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Fahim detrás de las cámaras

Fahim fue la película que cerró la reciente XXV edición del FCFM. Tuvimos ocasión de entrevistar a su director, Pierre- François Martin-Laval y a Isabelle Nanty, una de las actrices principales.

Existe cierto prejuicio hacia los cineastas y los actores en general. La imagen que a menudo se tiene de ellos es la de que son seres engreídos o superficiales cuyo trabajo no podemos más que admirar desde la distancia. Precisamente todo lo contrario que encontramos cuando fuimos a entrevistar a Pierre-François Martin-Laval e Isabelle Nanty, director y actriz principal de la película Fahim; personas cercanas, accesibles y educadas con las que se podría hablar durante horas.

Fahim es la conmovedora historia real de un chico obligado a abandonar su Bangladesh natal junto a su padre. Ambos dejan atrás al resto de su familia, su hogar y sus raíces con la esperanza remota de encontrar asilo político. Gracias a su don para el ajedrez, Fahim conoce a Sylvain, uno de los mejores entrenadores de Francia. Entre la desconfianza y el afecto, ambos tejerán una entrañable amistad con los problemas sociales y políticos de los refugiados como nota de fondo.

Isabelle Nanty y Martin-Laval durante la presentación de Fahim durante la clausura del Festival de Cine Francés de Málaga.

Cuando Martin-Laval conoció a Fahim

«Cualquier refugiado tiene detrás una historia digna de ser contada», afirma Pierre-François cuando le preguntamos por el origen de la película. El director se topó con la historia de Fahim por primera vez en televisión y, tan emocionado como intrigado por la epopeya de Fahim, se hizo con el libro que la relataba: Un roi clandestin (2014), que llegó a España bajo el título El rey de Bengala. Vio claro desde el principio que quería contar esta asombrosa historia y denunciar a través del cine las difíciles circunstancias por las que pasan los exiliados que llegan a países europeos.

Precisamente por las connotaciones sociales y políticas de la cinta, y por todas las emociones volcadas en ella, el proyecto ha supuesto un antes y un después a nivel personal tanto para Martin-Laval como para Isabelle Nanty.

La actriz nos contaba que «cuando interpretaba a Mathilde era como si me olvidara de mí misma y lo que quedaba era la vibración humana». En el reparto se encontraban muchas personas que eran refugiados en la vida real, como el propio Assad Ahmed, el niño que da vida a Fahim, no había actuado antes y, como él, muchos de los actores no hablaban francés. Para Nanty «era una responsabilidad adicional representar esta historia de manera verdadera. Ser humilde, no sobreactuar; no actuar de manera falsa ni hacer de esto (refiriéndose a la película) un número ni un espectáculo».

El actor que interpreta al padre de Fahim, Mizanur Rahaman, acababa de llegar a Francia hacía solo dos años y había pasado por muchos obstáculos desagradables. Tanto él como el resto de actores refugiados habían pasado en la vida real por situaciones parecidas a las que interpretaban, por eso sus actuaciones eran tan auténticas. Interpretar junto a ellos supuso para la actriz «un crecimiento real».

Sin embargo, la incorporación de personajes reales no es lo único que aporta verosimilitud a la película de Martin-Laval. Una documentación minuciosa y alargada en el tiempo le llevó a encontrar localizaciones verdaderas que han sido el escenario de numerosas escenas, como por ejemplo la comisaría o los campeonatos de ajedrez, donde también jugadores auténticos se incorporaron a la película. «¡Hasta el intérprete terminó teniendo un papel!» exclamaba con sentido del humor el director.

El ajedrez, protagonista indiscutible

Fahim resulta ser un jugador de ajedrez excepcional. Le preguntamos a Martin-Laval hasta qué punto, desde la parte puramente técnica, le supuso un reto reflejarlo en su película. «Desde el principio tuve que claro que quería que la película tuviera un matiz deportivo, de competición». Los planos estáticos de las miradas, las manos y el tablero consiguen traspasar la pantalla y generar tensión en la butaca del espectador; «la emoción tenía que ser verosímil de un plano a otro, buscaba secuencias creíbles emocionalmente».

«El ajedrez, intuyo, se basa en la anticipación», añade Isabelle Nanty, «y esto entra en contraste con la situación totalmente descontrolada que vive Fahim, que no puede anticipar lo que le va a pasar.» Esta diferencia se aprecia también técnicamente. En las escenas de ajedrez todo es más pausado y se basan en lo mental, mientras que todo lo que sucede en el exterior, fuera de los torneos, es mucho más dinámico, rápido e impredecible.

Sobre Assad Ahmed

Encontrar al actor que diese vida a Fahim en la ficción no fue tarea fácil. Después de siete meses de casting no daban con el perfil que estaban buscando hasta que vieron por casualidad al pequeño Assad. El chico ni siquiera estaba allí para pasar la prueba; tan solo iba acompañando a su primo que resultó ser demasiado mayor para interpretar a Fahim. Aquel muchacho tímido de grandes ojos castaños poco podía imaginar que él terminaría protagonizando la película.

Encontrar a Assad Ahmed después de siete meses de casting tuvo algo de milagroso. Vi cierto brillo en su mirada. Pierre-François Martin-Laval

Ahmed acababa de llegar a Francia con su padre, a quien justo le habían dado asilo político hacía pocas semanas. No hablaba el idioma y ni siquiera sabía lo que era el cine francés. Lo poco que le sonaba de la industria cinematográfica eran escenas aisladas de películas de Bollywood. Pero el director tuvo claro desde el principio que era perfecto para interpretar a Fahim. «Vi algo en su mirada que me hizo saber que tenía que ser él», nos aseguraba Martin-Laval.

Al pequeño Assad le costó bastante en un principio, pero tan pronto como consiguió meterse en el papel reveló un talento innato para la interpretación que dejó a todo el equipo gratamente sorprendido. Disfrutaba siendo actor y su personalidad, un poco orgullosa y hasta desafiante en ocasiones, fue el plus perfecto para darle carisma al personaje durante las competiciones de ajedrez.

