de muerte; parte 2: enemigo público (Mesrine: L’instinct de mort; L’Ennemi public n°1, 2008)

Uno de los mayores éxitos de la carrera profesional de Cassel fue interpretar al enemigo público número uno en Francia y Canadá en la década de los 70: el delincuente Jacques Mesrine. Esta historia de acción narrada en dos volúmenes dirigidos por Jean-François Richet, cuenta el surgimiento y evolución de este gánster conocido como “el hombre de las mil caras”.

Atracos, asesinatos y trabajos muy alejados de la legalidad, forjaron una leyenda de la criminología a la que Vincent Cassel da vida haciendo gala de un talento inigualable. La cinta recibió tres premios César incluyendo al de Mejor Actor para Cassel, Mejor Director y Mejor Sonido.

Mi amor (Mon roi, 2015)

La directora francesa Maïwenn Le Besco deslumbró al jurado de Cannes con esta película, cuyo premio principal recayó en la actriz protagonista Emmanuelle Bercot gracias al papel de Tony, una joven convaleciente que repasa la historia de amor -¿o era otra cosa?- que vivió con Georgio, interpretado por Cassel.

A través de esta historia la directora entra en el pantanoso terreno de las relaciones tóxicas y del maltrato psicológico, la obsesión y el habitar continuo en los límites. Una montaña rusa emocional contada a través de flashbacks que obtuvo hasta ocho nominaciones en los César.

Vincent Cassel, infinito

La mirada casi felina del actor resulta totalmente hipnótica e inconfundible en la pantalla. Después de participar en el reparto de 74 películas y trabajar con grandes directores, tanto del circuito comercial como del independiente, a nadie con inquietudes cinéfilas le quedan ya dudas de quién es Vincent Cassel o de cuánto puede llegar a ofrecer con su talento interpretativo. No es sólo un actor más, Cassel se ha convertido en un astro que, afortunadamente, seguiremos viendo en órbita durante mucho tiempo.

Autor de la foto de cabecera: Francois Berthier

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Literatura francófona para el verano

Parecía que no iba a llegar nunca, pero el verano ya está aquí. Es el momento de relajarse en la playa, la piscina o a la sombra de un árbol y qué mejor que un buen libro para estar bien acompañados. Os dejamos una selección de títulos de literatura francófona para disfrutar de las largas tardes veraniegas.

Dicen los expertos que leer durante el verano ayuda a los estudiantes a no bajar la guardia y a llegar al curso siguiente con las pilas puestas. También, dicen, nos sirve a quienes dejamos las clases atrás hace tiempo y andamos inmersos en el mundo laboral. La lectura supone una desconexión de la rutina y resulta ser un buen remedio contra el estrés, esa pandemia del siglo XXI a la que estamos sometidos.

La época estival es perfecta para ponernos al día con la lectura, así que haced sitio en la maleta para un par de los buenos títulos de literatura francófona contemporánea que os recomendamos para estas vacaciones aunque, avisamos, no van a ser necesariamente novedades editoriales de este año ni libros fáciles de digerir. Las lecturas ligeras son para cuando no tenemos tiempo; ahora que las semanas pasan más despacio, es momento de hacerse con esos libros para los que el resto del año no tenemos tanto tiempo ni energía. Animamos a los más atrevidos a leerlos en francés y a seguir, de esta manera, repasando y afianzando destrezas lingüísticas.

Golpéate el corazón
(Frappe-toi le coeur, 2017. Traducción de Sergi Pàmies)

Amélie Nothomb (1963) es una de las escritoras más prolíficas del panorama literario francófono. Asegura que cada año escribe entre 3 y 4 novelas, aunque, generalmente, sólo apuesta con una de ellas en el circuito editorial. A España han llegado sus 25 novelas traducidas y publicadas, en su mayoría, por la Editorial Anagrama.

A novela por año, por pura estadística, es difícil acertar siempre. En su bibliografía encontramos títulos muy interesantes y otros que no lo son tanto. Sin embargo, la belga nacida en Kobe (Japón) consigue volverse adictiva y cuenta con un amplio fandom internacional que espera cada primavera el lanzamiento de su nuevo título. Sus libros destacan por la impronta autobiográfica que Nothomb deja en ellos y por un estilo simple marcado por la ironía y un humor sutil pero inteligente. Suelen ser novelas cortas que se leen fácilmente, lo que la convierte en una autora perfecta para alternar con lecturas más densas.

