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Actualidad Literatura

El Premio Goncourt: un cheque de 10 euros y la promesa del éxito

Concedido por la Academia Goncourt a la mejor novela publicada en Francia durante el año de la convocatoria, el Premio Goncourt, dotado sólo con 10 euros, es uno de los galardones más prestigiosos del mundo literario.

Los premios literarios causan fascinación y recelo a partes iguales. Siempre existe la sospecha de que tras ellos hay artimañas, conspiraciones o intereses económicos, pero seamos sinceros: nos encanta el salseo y nos gusta estar al tanto de los nominados, los ganadores y de todo lo que se cuece alrededor. Además, cuando lo gana alguien a quien admiramos siempre es motivo de alegría.

El Premio Nobel de Literatura (concedido hace sólo unos días por partida doble a Olga Tokarczuk y a Peter Handke), el Man Booker International Prize, el Miguel de Cervantes, el reciente Franz Kafka… Todos estos galardones, además de reconocimiento, suponen una generosa bonificación económica para el ganador o la ganadora. Todos excepto el Premio Goncourt, que está dotado con tan solo 10 euros.

No hay que olvidar que recompensamos un libro, no toda una obra. Y somos responsables ante los lectores y los libreros. Si recompensamos un libro muy difícil, o malo, la sanción llega en seguida. No funciona. Pierre Assouline, miembro de la Academia Goncourt.

No cobres el cheque, ¡ponle un marco!

El Premio Goncourt vende. Se imprimen miles de ejemplares de la novela ganadora; se traduce a numerosos idiomas, por lo que la proyección internacional está asegurada; se llevan a cabo adaptaciones cinematográficas; y hay aluviones reportajes, entrevistas y artículos dedicados al novelista galardonado en prensa. Todo ese boom es sinónimo de ventas, que siempre superan los 100.000 ejemplares. ¿Hay algo mejor para un escritor y, de paso, para la editorial que lo publica?

Es por eso que el factor económico del premio es simbólico. Lo más importante es el reconocimiento y el valor que inmediatamente adquiere un libro premiado por la Academia Goncourt, institución creada oficialmente en 1906. Eso y, por supuesto, engrosar la lista de «los elegidos» junto a nombres como el de Marguerite Duras, Simone de Beauvoir, Patrick Modiano, Michel Houellebecq o Pierre Lemaitre, entre otros.

Recibir este emblemático premio sólo sucede una vez en la vida de un novelista. Nadie puede recibir el codiciado cheque de 10 euros dos veces. Por eso Tahar Ben Jeeloun, quien recibió el Goncourt en 1987 por La noche Sagrada (La Nuit Sacrée), aconsejaba a los futuros galardonados no cobrar el cheque -acto que le parecía de lo más cutre- como hicieron algunos antes de él, sino que les proponía enmarcarlo y guardarlo como recuerdo y como símbolo.

El Premio Goncourt de 2019

Quedan pocos días para que sepamos el nombre del autor o de la autora seleccionada este año por los diez miembros de la Academia Goncourt entre las mejores novelas publicadas en Francia durante el año. Las preselecciones, que comienzan en septiembre, ocurren cada martes en un salón ubicado en la segunda planta del restaurante Drouant, calle Gaillon, en el segundo distrito de París, un local histórico que acoge tanto al Premio Goncourt como al Renaudot desde 1914.

En la penúltima ronda hay actualmente diez finalistas, entre los que se encuentran el argentino Santiago H. Amigorena y la belga Amélie Nothomb. Uno de los diez sucederá a Nicolas Mathieu, laureado en 2018 gracias a la novela Sus hijos después de ellos (Leurs enfants après eux), editada por AdN en España y cuya presentación en Málaga tuvo lugar hace sólo unas semanas en el Centro Andaluz de las Letras con presencia del autor y en colaboración con la Alianza Francesa de Málaga. Mientras tanto, se anunciará una tercera y última selección el 27 de octubre y, por fin, el 4 de noviembre sabremos qué novela de la siguiente lista es la afortunada. ¡Hagan sus apuestas!