Química en el set de rodaje

La amistad entre Nanty y Martin-Laval tiene ya más de 30 años. Ambos comparten un bagaje profesional en común que se remonta a los años 80, cuando crearon el proyecto teatral Les Robin des Bois. La complicidad que existe entre ellos es tangible y se intuye desde el primer momento. Conocerse a fondo siempre facilita las cosas durante el rodaje, a pesar de estar inmersos en un equipo de personas muy amplio y variado.

Una de ellas era el mítico actor francés Gérard Depardieu, que da vida a Sylvain Charpentier, uno de los mejores entrenadores de ajedrez de Francia. «A Depardieu le entusiasmó el proyecto desde el principio y se involucró totalmente en él. Le interesaba la historia real de Fahim», nos aseguraba el director. «Supe que tenía que ser él quien interpretase este papel cuando conocí al verdadero Sylvain en persona. Ambos tienen características parecidas y una complexión física igual de imponente; y ambos son de esas personas que en apariencia son duras y distantes, pero basta con rascar un poco en la superficie para encontrar un corazón enorme. Fue un lujo contar con él para la película».

Pierre-François es una persona muy sensible que se indigna con facilidad. No me sorprendió que se interesara por hacer cine social porque siempre le ha interesado. Isabelle Nanty

Cine para remover conciencias

Fahim en absoluto es una película panfletaria o que pretenda adoctrinar al espectador, de hecho está más cerca de una historia de superación tierna y conmovedora. No obstante, sí que retrata de manera natural y veraz un problema social y político que se vive diariamente en Europa: el drama de los refugiados.

Tanto para Martin-Laval como para Nanty, rodar esta película ha significado una experiencia enriquecedora no solo a nivel profesional, sino también a un nivel más íntimo y humano. Los ha puesto en contacto con una realidad a la que eran ajenos antes de sumergirse en este proyecto y ambos agradecen haberlo hecho. Los dos tienen claro que quieren seguir explorando la línea del cine social. «Ahora me siento más capaz para continuar por este camino», asegura Martin-Laval, aunque, tanto en su caso como en el de Nanty, será difícil que se alejen totalmente de la comedia que ha caracterizado la carrera de ambos desde sus inicios y que, por supuesto, también está presente en Fahim.

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Céline Sciamma incendia el Festival de Cine Francés

Retrato de una mujer en llamas, el último trabajo de la directora de cine francesa Céline Sciamma, se incorpora a la programación de la XXV edición del Festival de Cine Francés de Málaga.

Portrait de la jeune fille en feu es la cuarta película de la realizadora y guionista Céline Sciamma, cuyo nombre ya resuena bien alto entre las esferas del cine europeo. Su debut en la Sección Oficial del pasado Festival de Cannes le ha valido el Premio al Mejor Guión y ha captado la atención de público y crítica con este espectacular y rompedor drama de época.

Retrato de una mujer en llamas forma parte de la Sección Oficial del XXV Festival de Cine Francés de Málaga y se proyectará el 18 de octubre a las 22:00h en el Cine Albéniz

Desde que debutara en la escena cinematográfica en 2007 con Lirios de agua (Naissance des Pieuvres), Sciamma ha servido de fuerza impulsora del cine francés y ha cultivado una admirada reputación por sus exploraciones alrededor del género (Tomboy, 2011) y por mostrar lo femenino desde un prisma reivindicativo (Bande de filles, 2014).

La mujer en llamas de Céline Sciamma

Retrato de una mujer en llamas nos lleva a la Bretraña del siglo XVIII. Allí conocemos la imposible historia de amor de una pintora, Marianne (Noémie Merlant), encargada de pintar el retrato matrimonial de Heloïse (Adèle Haenel), una joven que acaba de dejar el convento y que no acepta su destino como mujer casada. Se niega a posar para que la retraten, por lo que Marianne debe trabajar en secreto y para ello se hace pasar por dama de compañía. La observa de día para pintarla de noche. La intensidad de los momentos que viven juntas antes de la boda de Heloïse será cada vez mayor y la relación entre ambas se irá volviendo más y más profunda.

A Sciamma le interesa contar con este filme el proceso gradual del enamoramiento que surge entre las dos mujeres de manera natural, poco a poco. Ambas van descubriendo paulatinamente una atracción física e intelectual narrada con delicadeza desde una elegante puesta en escena en la que los planos preciosistas y la luz también son protagonistas. La película, todavía inédita, forma parte de la Sección Oficial del Festival de Cine Francés de Málaga organizado por la Alianza Francesa de Málaga.

Impulsora del movimiento 50/50×2020

Cuando en Hollywood explotó la bomba Weinstein, su onda expansiva alcanzó Europa. Céline Sciamma, junto a la también directora de cine Rebeca Zlotowski, recogió el testigo de sus compañeras estadounidenses y crearon el proyecto 50/50×2020, un nuevo movimiento de paridad de género en la industria cinematográfica francesa.

La plataforma se ideó tras una inspiradora reunión secreta del grupo Time’s Up a la que ambas asistieron en noviembre de 2018. El objetivo era crear un grupo homólogo en Francia que pusiera en evidencia las deficiencias de un sector en el que la mayoría de puestos directivos y altos cargos están copados por hombres.

50/50×2020 fue lanzado durante el Festival de Cannes y consiguieron que Thierry Frémaux, delegado general del Certamen; Édouard Waintrop, director artístico de la Quincena de Directores; y Charles Tesson, director artístico de la Semana de la Crítica de Cannes, firmaran el compromiso de compilar estadísticas sobre el género de los cineastas y miembros clave del equipo de películas enviadas a Cannes. También prometieron mejorar la transparencia en torno a sus procesos de selección al enumerar públicamente a los miembros de sus comités de selección y programación, y trabajar hacia la paridad en sus juntas ejecutivas.

Valeria Golino, Adele Haenel, Celine Sciamma, Noemie Merlant y Luana Bajrami, directora y actrices de Portrait de la Jeune Fille en Feu. (Photo by LOIC VENANCE / AFP)

La mujer creadora en la industria y en el Festival

La programación de la XXV edición del Festival de Cine Francés de Málaga no es ajena a la realidad de la Industria y se compromete con la idea de dar visibilidad a la creación de las mujeres apostando por películas firmadas por directoras, atendiendo especialmente a la calidad técnica y artística de su trabajo. Con la incorporación de la cinta Retrato de una mujer en llamas, el nombre de Céline Sciamma se une a los de Julie Gayet, Monia Chokri, Claire Burger, Salima Sarah Glamine, Julie Bertuccelli y Marie Losier, sumando un total de siete directoras de cine que presentan película este año.