El último título que ha llegado a nuestro país es Golpéate el corazón, una narración sobre madres e hijas; “una fábula contemporánea deliciosamente ácida y malévola sobre los celos y la envidia” en la que también se aprecian otras temáticas que la autora ha explorado antes en otros títulos, como las relaciones de poder, la necesidad afectiva o la rivalidad.

Amélie Nothomb retratada por el fotógrafo Patrick Swirg

Serotonina
(Sérotonine, 2019. Traducción de Jaime Zulaika)

Michel Houellebecq (1956) tiene fama de escritor maldito. Probablemente se deba a que es uno de los representantes de la literatura francófona que mejor retrata los conflictos de la época actual y, teniendo en cuenta la decadencia del mundo occidental que nos ha tocado vivir, esto puede llegar a causar incomodidad en el lector en determinados momentos. Sin embargo, a pesar de que su forma o argumento gusten más o menos; o a pesar de que se le considere controvertido, nadie puede discutir la calidad literaria de sus novelas.

Serotonina es la última que ha escrito. Tras varios meses de expectación, se publicó el pasado enero de forma casi simultánea en Francia, Alemania, España (de nuevo, en Editorial Anagrama) e Italia. La de Houellebecq no es una narración apta para corazones sensibles: es fácil encontrar exabruptos en ella, sin embargo, es precisamente por ello por lo que sus lectores lo encuentran tan interesante.

En esta obra, el autor francés presenta una crónica contemporánea en forma de novela. La protagoniza un hombre de mediana edad que toma ciertos antidepresivos que liberan serotonina en el organismo, pero tienen efectos adversos poco deseados: náuseas y la desaparición de la lívido. Su periplo comienza en Almería y va subiendo hacia el norte pasando por diferentes lugares, filosofando sobre lo que encuentra a su paso de manera desgarradora y autodestructiva. Se trata de uno de esos libros que a la fuerza te sacan de la zona de confort. No sólo exige al lector toda su atención, sino que, además, pide ser leído sin prejuicios.

El autor de Serotonina, Michel Houellebecq

Nuestras riquezas. Una librería en Argel
(Nos richesses, 2017. Traducción de Manuel Arranz Lázaro)

Kaouther Adimi (1986) es una autora argelina que vive en París y ha publicado tres novelas. La última es Nuestras riquezas, editada en España por Libros del Asteroide, y con ella ganó el Prix du Style y el Renaudot des Lycéens. Se trata de unos de esos libros que hablan sobre otros libros y que cuentan las vidas de autores conocidos históricamente como Antoine de Saint-Exupéry o André Gide, entre otros.

La joven Adimi nos acerca a la figura de Edmond Charlot, el primer editor de Camus y Vercors y a Las nuevas riquezas, la modesta librería que abrió en una callecita de Argel y que se convirtió en el lugar de reunión de grandes nombres de la literatura francófona. Mezclando dos líneas temporales y utilizando un narrador colectivo, un nosotros que representa a todo el pueblo de Argel, esta emotiva novela a caballo entre la divulgación y el diario, entreteje realidad y ficción para contarnos la historia de Argelia y hablarnos del amor a los libros.

El trabajo de documentación de la autora se percibe claramente a lo largo de toda la narración e invita a buscar más información sobre ciertos acontecimientos históricas o figuras clave del panorama literario de los años 30. No hay mejor momento para adentrarse en este libro que durante las vacaciones de verano.

La autora Kaouther Adimi

El dolor
(La douleur, 2019. Traducción de Clara Janés)

Alianza editorial recupera El dolor, uno de los títulos más emblemáticos de Marguerite Duras  (1914-1996), guionista y novelista nacida en la antigua Saigón, la ciudad más grande de Vietnam, y referente de la literatura francesa. La autora de El amante (Premio Goncourt en 1984) publicó más de 50 obras y también desempeñó un papel clave como cineasta en la Nouvelle Vague. Ella firmó el guión de Hiroshima, mon amour, película dirigida por Alain Resnais en 1959 y que supuso el pistoletazo de salida para el cine de la Nueva Ola.