  • Le ghetto intérieur de Santiago H. Amigorena (P.O.L)
  • Le ciel par-dessus le toit de Nathacha Appanah (Gallimard)
  • Un dimanche à Ville-d’Avray de Dominique Barbéris (Arléa)
  • La part du fils de Jean-Luc Coatalem (Stock)
  • Tous les hommes n’habitent pas le monde de la même façon de Jean-Paul Dubois (L’Olivier)
  • Rouge impératrice de Léonora Miano (Grasset)
  • La terre invisible de Hubert Mingarelli (Buchet Chastel)
  • Soif de Amélie Nothomb (Albin Michel)
  • Extérieur monde de Olivier Rolin (Gallimard)
Los miembros de la Academia Goncourt Robert Sabatier, Hervé Bazin, Françoise Mallet-Jorris, Armand Lanoux y Michel Tournier, en 1975 en la villa que da nombre al premio. AFP / GETTY IMAGES
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Cultura francófona Actualidad Arte

Edouard Taufenbach: vibraciones fotográficas

La Alianza Francesa de Málaga acoge la primera exposición en España del artista parisino Edouard Taufenbach (1988). Bajo el nombre L’été dernier, diecisiete piezas de collage evocan los placeres de la temporada estival.

La inauguración tendrá lugar el próximo jueves 12 de septiembre a las 20:00 horas en la sede de la Alianza.

Decía el crítico de arte y pintor británico John Berger que nuestra apreciación sobre una obra no sólo depende de lo que esta nos muestra, sino que también influye nuestro propio modo de ver; nuestra biografía. Esto explica la tendencia a buscar el reflejo de la propia experiencia cuando nos enfrentamos a una obra artística. Las piezas que componen la exposición L’été dernier de Edouard Taufenbach tienen ese poder de abstracción. Al observarlas, es inevitable encontrar en ellas algún destello nostálgico de aquellas largas tardes de verano que todos hemos disfrutado alguna vez.

La colección de fotos de Sébastien Lifshitz

Para poder hablar del trabajo plástico realizado en L’été dernier es necesario mencionar antes al director de cine francés Sébastien Lifshitz, cuyo documental  Les invisibles (2012), ganador de un premio Cesar, se presentó en el Festival de Cine Francés de Málaga en el año 2013.

Desde su adolescencia, el cineasta ha estado coleccionando fotografías de personas anónimas realizadas entre 1890 y 1970 centrando su atención en la identidad queer de aquella época. Buscar y recopilar estas imágenes durante más de 30 años ha dado como resultado un documento histórico sin precedentes que Lifshitz ha procurado compartir con el mundo exponiéndolas por primera vez en el importante festival fotográfico que se celebra al sur de Francia, el Rencontres d’Arles.

Edouard Taufenbach trabaja normalmente con la apropiación de imágenes ya existentes. Gracias a la acumulación, el encuadre, la yuxtaposición y la repetición, consigue dotarlas de un nuevo significado. Para preparar la serie Spéculaire (2018), de la que extrae la exposición L’été dernier, ha buceado en los fondos de la colección de Lifshitz rescatando fotografías para manipularlas y crear a partir de ellas un material totalmente novedoso.

La propuesta collage de Edouard Taufenbach

El parisino empezó con la técnica del collage en 2014, tras descubrir fotografías vernáculas abandonadas. A partir de la observación constante de imágenes sintió la necesidad de contar una historia a través de ellas y se sumergió en una narrativa de apariencia fragmentada que nos llega como si mirásemos a través de un caleidoscopio o a través de un cristal esmerilado.

Con esta técnica añade ritmo cinematográfico a las imágenes que el ojo del espectador percibe de manera casi hipnótica, dotando a cada collage de movimiento. A través de escenas sugerentes de cuerpos en libertad y con el agua como un elemento recurrente, Edouard Taufenbach explora momentos de ocio, de placer y de deseo. Los multiplica y los fragmenta, creando un nuevo orden; juega con las escalas y las perspectivas, lo que está arriba, está, al mismo tiempo, abajo. La imagen se reinventa una y otra vez en un loop del que no se puede apartar la mirada hasta que las fotografías rápidamente adquieren una dimensión eterna, congeladas en el tiempo.

Una cita ineludible en la Alianza Francesa de Málaga

Tratándose de uno de los artistas jóvenes franceses de mayor proyección internacional (y es que el currículum de Taufenbach quita el hipo), acoger su obra es todo un honor para la sede de Málaga de la Alianza Francesa. El evento, que está comisariado por el colectivo artístico Los Interventores, sirve como anticipo de la XXV edición del Festival de Cine Francés que cada año la institución francesa organiza en la ciudad y cuya programación comienza el día 11 de octubre.

La inauguración de L’été dernier tendrá lugar el jueves 12 de septiembre a las 20:00 horas y podrá visitarse hasta el 12 de enero 2020. Con ella, el tránsito hacia las estaciones frías será más llevadero, ya que podremos volver al calor estival que se esconde entre los fragmentos de los collages de Edouard Taufenbach tantas veces como queramos.

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Cultura francófona Actualidad

Museo del Louvre: un destino turístico desbordado

La cantidad insólita de visitantes que recibe el Museo del Louvre cada año va en aumento hasta el punto de generar un problema de seguridad.