Pero este no es el único elemento del Festival relacionado con la paridad, la reivindicación del trabajo de la mujer cineasta y la necesidad de igualdad de condiciones laborales y económicas en el sector. Durante la fiesta de inauguración, que será el próximo 11 de octubre en los jardines de la Térmica a las 20:00, se proyectará el documental FilmmakErs dirigido por Julie Gayet y Mathieu Busson. La película forma parte del proyecto Cinéast(e)s con el que Gayet entrevistó a numerosas directoras francesas para poder plasmar un retrato común del lugar que ocupaban como cineastas. Con FilmmakErs repite el mismo proceso, pero de manera global. Entrevista a mujeres por el resto de Europa y llega hasta África y Asia. Sin duda se trata de un documento nunca antes registrado que merece la pena conocer.

Os animamos a que nos acompañéis durante la inauguración del Festival en La Térmica dónde, además de abordar todos estos asuntos tan necesarios y actuales, podremos disfrutar de la música en directo de Lous & The Yakuza, producida por El Guincho, y el rapero hispano-marroquí Morad (concierto para mayores de 16 años). Será el pistoletazo de salida perfecto para toda una semana dedicada al cine y a la cultura francófona.

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¡Bienvenidos a la XXV edición del Festival de Cine Francés de Málaga!

Del 11 al 18 de octubre podremos disfrutar de una semana dedicada al cine y la cultura francófona con la XXV edición del Festival de Cine Francés de Málaga organizado por la Alianza Francesa de Málaga.

Arranca una nueva edición de nuestro Festival de Cine Francés, que este año, además, celebra su 25 aniversario. Esta misma mañana el certamen se ha presentado oficialmente en la sede de Málaga de la Alianza Francesa contando con las intervenciones de Noelia Losada, concejala del Área de Cultura y Deportes del Ayuntamiento de Málaga; Yolanda Guadamuro, coordinadora de La Térmica; y Hédi Saïm, director de la Alianza Francesa y del Festival.

«El Festival de Cine Francés sigue existiendo y creciendo gracias al gran apoyo del Ayuntamiento de Málaga. Pero también es muy importante destacar nuevas colaboraciones como las de Cervezas Alhambra, que participa con la fiesta de cumpleaños del Festival en La Térmica, o la de Sony/ATV Music Publishing, que presentará a dos nuevos talentos musicales francófonos que darán mucho que hablar» Hédi Saïm, director del Festival

Durante todo este tiempo de evolución, el Festival de Cine se ha consolidado como uno de los elementos más importantes de la agenda cultural malagueña hasta convertirse en la cita ineludible que es hoy. Con el objetivo de promocionar la cultura francófona a través del cine, la Alianza Francesa de Málaga une sus fuerzas un año más con las del Cine Albéniz, La Térmica, el Centre Prompidou Málaga, el Contenedor Cultural de la UMA, y el Centro Cultural MVA para llevar el acento francés a todos los rincones de la ciudad. Pero también lo hace con TV5 Monde, el Festival du Film Francófono de Angulema, el Festival Premiers Plans de Angers y el Institut Français con los que presentará películas en exclusiva en España durante toda la semana de Festival.

Llévame directamente a la programación del festival

Fiesta de inauguración

Cumplir 25 años no es algo que ocurra todos los días, por eso, para esta edición vamos a celebrar un aniversario por todo lo alto en los jardines de la Térmica. El 11 de octubre dará comienzo el Festival de Cine Francés con unos invitados muy especiales que ya son amigos del Festival, pues es la segunda vez que participan activamente en él. Se trata de la directora Julie Gayet y el director Mathieu Busson que presentan el documental FilmmakErs, dirigido por ambos, que es la tercera parte de su proyecto conjunto Cinéast(e)s. En ella entrevistan a más de veinte directoras del cine internacional sobre la posición de las mujeres en esta industria. El Festival de Cine Francés de Málaga, junto al Festival de Cine en Español de Málaga hicieron posible la entrevista de la directora y productora española Isabel Coixet para este proyecto, donde comparte pantalla con Susan Sarandon, Agnès Varda, Justine Triet, entre otras.

Es un símbolo importante para nosotros abrir el Festival con esta pieza, ya que no nos centramos solo en las proyecciones, sino que conectamos a profesionales de la industria del cine francófono y español para la creación y el desarrollo de proyectos necesarios Hédi Saïm, director del Festival.

El evento será gratuito y abierto al público y contará, además, con los conciertos de dos nuevos talentos de la música independiente: Lous & The Yakuza, producida por El Guincho, y el rapero hispano-marroquí Morad (concierto para mayores de 16 años). Después de esta gran celebración nos espera toda una semana dedicada al cine y a la cultura francófona con una programación muy cuidada que ya se puede consultar en la web del festival.

Invitados

Uno de los aspectos del Festival que más disfrutamos tanto organizadores como espectadores, es poder contar con la presencia de personalidades relacionadas con la cultura cinematográfica que vienen a presentar sus trabajos o a participar en mesas de debate. Este 2019 el Festival de Cine Francés cuenta con Maurice Barthélémy como padrino. El actor, director y productor de cine y televisión, que reside entre la provincia de Málaga y París es el nexo que une el Festival con personalidades y profesionales del cine francófono, y además, acompañará a los actores Pierre François Martin Laval e Isabelle Nanty al preestreno de su última película ‘Fahim’ (estreno en Francia el 16 de octubre) que clausurará la sección oficial el 18 de octubre. Los tres fueron compañeros en la compañía teatral cómica “Les robins des bois” famosa por sus apariciones en Canal+ o en películas como ‘Asterix y Obelix misión Cleopatra’.