El dolor se basa en unos cuadernos que Duras escribió entre 1944 y 1945 cuando en plena guerra su compañero Robert fue detenido y deportado a Dachau. Se trata de alta literatura con un estilo sencillo donde la personalidad de una mujer incomparable se hace tangible.

La autora cuenta lo que supuso para ella la espera, el tratar de traerlo de vuelta a pesar del conflicto sentimental que estar con él le suponía; y lo hace a través de una amalgama de experiencias, pensamientos y emociones con los que es fácil empatizar desde la comodidad del sillón o toalla sobre la que acompañemos a Marguerite durante este tránsito.

Marguerite Duras

Hacia la belleza
(Vers la beauté, 2019. Traducción de Regina López Muñoz)

Con quince premios literarios y cuatro millones de lectores a sus espaldas, David Foenkinos (1974) no necesita mucha presentación. De hecho, a partir de su obra La delicadeza, que también fue llevada al cine por el propio autor y su hermano Stéphane, España es el segundo país después de Francia en el que más se leen las obras del parisino.

Con su última novela publicada por Alfaguara, Hacia la belleza, nos conduce con un ligero síndrome de Stendhal por la vida de Antoine Duris, un prestigioso profesor de la Escuela de Bellas Artes en Lyon que decide dejarlo todo para convertirse en el vigilante de la sala de un museo que alberga el retrato de Jeanne Hébuterne de Modigliani.

En esta novela de contrastes, oscura y luminosa al a vez, el protagonista, con una personalidad magnética, busca en la soledad y en la belleza estética su redención y nos ofrece una travesía plagada de silencios de museo en los que verdaderamente llegamos a conocerlo.

El autor parisino David Foenkinos
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Los rostros del cine polar francés

A nadie le queda el sombrero tan bien como a ellos. Han sabido llenar la pantalla con cada uno de los papeles que han interpretado a lo largo de sus carreras como actores, pero fue en las películas del cine polar francés en las brillaron como nunca.

Gabin, Delon, Belmondo. Los tres dieron vida en algún momento al arquetipo que define el noir francés: el antihéroe que se siente como pez en el agua llevando un revólver en el bolsillo de su gabardina; que se mueve en ambientes sórdidos codeándose con mafiosos, delincuentes y ladrones de poca monta. Que sueñan con quedarse con la pasta y con la chica pero que… rara vez lo consiguen. Estos actores interpretaron en algún momento de sus carreras al clásico tipo duro cuyo destino siempre se intuye fatídico y, con sus miradas misteriosas y mucha sangre fría a la hora de apretar el gatillo, consiguieron que nos enamoráramos del malo para siempre.

Jean Gabin (París, 1904 – 1976)

Cuando su nombre aún era Jean-Alexis Moncorgé y contaba sólo con 15 años de edad, Gabin se subió a un escenario por primera vez. En ese momento supo que jamás abandonaría el espectáculo ni la actuación y, de hecho, estuvo trabajando en ello sin descanso hasta sus últimos días.

Su época dorada empezó a mediados de los años 30 y duró hasta la década de los 60 y durante todo ese tiempo se convirtió en el corazón y el alma del cine francés. Vivió la transición del cine mudo al sonoro y, mientras que muchos otros intérpretes se quedaron por el camino, él siguió defendiendo su sitio y protagonizando películas de éxito.

Gabin fue un actor del realismo poético, una corriente cinematográfica marcada por películas oscuras y melodramáticas que se extendió por toda Europa, pero también fue de los primeros actores que daban forma al cine polar francés convirtiéndose con su estilo lacónico y sombrío en un referente para los que vinieron después de él.

Trabajó en más de 90 películas; muchas de ellas hoy son imprescindibles en la cinematografía francesa, especialmente las que dirigió el gran Jean Renoir. Gabin protagonizó Los bajos fondos (Les Bas-fonds, 1936) y La gran ilusión (La Grande Illusion, 1937), película con la que se dio conocer al resto del mundo. Pero, sin duda, el mayor de sus logros como actor fue interpretar al comisario Maigret en 1985 en Maigret tend un piège de Jean Deloney, personaje creado por el escritor belga Georges Simenon, que fue llevado al cine en forma de saga por ambos, director y actor, en repetidas ocasiones.