Muchas personas dejan de lado el mar y el chiringuito y aprovechan las vacaciones estivales para hacer turismo cultural. Uno de los destinos preferidos es el Museo del Louvre, visita obligada en París, que recibe más de nueve millones de visitantes al año. El imponente edificio del Palacio del Louvre -160.000 metros cuadrados que quitan el aliento- alberga en su interior una colección que comprende cerca de 300.000 obras anteriores a 1948, de las que se exponen alrededor de 35.000.

Estas cifras que llegan a marear se traducen en un patrimonio cultural de un valor tan grandioso que casi cuesta imaginarlo. Por citar algunos ejemplos y que podamos hacernos una idea más gráfica de ello, en el Museo del Louvre se pueden ver pinturas tan emblemáticas como La Gioconda, la obra maestra de Leonardo da Vinci, La libertad Guiando al Pueblo de Delacroix o Las Bodas de Caná de Vernés. También se encuentran allí esculturas como La Venus de Milo de la Antigua Grecia o El escriba sentado del Antiguo Egipto.

El Louvre es descomunal y los amantes del arte podrían pasar días enteros recorriéndolo mientras sufren un golpe de síndrome de Stendhal tras otro. Sin embargo, el museo está teniendo serios problemas debido al elevado número de visitantes que cada día pasean por sus galerías y resulta realmente complicado disfrutar de la contemplación de las obras sin que una cámara o teléfono móvil se interponga entre el cuadro y la propia visión del mismo.

Una de las mayores pinacotecas del mundo, desbordada.

El incremento de la masificación turística que desde 2017 se da en el museo ha llegado a sus cotas más altas durante este verano. Se registran entre 30.000 y 50.000 visitas diarias y este año, además, se han dado una serie de factores que han influido directamente tanto en el aumento de afluencia como en el de la sensación de masificación.

La Gioconda, que es una obra que motiva el 80% de las visitas al Museo del Louvre, ha sido trasladada temporalmente a una galería mucho más pequeña en otra ala de la pinacoteca. Al parecer, la distribución del espacio es menos amplia y se generan tapones de gente con mucha facilidad. Además, se cumplen 500 años de la muerte de Leonardo da Vinci, efeméride que también atrae más público aún al museo. Por otra parte, el cierre de Notre Dame tras el lamentable incendio que sufrió el pasado mes de abril sumado a la ola de calor que azotó París recientemente, también hizo que más personas pusieran su interés en el Louvre y en sus frescas galerías a modo de oasis climatizado.

Cada día las estancias del museo se saturan y las medidas de seguridad de un edificio de tal envergadura se ven comprometidas. Por este motivo, ahora se rechaza el ingreso de visitantes que no hayan adquirido su entrada en la página web de la pinacoteca con varios días de antelación. Sin embargo, esta información no llega siempre a los turistas y mucha gente hace una cola interminable en la entrada para finalmente quedarse sin acceder al interior, lo que genera, como es de esperar, fricciones y frustración.

Las obras maestras convertidas en ceros y unos

Si alguien sabe de multitudes admirando un cuadro de manera masiva, es Antonio Pérez Río, el director de la escuela de artes visuales Lens de Madrid. Tras visitar con frecuencia el Museo del Louvre durante cuatro años con su cámara fotográfica, pudo completar un proyecto que vio la luz en forma de fotolibro en 2018.

Obras Maestras – Masterpieces es una publicación cuidada y editada con mucho gusto que explora el fenómeno de los museos –concretamente del Museo del Louvre, aunque se puede extrapolar a cualquier otra pinacoteca de dimensiones similares– en la era del turismo masivo y del consumismo visual. Entre sus páginas se pueden observar las obras más importantes que cuelgan de las paredes del museo a través de las pantallas de los teléfonos móviles de los numerosos visitantes que fotografían los cuadros, mientras que las propias pinturas aparecen como un fondo difuminado carente de interés. Las fotografías de verdaderas hordas de personas apuntando con sus dispositivos digitales hacia una obra pictórica, hace que nos planteemos forzosamente el valor de visitar un museo y el objetivo que tenemos al hacerlo.

El Museo del Louvre es un lugar maravilloso que me fascina y me aterra al mismo tiempo. Antonio Pérez Río, autor de Obras Maestras – Masterpieces

El libro se abre con una cita muy acertada de la novela de Saramago publicada en 1995 Ensayo sobre la ceguera, que ya nos adelanta lo que estamos a punto de descubrir entre sus páginas. Dice así: Creo que no nos quedamos ciegos, creo que estamos ciegos, ciegos que ven, ciegos que, viendo, no ven.