También se contará con la visita de Thomas Solivérès y Lucy Boujenah, actores principales de ‘Edmond’ (Francia, 2019). Además, Solivérès presentará en el marco de las proyecciones escolares la película ‘Les aventures de Spirou et Fantasio’ (Francia, 2018).

Sección Oficial del Festival de Cine Francés

Este año la Sección Oficial francófona, del 12 al 18 de octubre en el Cine Albéniz, presenta un total de diez largometrajes francófonos en pre-estreno. Dentro del programa encontraremos ‘Le chien stupide’ (estreno en Francia el próximo 30 de octubre), que se anuncia como una de las comedias más taquilleras de final de este año, dirigida por Yvan Attal y protagonizada por Charlotte Gainsbourg.

También, varias películas premiadas por el jurado de Cannes, como la cinta ‘La femme de mon frère’ (Quebec, 2019) dirigida por Monia Chokri, una de las actrices fetiche del joven Xavier Dolan, ‘Les Miserables’ (Francia, 2019), dirigida por Ladj Ly, o la última película de los directores de ‘Intocable’, Olivier Nakache y Eric Toledano: “Hors Normes”, que clausuró el Festival de Cannes 2019 y que protagoniza Vincent Cassel. De Quebec (Canadá) al Congo, pasando por Bélgica, el certamen proyectará distintas cintas francófonas como “La miséricorde de la jungle” (Rwanda, Bélgica, Francia) o “Pour vivre heureux” (Bélgica, Francia). La mayor parte de estas cintas se preestrenarán en España antes que en Francia, gracias al Festival.

Cortometrajes y Documentales

A la programación del festival se suma la proyección en La Térmica de tres documentales de diferentes temáticas que cuentan la historia de tres personas con unos destinos increíbles. Es el caso de ‘Dernières Nouvelles du Cosmos’ (Francia, 2016), dirigida por Julie Bertolluci, que cuenta una historia extraordinaria de superación; ‘Libre’ (Francia, 2018) de Michel Tosca, que durante tres años fue testigo de las fronteras legales que los habitantes de La Roya se encontraron a la hora de acoger a refugiados. El documental recibió la Mención Especial «Oeil d’or» en el Festival de Cannes en 2018. ‘Cassandro The Exotico!’ (Tunisia, Francia, 2018) dirigida por Marie Losier, que clausurará esta sección, nos cuenta la reinvención de un transformista de lucha libre mexicana después de 26 años de profesión, y será la encargada de cerrar las proyecciones de este programa.

Fotograma del documental Libre!

Por otro lado, seguimos apostando por los jóvenes creadores y los cortometrajes. Hemos seleccionado 7 cortos que podrán verse el 15 de octubre en el Centro cultural MVA. En esta ocasión, la Alianza Francesa propone un programa que nos acerca a historias de entornos desfavorecidos, cuestiones sociales, aventuras y humor. El corto ‘Sonrisita’ (Francia, 2019), que nos habla sobre el divorcio en un tono divertido, abrirá este programa después de haber sido ganador en el 48h Film project en Orlando y de haber recibido el Premio Especial del jurado en el Festival Cinéma en Liberté. A él le seguirán ‘Arthur Rambo’ (Francia, 2018), Mejor Corto Internacional en Manchester Film Festival; ‘La convention de Genéve’ (Francia, 2016), Premio del Público en el Festival Internacional de cortometrajes de Bruselas; o ‘Nefta Football Club’ (Tunisia, Francia, 2019), Premio del Público y del jurado en Aspen Shortsfest.

También se podrá ver ‘Les Indes Galantes’ (Francia, 2018), un cortometraje que nos habla del krump, un tipo de baile que una la cultura urbana con la música de Rameau en el París de 1995. ‘Aïssa’ (Francia, 2014), una cinta sobre la inmigración en Francia, que recibió mención especial del jurado en el Festival de Cannes. Finalmente, ‘Goliath (Francia, 2017) cerrará este programa con una historia sobre amor adolescente y redes sociales.

Homenaje a Costa-Gavras

Así como ocurrió en la pasada edición de 2018 con el genio del cine polar Jean-Pierre Melville, este año también se rinde homenaje a un director de cine imprescindible. Se trata del cineasta franco-griego Costa-Gavras (Grecia, 1933), cuya trayectoria cinematográfica destaca no solo por su calidad técnica y artística, sino también por su compromiso político y social llevado a la gran pantalla y que hizo de sus películas herramientas de transformación social y movilización de conciencias.

El Centre Pompidou Málaga será el lugar elegido para la proyección de la ópera prima del director, con la que abrirá esta sección el lunes 14 de octubre; “Compartiment tueurs” (1965) es una película franco-italiana, adaptación de una novela de Sébastien Japrisot, con referencias al cine policiaco de Clouzot o Melville. El miércoles 16 de octubre se proyectará “Z” (1969), probablemente la obra más importante del autor hasta la fecha; esta adaptación de libro de su compatriota Vassilis Vassilikos cuenta la historia del asesinato de un griego liberal cometido por las autoridades del país, regido por la corrupción. Esta cinta ha sido la más premiada de su carrera; además supone un punto de partida en el género policiaco y político del que muchos otros autores se verían influenciados posteriormente.

Por último, el jueves 17 de octubre, el homenaje concluirá con “L’aveu” (The confession, 1970), una obra militante con la que el director denuncia los juicios estalinistas y las torturas que sufrían los presos políticos a los que obligan a reconocer hechos no acontecidos

Más allá de la pantalla

La programación de este año se completa con actividades paralelas de teatro, stand up, una exposición y proyecciones escolares. El Contenedor Cultural de la Universidad de Málaga colabora con el Festival por tercera vez consecutiva, y lo hará este año con la representación de la pieza “Né quelque part” de Tolgay Pekin y Aina Tomàs (actores) y Gaëlle Menard (directora). El toque de humor lo encontraremos en el Centro Cultural MVA que será escenario del espectáculo resultante de la colaboración de este Festival con MHB Producción y el famoso teatro parisino Le point virgule el 15 de octubre.