Alain Delon (Altos del Sena, 1935)

Un joven y anónimo Alain que en 1957 acompañaba a su amigo Jean-Claude Brially al Festival de Cannes, estaba lejos de imaginar que acudir a tal evento cambiaría su vida para siempre. Su atractivo físico no pasaba desapercibido y no tardó en recibir las primeras propuestas cinematográficas allí mismo, entre la prensa y las celebridades del momento. Afortunadamente, detrás de su imagen también había un talento natural para la actuación y ese mismo año protagonizó sus dos primeras películas.

La carrera de Delon es extensa y ha estado marcada por numerosos éxitos, tanto en el panorama comercial como en el de autor. Resumir toda una vida dedicada a la interpretación mencionando solamente su aportación al cine polar francés sería injusto. Sin embargo, es innegable que este es precisamente el género cinematográfico en el que más tiempo ha pasado inmerso y el que mejor le ha sentado. Su fría mirada azul, siempre alerta, es ya un icono junto con las gabardinas y los borsalinos.

Su primer contacto con el cine negro fue de la mano del director Henri Verneuil, quien contó con él para títulos tan emblemáticos como Gran jugada en la costa azul (Mélodie en sous-sol, 1963) o El clan de los sicilianos (Le clan des siciliens, 1969), películas que co-protagonizó con Jean Gabin.

Sin embargo, cruzarse con el genial director y maestro del polar Jean-Pierre Melville supuso un punto de inflexión en su carrera. Gracias a él tuvo la oportunidad de dar vida al siniestro Jeff Costello, el personaje protagonista de una de las mejores películas del género que ha dado la cinematografía francesa: Le Samouraï (El silencio de un hombre (El samurái), 1967). Este largometraje supuso la cima tanto para Melville como para Delon, por lo que no dudaron en repetir experiencia pocos años después en Círculo Rojo (Le cercle rouge, 1970), gran obra maestra del polar, y en Crónica negra (Un Flic, 1972).

Jean-Paul Belmondo (Neuilly-sur-Seine, 1933)

El joven Belmondo siempre prefirió el boxeo y el deporte a las clases en el Liceo, aunque lo que verdaderamente terminó haciendo bien fue actuar. Empezó en el teatro a los 16 años y no debutó en el cine hasta mediados de la década de los 50 cuando la Nueva Ola lo sumergió de lleno en el éxito. Jean-Luc Godard le ofreció protagonizar Al final de la escapada (À bout de soufflé, 1960), una película que marcó un antes y un después en la historia del cine y que Jean-Paul Belmondo supo aprovechar derrochando un magnetismo genuino en cada plano.

Llegó al cine polar francés en la década de los 60 conducido por el mayor representante del género. Así, interpretó el papel principal en El guardaespaldas (L’ Aîné des Ferchaux, 1963), una de las películas menos conocidas de Jean-Pierre Melville, y, solo dos años después, hizo lo mismo con una de las más sonadas del realizador francés; en El confidente (Le Doulos, 1965).

En 1970 formó parte del elenco de Borsalino, película que retrataba a una panda de mafiosos dirigida por Jacques Deray y que protagonizó junto a Alain Delon, dando lugar a una explosiva combinación que ocasionó más de una trifulca entre los actores durante el rodaje. Repitió con el director francés años después en El solitario (Le solitaire, 1987). Se movió entre las sombras del polar en cintas como Rufianes y Tramposos (Les morfalous, 1984) de Henri Verneuil y en otros títulos en los que el género se difuminaba y se mezclaba con las películas de acción que tanto disfrutaba el actor -o su ego-, a las que también dedicó gran parte de su esfuerzo profesional.

Un género que no se agota

Film noir, neo-noir… Lejos de encontrarse extinto, el cine policiaco francés ha sabido reinventarse con el paso de los años; aunque conservar el halo de las películas clásicas y de estos actores pioneros, es un asunto más complicado. Qué alivio saber que revisitar estas cintas y volver a ver a los grandes del cine polar francés empapados bajo la lluvia tramando algo por las calles de París, es más fácil que nunca.

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Isabelle Huppert: el portento francés

A finales del pasado mayo se estrenó ‘La viuda’, la última película protagonizada por la incombustible Isabelle Huppert; un suspense psicológico dirigido por Neil Jordan que nos sirve de excusa para repasar la carrera de la actriz.