Con este trabajo, Pérez Río quiere poner de relieve el uso que le damos a la tecnología y cómo a menudo convertimos las obras de arte que han sobrevivido el paso de los siglos y poseen un valor cultural inestimable en meros objetos de consumo que nos interesan apenas unos segundos. La contemplación ha dejado paso a la captación digital y las fotografías que contiene este libro son una llamada de atención. Pérez Río nos anima a hacer fotos si queremos hacerlas, pero, sobre todo, quiere que reflexionemos y nos invita a escuchar a las obras (que tanto tienen que contar) antes de inmortalizarlas en un archivo digital que, seamos sinceros, pocas veces más reproduciremos a través de la pantalla.

Las imágenes que ilustran este artículo se han sacado de Unsplash

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Corporativa Actualidad

Antequera cambia de sede

Queremos compartir con vosotros una muy buena noticia: desde el 1 de julio, nuestra delegación de Antequera cambia de sede.

Nuestra sede en Antequera deja su ubicación en la Real Academia de los Artes Nobles de Antequera para ocupar, desde principios de julio, un nuevo emplazamiento. La Institución que acoge a la delegación en sus instalaciones es el Colegio San Francisco Javier -La Salle-, ubicado en calle Carrera de Madre Carmen, 1.

No cabe duda de que es un cambio acertado que, además, implica una mayor conexión con nuestro público joven e infantil, tal y como ocurre en las delegaciones de Nerja y Estepona. El clima de colaboración entre las tres delegaciones también se verá beneficiado con el cambio desde el punto de vista de la pedagogía infantil, ya que podremos desarrollar nuevas vías metodológicas.

Por otra parte, nos parece una gran oportunidad para afianzar la Red de profesores en Antequera. El hecho de estar conectados con un centro y su profesorado nos vincula al resto de centros educativos de la zona, de manera que podamos proponer nuestras acciones pedagógicas y las formaciones destinadas a los docentes (y futuros docentes) de francés de la ciudad. En este sentido, a partir de septiembre ampliamos en la delegación nuestra oferta educativa con nuevos cursos para las oposiciones de 2020 del cuerpo de profesores de francés de secundaria.

Uno de los principales objetivos de la Alianza Francesa es promover la cultura francesa y francófona. En ese sentido, seguiremos apostando por su difusión a través de actividades culturales que organizaremos con el centro La Salle y con las diferentes autoridades de la ciudad: ciclo de cine, exposiciones, conciertos… En definitiva, nuestra intención sigue siendo estrechar el vínculo de amistad entre Antequera y Francia.

Durante todo el mes de julio la Delegación permanecerá abierta por la mañana para cualquier consulta administrativa u obtener información sobre cursos, inscripciones, etc. Además, la responsable de la Delegación y profesora Sophie Gauthier, estará disponible a través del teléfono o el email para cualquier consulta de este tipo en otros horarios.

 

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Actualidad Cannes

Curiosidades y anécdotas del festival de Cannes

Quedan pocos días para que dé comienzo uno de los festivales cinematográficos con mayor repercusión internacional. Pero no todo es glamour, aprovechamos la ocasión para repasar algunas de las anécdotas y curiosidades que han acontecido en la historia del Festival de Cannes.

La cuenta atrás está en marcha y la alfombra roja –que se cambia tres veces al día, por cierto– ya está lista para recibir a la crème de la crème del mundo del celuloide. Del 14 al 29 de mayo tendrá lugar la 72ª edición de Cannes y ya estamos impacientes por conocer los detalles. Setenta y dos años dan para muchas anécdotas y curiosidades de todo tipo. En Lien queremos homenajear a este emblemático festival compartiendo algunas de ellas con todos vosotros.

La primera edición

Fue en 1946 y, a pesar de las numerosas complicaciones con las que se toparon (incidentes técnicos, cortes de corriente, bovinas extraviadas o invertidas durante las proyecciones…), fue todo un éxito. Se creó con el fin de competir con la Mostra de Venecia que, por aquel entonces, hacía de aparato propagandístico de los regímenes fascistas italiano y alemán.

¡Cancelado hasta 4 veces!

El festival ha sido cancelado hasta en cuatro ocasiones: en 1939, por la guerra y en 1948 y 1950 por falta de presupuesto de la organización. Pero la vez más sonada ocurrió en 1968 y fue a causa de las célebres protestas estudiantiles.

Directores como Jean Luc-Godard o Francois Truffaut, entre otros, no entendían la frivolidad de celebrar el festival mientras cientos de jóvenes luchaban en las calles. Rechazaron participar en el evento tres días después de su comienzo hasta que consiguieron cancelarlo a base de colgarse de las pantallas e impedir así el visionado de las cintas.