Por otro lado, no podemos olvidar las sesiones escolares con las que los más pequeños vuelven a tener un lugar destacado en el Festival. Se han programado cuatro preestrenos de largometrajes que podrán verse en el Cine Albeniz, Centro Cultural MVA y La Térmica con más de 60 pases. El Festival acogió a más de 11.000 alumnos en su pasada edición, y prevé llegar a los 14.000 este año.

Finalmente, desde el pasado 12 de septiembre y hasta el 12 de enero 2020 se puede visitar en la sala de exposiciones de la Alianza Francesa de Málaga la muestra “L’été dernier”, del artista francés Edouard Taufenbach. Esta exposición nace del trabajo del artista junto el director de cine Sebastien Lifshitz, ganador de un Premio César por su documental ‘Les invisibles’, proyectado en 2012 en el Festival de cine francés en Málaga.

Un Festival de Cine a la altura de sus espectadores

Desde Alianza Francesa queremos agradecer a todas las Instituciones y entidades colaboradoras su participación en el certamen. Pero, sobre todo, queremos dar las gracias a todas las personas que asisten y participan en las actividades. Sin los espectadores, el Festival de Cine Francés de Málaga no sería posible.

Merci beaucoup!

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Homenaje a Costa-Gavras en la XXV edición del Festival de Cine Francés y Francófono de Málaga

Celebramos 25 años de cine en francés homenajeando a Constantin Costa-Gavras, cineasta franco-griego cuya extensa filmografía destaca no sólo por su calidad, sino también por su compromiso social.

Hasta mediados de septiembre no podemos desvelar la programación oficial de la vigésimo quinta edición del Festival de Cine Francés de Málaga, que tendrá lugar del 11 al 18 de octubre en diferentes espacios de la ciudad (La térmica, el Centre Pompidou Málaga y, por supuesto, el Cine Albéniz). Sin embargo, sí que podemos daros un avance: este año dedicaremos el Festival a la inigualable figura del cineasta francés de origen griego Costa-Gavras; un reconocimiento que nace de la habitual colaboración con el Festival Premiers Plans de Angers.

El cine según Costa-Gavras

Konstantinos Gavras, llamado Costa-Gavras, es un director de cine franco-griego, nacido en Lutra-Iraias (Atenas) en 1933. Sus primeros años los dedicó al thriller político y al drama social, mientras que en la posterior etapa de su carrera se ha volcado más en la ficción social. Sus películas han destacado siempre por el compromiso político e ideológico que deja patente en cada una de ellas, convirtiéndolas así en herramientas de transformación social y de agitación de conciencias.

Ganador de múltiples premios Oscars, BAFTA o del Festival de Cannes entre otros, Costa-Gavras siempre ha trabajado con figuras internacionales a lo largo de su trayectoria, como Jorge Semprún, Dustin Hoffman, John Travolta o Jean-Louis Trintignant. Por otra parte, como buen amante de la Literatura (carrera en la que se licenció en su juventud), ha adaptado al cine algunas obras literarias de autores como Vassilis Vassilikos (“Z”, 1969), Romain Gary (“Clair de femme”, 1979) o Thomas Hauser (“Desaparecido”, 1982).

Proyecciones en el Centre Pompidou de Málaga

Como ya viene siendo tradición, el homenaje tendrá lugar en el Centre Pompidou, donde se proyectarán tres de las películas más importantes del director. A continuación os dejamos las fechas e información sobre las mismas:

14 de octubre

Será la ópera prima de Costa-Gavras la que inaugure la sección. Se trata del filme Los raíles del crimen (Compartiment tueurs, 1965). Una película franco-italiana con un reparto coral adaptada de una de las novelas de Sébastien Japrisot. En ella se pueden observar referencias al cine polar de Clouzot o Melville (protagonista homenajeado en la anterior edición del Festival).

La cinta cuenta la historia de seis personas que comparten un coche-cama durante el trayecto en tren desde Marsella a París. La situación se tensa cuando uno de ellos aparece asesinado y la policía comienza a investigar el crimen. En el 66, esta película estuvo nominada a los BAFTA y fue premiada como Mejor Película Extranjera en los National Board of Review.

16 de octubre

No podíamos prescindir de la que probablemente sea la obra más importante del autor hasta la fecha: Z (1969). De nuevo se trata de una adaptación literaria, en este caso del escritor griego Vassilis Vassilikos, en la que se denuncia el asesinato de Grigoris Lambrakis, un diputado griego de izquierdas y pacisfista. Cuando el asesinato es encubierto por las autoridades del país, un joven magistrado a quien encargan la investigación del caso comienza a indagar y a sacar trapos sucios.

Esta cinta ha sido sin duda una de las más laureadas de su carrera. Consiguió con ella numerosas nominaciones y premios, incluyendo dos Oscars. Además, supuso el inicio de su inmersión en el género policiaco y político del que muchos otros cineastas se han visto influenciados posteriormente.

17 de octubre

La cinta La confesión (L’aveu, 1970) será el cierre y broche final del homenaje a Costa-Gavras. Después del éxito de Z, el director continuó explorando en la denuncia y representación del totalitarismo. Con esta obra militante, el franco-griego denuncia los juicios estalisnistas y las torturas que sufrían los presos políticos a los que obligan a reconocer hechos no acontecidos durante el famoso Proceso de Praga de 1952.

El filme, que estuvo nominado a los Globos de Oro en la categoría de Mejor Película Extranjera, no habría sido posible sin la implicación de Yves Montand y Simone Signoret (actores protagonistas), debido a las presiones comunistas francesas a las que tuvo que hacer frente.

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El Realismo Poético francés

La historia del cine francés es amplia y siempre ha sido un referente en el resto del mundo. Os contamos en qué consistió el Realismo Poético francés, la corriente cinematográfica que revolucionó el concepto de cine en la Francia de los años 30.

Cuando pensamos en la historia del cine francés es muy común que la Nouvelle Vague sea lo primero que nos venga a la mente. Sin embargo, el aporte de Francia a la cinematografía consistió en mucho más. Sin ir más lejos, el propio origen del cine es francés. Fueron los pioneros hermanos Lumière quienes el 28 de diciembre de 1895 proyectaron imágenes en movimiento por primera vez en una sala de París. Más tarde, en la década de los años 30, tuvo lugar una importante vanguardia conocida como Realismo Poético francés.