Isabelle Huppert una vez dijo que “si no existe transgresión en este oficio, no vale la pena”. Este es, precisamente, uno de los motivos por los que ha destacado durante toda su carrera: por sumergirse en papeles del todo desafiantes que, no pocas veces, han sido rechazados previamente por otras actrices que no se han atrevido a ejecutarlos. Pero Huppert siempre se ha sentido cómoda en la piel de mujeres poco convencionales y ha conseguido que las comprendamos a todas.

Simplemente me gusta actuar. Es algo muy fácil para mí, no es como si escalara una montaña cada día Isabelle Huppert

No cabe duda de que Huppert es una de las actrices más prolíficas y más representativas del panorama cinematográfico europeo. Casi cinco décadas actuando sumadas a un talento innegable, dan como resultado un currículo muy extenso cargado de premios y numerosos nombres de cineastas consagrados para los que ha trabajado. Ha sabido conectar con directores tan diferentes como Jean-Luc Godard, Claude Chabrol, Mia Hansen-Love, Michael Haneke, Otto Preminger, Hong Sang-soo o Paul Verhoeven.

Trabajando con Claude Chabrol

El primer crítico de la revista Cahiers du cinéma y después director de la Nouvelle Vague, destacó por tener una de las filmografías más reconocidas del cine francés. Siete de sus películas las realizó contando con Isabelle Huppert como actriz; siempre dándole papeles relevantes, por lo que se la empezó a conocer como la musa de Chabrol. De entre las películas que rodaron juntos destaca sobre todo la segunda, Asunto de mujeres (Une affaire de femmes, 1988) que cuenta la historia de Marie Latour, una mujer que ayuda a una vecina a interrumpir un embarazo no deseado, lo que hará que otras vecinas y conocidas acudan a ella pidiéndole el mismo favor. La película fue laureada en varios certámenes destacando el premio a Mejor actriz para Huppert en Venecia y el de Mejor película de habla no inglesa en los Globos de oro.

Chabrol también tenía previsto para ella interpretar a uno de los personajes más importantes de la literatura universal. Rodaron Madame Bovary en 1991, película con la que Huppert obtuvo una nominación al Oscar gracias a una de las actuaciones que, paradójicamente, menos ha gustado a la propia actriz, pero más a su público.

La oscuridad de Haneke y Verhoeven

A ningún cinéfilo se le escapa el hecho de que Haneke es uno de los directores más turbantes y geniales que ha dado el cine. Sus películas suelen causar controversia y no dejan indiferente al espectador, por lo que no sorprende que trabajar junto a una actriz con interés por los retos interpretativos y por los papeles poco convencionales, de lugar a un tándem artístico perfecto.

Isabelle Huppert protagonizó La pianista (La Pianiste, 2001), película que cuenta la historia de una profesora de piano en un conservatorio que, para escapar de la influencia de su rígida y asfixiante madre, se refugia en el sexo dejándose seducir por uno de sus alumnos. La actriz consigue con su trabajo ofrecer uno de los de los retratos más ricos y extraños que hemos podido contemplar. Como curiosidad, es importante destacar que en todas las escenas de piano, es la propia Isabelle quien lo toca, demostrando la destreza que adquirió cuando en su más tierna juventud pasó unos cuantos años en el conservatorio de música.

Más adelante, Huppert volvería a repetir con Haneke en Amor (Amour), película que se alzó con la Palma de Oro en Cannes en 2012. En este caso desempeñó un papel secundario, aunque cargado de emoción, dando vida a Eva, hija de un matrimonio octogenario quienes, a raíz del infarto y la parálisis de ella, tendrán que poner a prueba el amor que sienten el uno por el otro. Sin embargo, Haneke no es el único que ha explorado el lado más oscuro y extraño de Huppert. Otro papel acompañado de polémica interpretado por la actriz fue el de Michèle Leblanc, el personaje principal de Elle (2016), cinta dirigida por Paul Verhoeven, que cuenta la historia de una mujer de negocios que es violada en su casa por un desconocido enmascarado y posteriormente decide tomar venganza hasta la obsesión buscando al asaltante por sus propios medios.