Españoles laureados en Cannes

Luis Buñuel fue el primer cineasta español que consiguió la Palma de Oro en la historia del festival. Ocurrió en 1961 gracias Viridiana, una polémica cinta que contenía escenas que mostraban el despertar sexual de una monja y que Franco intentó retirar del festival. Se tuvo que contentar con prohibir su estreno en España, porque el director obtuvo todo el reconocimiento y respaldo internacional de la organización, prensa y crítica. El segundo realizador español en obtener el codiciado premio fue el cineasta catalán Juanjo Giménez con su cortometraje Timecode en 2016.

Hablando de españoles…

Nuestro director manchego favorito fue el primer cineasta patrio en presidir el jurado del festival en la edición de 2017. Almodóvar, que es un incondicional de La Croisette, ha competido cinco veces por la Palma de Oro sin que suene la flauta. ¿Será este su año con Dolor y gloria?

Aunque el director español que más veces ha optado al gran premio es Carlos Saura. Ha presentado hasta ocho cintas a competición sin éxito, en 1976 ganó el Gran Premio del Jurado, el segundo reconocimiento más importante del festival, con Cría cuervos.

Las cineastas ganadoras en Cannes

La primera mujer en obtener el preciado galardón fue la soviética Yuliya Solntseva en 1961, por el drama bélico The Story of the Flaming Years. Sólo hicieron falta tres décadas para que otra realizadora se alzara con la Palma de Oro: la directora neozelandesa Jane Campion con la magnífica película El piano. La tercera directora en conseguirlo, también años después, fue Sofia Coppola, que llegó a Cannes en 2017 con su drama histórico The Beguiled y triunfó.

¿Tacones? No gracias

En la edición de 2015 tuvo lugar una de las anécdotas más relevantes de la historia de Cannes. Un grupo de mujeres fueron expulsadas de la proyección de Carol, la cinta de Todd Haynes protagonizada por Cate Blanchett y Rooney Mara, por no llevar zapatos de tacón y romper con el código de indumentaria del festival. La polémica se hizo presente y numerosos medios y celebridades se hicieron eco de ella. Un año más tarde, Julia Roberts se presentó por primera vez en la alfombra roja francesa. Lo hizo descalza.

Aunque no es la única polémica en la historia del festival relacionada con la vestimenta de los asistentes. En 1960 el escritor norteamericano Henry Miller rehusó rotundamente llevar esmoquin, por lo que se le vetó durante el acto de inauguración.

Animaladas

El reino animal también ha tenido sus momentos épicos entre las anécdotas de Cannes. En 1963 se presentaba a competición la película El Gatopardo del italiano Luchino Visconti. La actriz Claudia Cardinale, protagonista de la cinta, se tomó muy en serio la promoción de la película y se paseó por la Croisette con un bellísimo guepardo de carne y hueso.

Ya en la década de los 2000 tuvo lugar otro episodio relacionado con animales, aunque en esta ocasión mucho más desagradable. Los actores de la cinta británica 24 hours party people de Michael Winterbottom, protagonizaron un episodio realmente controvertido al utilizar palomas muertas como “armas” en una pelea. El grotesco desencuentro tuvo lugar en una playa privada del festival de la que, por supuesto, fueron expulsados.

Precisamente en ese mismo año, 2001, se creó el premio independiente Palm Dog (Palma del Perro) que reconoce -atentos- la mejor interpretación canina en una de las películas exhibidas dentro o fuera de la Sección Oficial a competición. Uggie, el perro que acompañaba al protagonista de The Artist, la cinta muda del oscarizado Michel Hazanavicius, fue el cánido laureado más famoso de todos.

¿Qué me pasa, doctor?

Si algo está claro en cuanto al estilo del realizador galo Gaspar Noé es que no destaca precisamente por hacer películas descafeinadas… En 2002 el director presentó Irreverisble en Cannes, una cinta protagonizada por la genial Monica Bellucci y Vincent Cassel que contiene secuencias con violencia sexual explícita capaces de herir la sensibilidad de los espectadores más curtidos. La proyección causó estragos y unas 250 personas abandonaron la sala. Algunas incluso tuvieron que ser atendidas por personal sanitario tras sufrir desmayos, vómitos y mareos.

Más recientemente, en 2016, la directora Julia Ducornau también le cortó el cuerpo al público al presentar su opera prima Crudo en la Semana de la Crítica de la 69ª edición del festival. Aunque, eso sí, los espectadores en Cannes resistieron mejor que los del Festival de Cine de Toronto, donde también se proyectó la cinta y un número considerable de personas perdieron el conocimiento ante tal carnicería.