Una cuestión de vida o muerte

Es innegable la importancia de Francia en la historia del cine. Sin embargo, no fue el único país que desarrolló su industria cinematográfica. En el periodo de entre guerras otros países empezaron a despuntar internacionalmente. Italia y sus superproducciones, Alemania con su Expresionismo y Hollywood al otro lado del charco exportando bombazos taquilleros, hicieron que Francia se quedase atrás.

Sin embargo, el país donde surgió el cinematógrafo no se podía permitir contentarse con un segundo plano. Pronto un grupo de intelectuales, literatos y cineastas se pusieron manos a la obra y consiguieron dar un giro totalmente novedoso a lo que se venía haciendo hasta el momento en las pantallas, dando forma al Naturalismo, vanguardia que se conoció después como Realismo Poético.

Los nombres del Realismo Poético

Se trataba de una época convulsa en la que la Gran Depresión estaba haciendo estragos por todas partes. Las grandes productoras quebraron y esto dejó vía libre a creadores y productores independientes como Jean Renoir, René Clair, Jean Vigo, Marcel Carné, Jacques Becker o Julien Duvivier, entre otros.

Lo cierto es que había pocos nexos para unirlos en un mismo movimiento, pero aún así, fue posible hacerlo. Se trataba de un grupo heterogéneo que compartía preocupaciones e interés por temas fatalistas e historias maniqueas, a menudo extraídas de las páginas de las obras de autores como Émile Zola o Leo Tolstoy.

El guionista Jacques Prévert

Pero también compartían guionistas, pues en casi todos los proyectos aparecía la firma de los escritores Charles Spaak, Henri Jeanson o Jacques Prevert, figuras imprescindibles en el Realismo Poético francés. Estos escritores, procedentes del periodismo y la literatura, aportaron al cine un pensamiento moderno cuyo mérito, en palabras del historiador Pierre Leprohon, fue “haber liberado al cine francés de la molesta herencia de los dramaturgos de la belle époque”. Supieron trasladar el cine a su tiempo, lo actualizaron y consiguieron crear verdaderas obras maestras naturalistas.

Los grandes títulos

Estas películas elegantemente iluminadas mostraban la pesadumbre que se respiraba en la atmósfera de una Europa que acababa de salir de una guerra y se dirigía inexorablemente hacia la siguiente. Las cintas de este periodo estaban pobladas por figuras fatalistas a las que a menudo daban vida los intérpretes Michel Simon, Jean Gabin o Michèle Morgan.

Estos melodramas eran historias urbanas, ambientadas en París que, como en una tragedia griega, siempre acababan mal. La muerte, la pérdida o cualquier destino triste aguardaba siempre al héroe al final de la cinta. Las protagonizaban obreros, maleantes o prostitutas; personas que existían en un mundo que no perdona, ya sea por la tiranía de la pobreza por la de un corazón roto. Este género – ¿o más bien estilo?- envolvía la denuncia social en una lírica misteriosa y una belleza estética y formal magnéticas. Al igual que en el cine negro, este género aprovechó al máximo el esquema en blanco y negro, del que se servía para impregnar de verdadera poética el realismo de la condición humana.

Escena de Pépé le Moko, el rufián romántico por excelencia.

 

Algunas grandes películas de la época, como La gran ilusión (La grande illusion, 1937) de Jean Renoir, fueron verdaderos dramas, aunque otras como La regla del juego (La règle du jeu, 1939) del mismo director, estaban escritas y dirigidas en una clave más cómica. Otros, sin embargo, aprovecharon ese lado poético del naturalismo al máximo, como hizo Jean Vigo en L’Atalante (1934) y otras sorprendieron por su similitud con la tradición del cine negro americano. Es el caso de las cintas Pépé Le Moko (1937) de Julien Duvivier o de Amanece. Al despertar el día (Le Jous se lève, 1939) de Marcel Carné.

Las historias que se crearon durante este periodo son intensas y hermosas. Al verlas, nos adentramos en una parte de la historia cinematográfica poco transitada ya. Sin embargo, al hacerlo, nos daremos cuenta de lo injusto que es. Querremos verlas más de una y de dos veces y querremos que nadie las olvide. Hay algo único y deslumbrante en la mirada de los autores poéticos realistas franceses y por suerte, hoy en día, solo estamos a un click de ella.

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Vincent Cassel: lo mejor del emperador

La semana pasada se estrenó en España ‘El emperador de París’, la cinta dirigida por Jean-François Richet y protagonizada por Vincent Cassel. Aprovechamos la ocasión para revisitar los títulos más importantes de la carrera del actor.

No es la primera vez que el director de películas tan taquilleras como el thriller Blood Father (2016) o la doble entrega de Mesrine (2008) hace tándem con el explosivo Vincent Cassel. En El emperador de París (2019), Jean-François Richet cuenta de nuevo con el actor francés para dar vida a Eugène-François Vidocq (1775-1857), un personaje legendario conocido por sus trapicheos y su actitud pendenciera que terminó siendo el jefe de la seguridad nacional en el París del siglo XIX.

Interpretar al típico príncipe azul de comedia romántica no es un trabajo para Vicent Cassel. Estamos acostumbrados –y él también lo está– a verle en la pantalla haciendo de tipo duro con serios problemas o dando vida a personajes histriónicos que habitan en los márgenes. Por eso, esta versión violenta de Vidocq le viene como anillo al dedo. Hoy por hoy sigue siendo uno de los actores más interesantes del panorama cinematográfico internacional y queremos repasar algunos de los títulos de factura francesa más remarcables de su carrera.

El odio (La haine, 1995)

Mathieu Kassovitz dirigió esta película de culto de los años 90 en un llamativo blanco y negro. Con ella, el jovencísimo Vincent Cassel se da a conocer al mundo interpretando a Vinz, un adolescente judío quien, junto a sus amigos, presencia un hecho en el que uno de ellos resulta herido por la policía. Sediento de venganza y con una pistola encontrada, Vinz deambula por las calles de París a ritmo de hip hop, entre bandas callejeras, violencia y conflictos.