Generando debate y opiniones de todo tipo, la película dio lugar a ríos de tinta en los periódicos. Aunque, eso sí, hubo consenso respecto al trabajo de Isabelle Huppert, que fue ampliamente aclamada, siendo considerada como una de las mejores interpretaciones de su carrera. Fue nominada para el Oscar a la mejor actriz, y también ganó varios premios, incluyendo los Premios Globo de Oro, Austin Film Critics Association, Premios Lumiere, Gotham Awards, entre otros.

Isabelle Huppert, hoy

Independientemente del papel que esté ejecutando, Huppert resulta hipnótica. Quizá sea por su mirada, magnética y fría, casi de reptil; por su aparente fragilidad o por su voz grave, pero una vez que aparece en escena es imposible apartar la mirada. Su talento y las decisiones que ha tomado a lo largo de su carrera, la han llevado a obtener un reconocimiento en la industria del cine de carácter internacional.

Lejos de retirarse, la actriz está en plena forma. Sigue haciendo películas (dos, tres o incluso cuatro al año) y sigue obteniendo papeles protagonistas después de más de 40 años actuando. Isabelle Huppert es atemporal y da la impresión de que es eterna. O al menos, es eterna la lección que nos da con su filmografía ya que, si alguien quiere saber de qué va eso de interpretar, debería ver las películas de la gran dama francesa del cine.

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The Sisters Brothers, western en estado de gracia

La octava película de Jacques Audiard es, a su vez, la primera que rueda en inglés. ‘The Sisters Brothers’, un western fascinante estrenado el pasado mayo que ya es una de las cintas imprescindibles del 2019.

(Aviso: en este artículo se revelan algunos detalles de la trama, pero no te impedirán disfrutarla ni desvelan grandes acontecimientos)

Durante la primera mitad del siglo XX, las carteleras de cine estaban copadas por películas del oeste. El western era el género americano por excelencia y se extendió como la pólvora por el resto de continentes. Pronto todo el mundo vio cabalgar por llanuras polvorientas a John Wayne o a Clint Eastwood en películas que ya forman parte del patrimonio cinematográfico de la humanidad. Pero el momento de gloria de pistoleros y forajidos llegó a su fin dando paso a otros protagonistas.

Sin embargo, lejos de estar extinto, el western es un género al que se vuelve con cierta regularidad. En los últimos años directores aclamados como Tarantino o los hermanos Coen (por citar sólo un par de ejemplos) han reinventado la narrativa del lejano oeste pasándola por un filtro del siglo XXI para explorar sus mitos desde diferentes ópticas más cercanas al existencialismo que a los duelos con pistolas al amanecer.

Nunca pensé que dirigiría un western, porque es un género casi vetado para un director francés. Sin embargo, el hecho de que fuera un actor estadounidense el que nos ofreciera el proyecto creo que nos legitimaba Jacques Audiard

A la larga lista de westerns contemporáneos se suma The Sisters brothers (Les frères Sisters, 2018), el último filme de Jacques Audiard, conocido por dramas humanistas como la excepcional Un profeta (Un prophète, 2009) o De óxido y hueso (De rouille et d’os, 2012). El francés se ha basado en la novela homónima del novelista canadiense Patrick deWitt, aunque hacerlo no fue exactamente idea suya. Fueron el actor John C. Riley y la productora Alison Dickey quienes, tras un encuentro con el realizador en el festival de Toronto, sedujeron a Audiard para llevar al cine la novela. En principio se comprometió, al menos, a leerla; pero debió intuir el potencial del texto porque aceptó el reto y escribió junto a Thomas Bidegain, su guionista cómplice, uno de los mejores guiones de los últimos años.

The Sisters Brothers: todo por el oro

Es el año 1851 y los hermanos que dan título a la película son Eli (Jonh C. Reilly) y Charlie (Joaquin Phoenix), un par de cazarrecompensas que trabajan para un hombre rico y poderoso conocido como el Comodoro en plena fiebre del oro. Los dos en equipo hacen el trabajo sucio, que básicamente consiste en liquidar a mucha gente. Charlie es un hombre impulsivo y violento que se siente cómodo con este trabajo y disfruta de la reputación que los hermanos se han ganado a pulso. Por otra parte, Eli, mucho más sensible y razonable, está cansado de este estilo de vida y anhela una existencia tranquila y más sencilla.