La edición de 2019

Como decíamos al principio de este artículo, no queda mucho para poder disfrutar de una nueva edición del festival. Cannes 2019 está a la vuelta de la esquina y queremos saber qué cintas se presentan, cuáles resultarán premiadas y, sobre todo, cuando toque, queremos que las estrenen en nuestros cines habituales. Y es que, un festival de cine siempre es una buena noticia para la comunidad cinéfila.

¿Qué nuevas anécdotas están por llegar a Cannes? Estaremos muy atentos porque el cine nos encanta ¡pero el salseo también!

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Cine francés Actualidad

Mentes brillantes, lo último de Thomas Lilti

Lilti cuenta los entresijos de los estudiantes de medicina de primer año en Mentes brillantes, una comedia protagonizada por Vincent Lacoste y Wiliam Lebghil con la que arrasó la taquilla francesa.

Al repasar rápidamente la trayectoria del director y guionista francés, es fácil extraer los temas que le interesan: la medicina y la problemática social. Lo mostró en Hipócrates (Hippocrate, 2014) y en Un doctor en la campiña (Médecin de Campagne, 2016). Desde la comedia, vuelve a ellos con la cinta Première Année (2018), titulada como Mentes brillantes en España.

La película, la más intima del cineasta francés hasta la fecha, resultó ser todo un éxito en taquilla y se situó en el número uno en su estreno superando el millón y medio de espectadores en Francia. Con la última entrega de Lilti se puede vivir junto a sus protagonistas el sacrificado y excesivo proceso de selección por el que pasan los estudiantes de medicina durante su primer año académico.

De qué va Mentes brillantes

La Medicina alimenta un porcentaje de la ficción lo suficientemente alto como para que no nos sorprenda otra película sobre médicos. El género no está en absoluto agotado, sin embargo, Lilti lleva lo lleva a ese punto en que es más desconocido o que, al menos, se ha trabajado menos en el cine: los años de estudio de los aspirantes a médico. Concretamente el director nos traslada al primer año y da buena muestra del elevado nivel de exigencia que, casi rozando el absurdo, suponen las pruebas de acceso para los recién salidos de la secundaria. Apretados en filas de pupitres en aulas superpobladas, compiten entre ellos y luchan por ser parte de ese 2% que logra licenciarse.

Conoceremos este “infierno” a través de dos personajes: Antoine, el tripitidor a quien da vida el actor Vincent Lacoste –protagonista también en Hipócrates–, que se somete al examen por tercera vez; y a Benjamin, el neófito recién salido del bachillerato interpretado por William Lebghil. En definitiva: la visión del principiante contrapuesta a la experiencia no demasiado positiva del que ya conoce de sobra las reglas del juego.

Durante mucho tiempo quise hacer una película sobre la universidad, sobre la energía de los estudiantes trabajando. Tenía en mente una visión muy cinematográfica de lo que esta película podía resultar. Thomas Lilti

Los dos jóvenes desarrollaran una amistad en la que las noches en vela dedicadas al estudio y las toneladas de apuntes y libros técnicos son tan protagonistas como ellos. Pero pronto la rivalidad entre ambos empieza a crecer dando lugar a situaciones cómicas con las que Lilti quita algo de hierro a esa denuncia que hace de los métodos académicos a los que, además, sólo unos pocos privilegiados pueden acceder.

Cambio de roles

La película parte de una estructura clásica del bildungsroman, o novela de aprendizaje. El alumno repetidor y experimentado, capaz de sacrificarlo todo por llegar a ser médico, muestra al recién llegado, cómo funciona todo y este absorbe la información rápidamente. Pero lo hace mucho más rápido que su guía, hasta el punto en el que los roles acaban invertidos.

Aunque Benjamin es menos apasionado que Antoine, a diferencia de este, cuenta con una herencia cultural previa. Hijo de un padre médico y una madre universitaria, es él quien tiene los códigos y por tanto, quien sabe adaptarse al sistema educativo porque ya tiene interiorizado cómo funciona. Antoine no ha conseguido llegar a ese punto en los dos años anteriores y ni siquiera la pasión que siente por la Medicina puede suplir algo así.

Cuando uno parte de la realidad para escribir, reaparece la cuestión política. Cada uno debe elegir su campo. La política es una forma de hablar del mundo, igual que el cine. Así que hago películas políticas contando historias sobre nuestra época. Thomas Lilti

Precisamente esto es lo que Lilti denuncia durante los 92 minutos de metraje de Mentes brillantes. Un sistema educativo basado en memorizar datos en lugar de promover el aprendizaje y el desarrollo conocimientos y habilidades, algo que sólo favorece a unos cuantos y que pone de relieve las diferencias culturales que devienen en diferencias sociales.
Pero no se trata sólo de una cuestión política. En el corazón de la película está la amistad entre Antoine y Benjamin, una complicidad que evoluciona y va del apoyo a la rivalidad, de la lealtad a los celos y la envidia. Una amistad que se aprecia desde diferentes ángulos, llena de matices que los actores se han encargado de infundir a sus personajes. Y es también una película sobre la llegada de la madurez y de ese momento en el que uno deja de ser un solo un chico.