Con esta cinta Kassovitz hizo hervir la corrección política y denunció el abuso policial, el racismo y la violencia que se vivían en aquella época en los suburbios de la ciudad. Un año después resultó ser la Mejor Película en Cannes y obtuvo 10 nominaciones a los Premios Cesar, para alzarse ganadora con con el de Mejor Película y Mejor Montaje.

Lee mis labios (Sur mes lèvres, 2001)

Jacques Audiard, director francés que firma películas tan imprescindibles como Un profeta o la reciente The sisters brothers, contó con Vincent Cassel para desarrollar la multipremiada Lee mis labios. En esta ocasión, el actor da vida a Paul, un ex convicto que conoce a la solitaria Carla (Emmanuelle Devos) en un nuevo trabajo.  La chica es sorda  y por ello se convierte en el objeto de las burlas de sus compañeros.

Ambos marginados buscan refugio en el otro y comienzan una relación que deviene de forma natural entre ellos. Jacques Audiard combina la discapacidad, la inseguridad, el amor y la venganza para formar este moderno e intenso film. Lee mis labios arrasó en la edición de los Premios Cesar del año siguiente ganando el de Mejor Guión Original, Mejor Sonido y Mejor actriz para Devos.

Irreversible (Irréversible, 2002)

Si alguien sabe cómo hacer que los espectadores se revuelvan en sus butacas ese es, sin duda, Gaspar Noé. El director de la inquietante Clímax (2018) llevó a cabo en Irreversible una de las escenas más salvajes e incómodas de la historia del cine.

En este filme, el director cuenta la historia de Marcus (Vincent Cassel) y Pierre (Albert Dupontel), que se mueven por el lado más sórdido y delirante de la noche parisina. Rabiosos y ávidos de venganza, quieren encontrar al responsable de la violación y atroz muerte de la compañera de Marcus, Alex (Monica Belucci). La cinta, no exenta de polémica como es habitual en el cine de Noé, recibió críticas divididas por su carga sexual y violenta así como su capacidad para herir sensibilidades.

Mesrine. Parte 1: instinto de muerte; parte 2: enemigo público (Mesrine: L’instinct de mort; L’Ennemi public n°1, 2008)

Uno de los mayores éxitos de la carrera profesional de Cassel fue interpretar al enemigo público número uno en Francia y Canadá en la década de los 70: el delincuente Jacques Mesrine. Esta historia de acción narrada en dos volúmenes dirigidos por Jean-François Richet, cuenta el surgimiento y evolución de este gánster conocido como “el hombre de las mil caras”.

Atracos, asesinatos y trabajos muy alejados de la legalidad, forjaron una leyenda de la criminología a la que Vincent Cassel da vida haciendo gala de un talento inigualable. La cinta recibió tres premios César incluyendo al de Mejor Actor para Cassel, Mejor Director y Mejor Sonido.

Mi amor (Mon roi, 2015)

La directora francesa Maïwenn Le Besco deslumbró al jurado de Cannes con esta película, cuyo premio principal recayó en la actriz protagonista Emmanuelle Bercot gracias al papel de Tony, una joven convaleciente que repasa la historia de amor -¿o era otra cosa?- que vivió con Georgio, interpretado por Cassel.

A través de esta historia la directora entra en el pantanoso terreno de las relaciones tóxicas y del maltrato psicológico, la obsesión y el habitar continuo en los límites. Una montaña rusa emocional contada a través de flashbacks que obtuvo hasta ocho nominaciones en los César.

Vincent Cassel, infinito

La mirada casi felina del actor resulta totalmente hipnótica e inconfundible en la pantalla. Después de participar en el reparto de 74 películas y trabajar con grandes directores, tanto del circuito comercial como del independiente, a nadie con inquietudes cinéfilas le quedan ya dudas de quién es Vincent Cassel o de cuánto puede llegar a ofrecer con su talento interpretativo. No es sólo un actor más, Cassel se ha convertido en un astro que, afortunadamente, seguiremos viendo en órbita durante mucho tiempo.

Autor de la foto de cabecera: Francois Berthier

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Los rostros del cine polar francés

A nadie le queda el sombrero tan bien como a ellos. Han sabido llenar la pantalla con cada uno de los papeles que han interpretado a lo largo de sus carreras como actores, pero fue en las películas del cine polar francés en las brillaron como nunca.

Gabin, Delon, Belmondo. Los tres dieron vida en algún momento al arquetipo que define el noir francés: el antihéroe que se siente como pez en el agua llevando un revólver en el bolsillo de su gabardina; que se mueve en ambientes sórdidos codeándose con mafiosos, delincuentes y ladrones de poca monta. Que sueñan con quedarse con la pasta y con la chica pero que… rara vez lo consiguen. Estos actores interpretaron en algún momento de sus carreras al clásico tipo duro cuyo destino siempre se intuye fatídico y, con sus miradas misteriosas y mucha sangre fría a la hora de apretar el gatillo, consiguieron que nos enamoráramos del malo para siempre.

Jean Gabin (París, 1904 – 1976)

Cuando su nombre aún era Jean-Alexis Moncorgé y contaba sólo con 15 años de edad, Gabin se subió a un escenario por primera vez. En ese momento supo que jamás abandonaría el espectáculo ni la actuación y, de hecho, estuvo trabajando en ello sin descanso hasta sus últimos días.

Su época dorada empezó a mediados de los años 30 y duró hasta la década de los 60 y durante todo ese tiempo se convirtió en el corazón y el alma del cine francés. Vivió la transición del cine mudo al sonoro y, mientras que muchos otros intérpretes se quedaron por el camino, él siguió defendiendo su sitio y protagonizando películas de éxito.

Gabin fue un actor del realismo poético, una corriente cinematográfica marcada por películas oscuras y melodramáticas que se extendió por toda Europa, pero también fue de los primeros actores que daban forma al cine polar francés convirtiéndose con su estilo lacónico y sombrío en un referente para los que vinieron después de él.