Ambos siguen las pistas de un detective llamado John Morris (Jake Gyllenhaal), un hombre culto y educado que también trabaja para el Comodoro. Su tarea es dar con Hermann Kermit Warm (Riz Ahmed), químico que ha encontrado la clave para detectar el oro rápidamente en el agua. Pero Morris y Warm son espíritus afines y le complicarán el trabajo a los Hermanos Sisters, que cabalgan desde Oregon hasta San Francisco para dar con ellos.

Todo lo que el western de Audiard no tiene de western

No hay que perder de vista el hecho de que un director francés haciendo una de vaqueros ambientada en Norteamérica es una rareza. Si pensamos en el cine galo difícilmente lograremos relacionarlo con el lejano oeste. Sin embargo, Audiard consigue una historia bien contextualizada que no desentona estéticamente con los cánones del género. No obstante, gracias a la magia del cine, nadie del equipo pisó suelo americano durante el rodaje. Los majestuosos escenarios naturales que vemos en la cinta y que se convierten en poesía pura a través de la fotografía de Benoît Debie, pertenecen a diferentes lugares de España y Rumanía.

El de Audiard es un western crepuscular. Su historia narra el final de una época. Los forajidos y las ciudades sin ley deben dar paso a la civilización. Las primeras grandes ciudades se adaptan a su propio bullicio y elementos cotidianos como un simple cepillo de dientes adquieren la naturaleza de descubrimiento insólito. El humor –negro– forma parte de esta narración. Se hace presente en su justa medida sorprendiendo al espectador con su propia sonrisa cómplice compartida con los personajes.

Si bien algunos momentos de la trama y algunas escenas parecen muy típicas de un western de acción, la impronta del director los dota de toda singularidad. Los tiroteos están elegantemente ocultos en la oscuridad lógica de una noche cerrada, entre las ramas del follaje en la orilla de un río o bien se perciben desde el interior de una habitación; nos llega el sonido y es más que suficiente. La violencia y los asesinatos, a pesar de estar en la rutina de Charlie y Eli, están situados en un segundo plano. Donde Audiard quiere que nos fijemos es en la relación entre los dos hermanos, en los traumas y la oscuridad que arrastran y, sobre todo, en las diferencias que los separan.

Pero esta no es la única relación que explora el director en The Sisters brothers. La que se establece entre Morris y Warm, captor y capturado, surge después de un violento forcejeo y algunas conversaciones a cara descubierta. La afinidad entre ambos se basa en el idealismo y la fe compartida en la civilización y la paz. Warm, como una especie de mesías o de visionario, convence con sus argumentos al detective, que, como el resto de personajes, aspira a algo mejor. Ambos se aferran a la idea de fundar una ciudad libre en la que la igualdad entre hombres sea una realidad y unen esfuerzos para ello.

Creo que, en general, esta es mi película más luminosa y optimista. Necesitaba alejarme un poco de la oscuridad. Jacques Audiard

Un reparto a la altura del guión

Cierta melancolía se cierne sobre los cuatro personajes de principio a fin. Audiard logra solventemente contrastarla con la violencia del filme sin que llegue a chirriar. Pero este éxito también corresponde a los actores. Un reparto en estado de gracia en el que John C. Reilly -que también produce- brilla con luz propia y se muestra como una fuente de fragilidad, humanidad –sí, a pesar de los asesinatos– y nobleza con la que es imposible no empatizar. Joaquin Phoenix, por su parte, misterioso, atormentado, soberbio; equilibrando la balanza.

Ambos actores están cómodos con sus personajes y también lo están entre ellos. La química de los protagonistas se hace tangible y además se potencia con las intervenciones de Jake Gyllenhaal y Hermann Kermit Warm. Un casting más que acertado con intérpretes carismáticos y entregados a quienes queremos acompañar durante los 121 minutos de metraje, sobre todo si es con la magnífica -y sorprendente- banda sonora de Alexandre Desplat de fondo.

Con The Sisters Brothers Audiard sigue deconstruyendo géneros cinematográficos y vuelve a exponer su esencia; aquella que nos dejó pegados a la butaca con Un profeta. La esencia con la que consigue que la película no abandone nuestros pensamientos ni nuestra retina durante días. No sólo os recomendamos ver la película, os recomendamos verla, al menos, un par de veces.

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