El director Thomas Lilti.

La bata blanca del doctor Lilti

En Hipócrates, en Un médico de campiña y, ahora, en Mentes brillantes, Lilti recoge el drama y la comedia a partir de una mirada tan humana como especialista. Es inevitable crear vínculos entre los tres largometrajes. Se puede, incluso, hablar de una trilogía desordenada en la que tres personajes masculinos se encuentran en una encrucijada en sus vidas con tres visiones diferentes de la Medicina.

La inquietud y la necesidad de mostrar los entresijos de la Medicina no es un capricho del realizador francés. Él mismo se doctoró y pasó por las exigentes pruebas de acceso que como espectadores experimentamos de la mano de sus protagonistas. A través de su cine consigue enlazar dos mundos que le apasionan sin que se sepa muy bien dónde empieza la obligación y dónde termina la afición. Lo que sí está claro es que el realizador/doctor sabe muy bien de lo que habla, y mejor aún, sabe cómo contarlo.

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Cine canadiense Actualidad

La caída del imperio americano: un dilema ético

El cineasta canadiense Denys Arcand cierra la trilogía social que inició en los 80 con ‘La caída del imperio americano’, una comedia detectivesca que explora el salvaje triunfo del capitalismo.

¿Qué harías si encontraras por casualidad una bolsa llena de dinero? De mucho más dinero del que pudieras ganar trabajando honradamente durante toda tu vida. Es probable que, como cualquiera, hayas fantaseado más de una vez con una idea parecida ¿Te la quedarías o buscarías a su dueño? El protagonista de La caída del imperio americano lo tiene claro en la última película del director quebequense Denys Arcand: él se queda con la bolsa.

La trilogía del éxito

En 1986 el realizador estrenó el filme que daría inicio a un ciclo sobre la crisis de Occidente y sobre la condición humana llamado El declive del imperio americano (Le déclin de l’empire américain). La cinta fue todo un triunfo para el director y su equipo: obtuvo una nominación a los Oscar de ese año y fue premiada en Cannes y en Toronto.

Años más tarde, ya en 2003, el realizador sorprendió con Las invasiones bárbaras (Les invasions barbares) con la que -esta vez sí- ganó el Oscar a Mejor Película Extranjera. Tres décadas después Arcand pone punto y final a su proyecto con La caída del Imperio americano (La chute de l’empire américain), que cuenta con el clamor de buena parte de la crítica internacional.

El argumento

La película, en formato de thriller, cuenta la historia de Pierre-Paul Daoust (Alexander Landry), un inteligente joven doctorado en filosofía que sobrevive como puede a base de trabajos precarios que se encuentra en plena crisis existencial. Un día, repartiendo en una furgoneta asiste de forma accidental a un atraco que sale muy mal para todos los implicados. Pierre-Paul observa como una bolsa de gimnasia llena de dinero cae a sus pies sin testigos en las inmediaciones. La perspectiva de ver por fin un cambio en su vida supera todos los escrúpulos que pudiera tener y decide llevarse la bolsa consigo.

https://www.youtube.com/watch?v=nij0x5EB4Xk

Con la inestimable ayuda de una escort de lujo, un motero ex convicto y un abogado que sólo quiere aprovecharse de la situación, el protagonista aprenderá cómo gestionar esa ingente cantidad de pasta mientras los ladrones y la policía la buscan. Cegado por la gallina de los huevos de oro y a pesar de su alto C.I., Pierre-Paul caerá en todas las trampas.

Arcand te hace pensar

Este polar que coquetea con la comedia y que cuenta con guion propio del director, busca algo más que entretener al espectador. Y lo hace a través de un reparto coral completamente canadiense que da vida a unos personajes carismáticos y cultos, aunque arquetípicos, que se mueven en mundos muy diferentes y que se sirven de contrapunto unos a otros.

Como ya hizo con las dos cintas que la preceden, a través de La caída del imperio americano Arcand pone de relieve casi todos los males de la época en que vivimos: evasión de impuestos, miseria, prostitución de lujo, ignorancia de las masas y la larga sombra de los Estados Unidos impregnándolo todo.

La avaricia y el poder se enfrentan con la ética en un largometraje que proyecta las contradicciones de la sociedad actual que todos vivimos en primera persona y a diferentes niveles. La caída del imperio americano no es exactamente una denuncia, sino más bien una llamada a la acción. Lo que Arcand pretende decirnos, a pesar de su pesimismo y sacándonos alguna carcajada de camino, es que todavía no es tarde para despertar nuestra conciencia y que, por supuesto, tenemos que hacerlo.

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Actualidad Cine francés

Dobles vidas, la era digital según Assayas.

Dobles vidas, la comedia dirigida por Olivier Assayas que inauguró el Festival de Cine Europeo de Sevilla, se estrena el próximo 12 de abril.

Olivier Assayas estrena este mes Dobles vidas (Doubles vies, 2018), una comedia donde el avance tecnológico es protagonista. Al cineasta le preocupa el devenir del mundo en esta tercera revolución industrial que estamos viviendo. Le interesa averiguar cómo la tecnología, la hiperconectividad y la inmediatez de la comunicación virtual han transformado no sólo la manera de relacionarnos con el mundo; sino también la manera que hemos desarrollado de estar en él, convirtiendo Internet en una extensión de nuestra mente.

Ya dejó ver algún atisbo de esta inquietud en una escena en su anterior película, Personal Shopper (2016), en la que fuimos testigos de un inquietante intercambio de mensajes desde un Smartphone. En Dobles Vidas aborda esta cuestión en el contexto del mundo editorial en el que el ebook y el audiolibro han irrumpido como titanes imparables dispuestos a eliminar el romanticismo del papel.

Un vodevil intelectual y chic

Dobles vidas sigue a Alain (Guillaume Canet), director de una famosa editorial dispuesto a modernizar su empresa y adaptarse al mundo tecnológico, y a su mujer Selena (Juliette Binoche), actriz encasillada que vive con frustración su trabajo en una serie de televisión. También está Léonard (Vincent Macaigne), escritor bohemio amigo de ambos cuyos libros publica Alain bajo su sello, y Valerie (Nora Hamzawi), su compañera y sufridora asistente de un político.

A pesar de una larga amistad y de una carrera editorial compartida, Alain rechaza el último manuscrito de Léonard mientras este se encuentra inmerso en una polémica twittera a causa de sus novelas autobiográficas. Ambos amigos hacen frente a una crisis de madurez y las relaciones entre ellos y sus parejas se cruzan y se enredan de manera complicada.

Hablar por los codos

Después de la primera escritura del guión de Dobles vidas y pasado un tiempo considerable, Assayas aborreció su relectura. No estaba en absoluto conforme con lo que había escrito en su momento y decidió cambiarlo radicalmente. Se deshizo de toda acción y de todo acontecimiento dramático y puso todo el foco en el diálogo.

El resultado fueron unos personajes verborreicos que recuerdan a los de Woody Allen –aunque con más vino de por medio– que el elenco de actores defiende dignamente durante toda la cinta. En este filme, quizá el más divertido del director, los protagonistas hablan de Internet, de la aparición de los ebooks y la desaparición del papel, de la tendencia de los lectores y del mundo editorial. Pero también hablan de cuestiones puramente humanistas como el paso del tiempo, las relaciones sentimentales, de la infidelidad, de los celos… Conversan todo el tiempo; conversan sobre cualquier tema y el espectador queda atrapado en esa vorágine de frases ingeniosas y lapidarias.

Una carrera de fondo

La relación de Olivier Assayas con el cine se remonta a su más tierna juventud. Hijo del prestigioso guionista Jacques Rémy, empezó escribiendo con él para terminar redactando algunos episodios para series de televisión. Más tarde se convirtió en una figura importante como crítico en la revista Cahiers du Cinéma en una época en la que redescubrió a toda Francia el cine asiático.

Olivier Assayas junto a Juliette Binoche

Su carrera como director de cine ha sido constante y muy sólida desde mediados de los 80 y ha logrado destacar con varias películas importantes como París se despierta (1991), Irme Velp (1997), Finales de agosto, principios de septiembre (1998) o Después de mayo (2012). Sin embargo, destacó sobre todo por la mini serie Carlos (2010) –aunque para él no deja de ser una película de más de cinco horas de duración que debió fragmentar–, un biopic del terrorista venezolano Ilich Ramírez.

En una carrera cinematográfica en la que el uso de la fotografía es un recurso narrativo casi tangible, Assayas nunca se ha casado con un único género. Ha trabajado el drama, la comedia, el cine de acción e incluso el thriller. En sus películas se advierte un ligero aire de improvisación, un toque poético que parece casual pero que en absoluto lo es, sino que surge de una cuidada y muy pensada puesta en escena de la que, seguro, seguiremos disfrutando en nuevas entregas durante mucho tiempo.

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