Trabajó en más de 90 películas; muchas de ellas hoy son imprescindibles en la cinematografía francesa, especialmente las que dirigió el gran Jean Renoir. Gabin protagonizó Los bajos fondos (Les Bas-fonds, 1936) y La gran ilusión (La Grande Illusion, 1937), película con la que se dio conocer al resto del mundo. Pero, sin duda, el mayor de sus logros como actor fue interpretar al comisario Maigret en 1985 en Maigret tend un piège de Jean Deloney, personaje creado por el escritor belga Georges Simenon, que fue llevado al cine en forma de saga por ambos, director y actor, en repetidas ocasiones.

Alain Delon (Altos del Sena, 1935)

Un joven y anónimo Alain que en 1957 acompañaba a su amigo Jean-Claude Brially al Festival de Cannes, estaba lejos de imaginar que acudir a tal evento cambiaría su vida para siempre. Su atractivo físico no pasaba desapercibido y no tardó en recibir las primeras propuestas cinematográficas allí mismo, entre la prensa y las celebridades del momento. Afortunadamente, detrás de su imagen también había un talento natural para la actuación y ese mismo año protagonizó sus dos primeras películas.

La carrera de Delon es extensa y ha estado marcada por numerosos éxitos, tanto en el panorama comercial como en el de autor. Resumir toda una vida dedicada a la interpretación mencionando solamente su aportación al cine polar francés sería injusto. Sin embargo, es innegable que este es precisamente el género cinematográfico en el que más tiempo ha pasado inmerso y el que mejor le ha sentado. Su fría mirada azul, siempre alerta, es ya un icono junto con las gabardinas y los borsalinos.

Su primer contacto con el cine negro fue de la mano del director Henri Verneuil, quien contó con él para títulos tan emblemáticos como Gran jugada en la costa azul (Mélodie en sous-sol, 1963) o El clan de los sicilianos (Le clan des siciliens, 1969), películas que co-protagonizó con Jean Gabin.

Sin embargo, cruzarse con el genial director y maestro del polar Jean-Pierre Melville supuso un punto de inflexión en su carrera. Gracias a él tuvo la oportunidad de dar vida al siniestro Jeff Costello, el personaje protagonista de una de las mejores películas del género que ha dado la cinematografía francesa: Le Samouraï (El silencio de un hombre (El samurái), 1967). Este largometraje supuso la cima tanto para Melville como para Delon, por lo que no dudaron en repetir experiencia pocos años después en Círculo Rojo (Le cercle rouge, 1970), gran obra maestra del polar, y en Crónica negra (Un Flic, 1972).

Jean-Paul Belmondo (Neuilly-sur-Seine, 1933)

El joven Belmondo siempre prefirió el boxeo y el deporte a las clases en el Liceo, aunque lo que verdaderamente terminó haciendo bien fue actuar. Empezó en el teatro a los 16 años y no debutó en el cine hasta mediados de la década de los 50 cuando la Nueva Ola lo sumergió de lleno en el éxito. Jean-Luc Godard le ofreció protagonizar Al final de la escapada (À bout de soufflé, 1960), una película que marcó un antes y un después en la historia del cine y que Jean-Paul Belmondo supo aprovechar derrochando un magnetismo genuino en cada plano.

Llegó al cine polar francés en la década de los 60 conducido por el mayor representante del género. Así, interpretó el papel principal en El guardaespaldas (L’ Aîné des Ferchaux, 1963), una de las películas menos conocidas de Jean-Pierre Melville, y, solo dos años después, hizo lo mismo con una de las más sonadas del realizador francés; en El confidente (Le Doulos, 1965).

En 1970 formó parte del elenco de Borsalino, película que retrataba a una panda de mafiosos dirigida por Jacques Deray y que protagonizó junto a Alain Delon, dando lugar a una explosiva combinación que ocasionó más de una trifulca entre los actores durante el rodaje. Repitió con el director francés años después en El solitario (Le solitaire, 1987). Se movió entre las sombras del polar en cintas como Rufianes y Tramposos (Les morfalous, 1984) de Henri Verneuil y en otros títulos en los que el género se difuminaba y se mezclaba con las películas de acción que tanto disfrutaba el actor -o su ego-, a las que también dedicó gran parte de su esfuerzo profesional.

Un género que no se agota

Film noir, neo-noir… Lejos de encontrarse extinto, el cine policiaco francés ha sabido reinventarse con el paso de los años; aunque conservar el halo de las películas clásicas y de estos actores pioneros, es un asunto más complicado. Qué alivio saber que revisitar estas cintas y volver a ver a los grandes del cine polar francés empapados bajo la lluvia tramando algo por las calles de París, es más fácil que nunca.

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Isabelle Huppert: el portento francés

A finales del pasado mayo se estrenó ‘La viuda’, la última película protagonizada por la incombustible Isabelle Huppert; un suspense psicológico dirigido por Neil Jordan que nos sirve de excusa para repasar la carrera de la actriz.

Isabelle Huppert una vez dijo que “si no existe transgresión en este oficio, no vale la pena”. Este es, precisamente, uno de los motivos por los que ha destacado durante toda su carrera: por sumergirse en papeles del todo desafiantes que, no pocas veces, han sido rechazados previamente por otras actrices que no se han atrevido a ejecutarlos. Pero Huppert siempre se ha sentido cómoda en la piel de mujeres poco convencionales y ha conseguido que las comprendamos a todas.

Simplemente me gusta actuar. Es algo muy fácil para mí, no es como si escalara una montaña cada día Isabelle Huppert

No cabe duda de que Huppert es una de las actrices más prolíficas y más representativas del panorama cinematográfico europeo. Casi cinco décadas actuando sumadas a un talento innegable, dan como resultado un currículo muy extenso cargado de premios y numerosos nombres de cineastas consagrados para los que ha trabajado. Ha sabido conectar con directores tan diferentes como Jean-Luc Godard, Claude Chabrol, Mia Hansen-Love, Michael Haneke, Otto Preminger, Hong Sang-soo o Paul Verhoeven.

Trabajando con Claude Chabrol

El primer crítico de la revista Cahiers du cinéma y después director de la Nouvelle Vague, destacó por tener una de las filmografías más reconocidas del cine francés. Siete de sus películas las realizó contando con Isabelle Huppert como actriz; siempre dándole papeles relevantes, por lo que se la empezó a conocer como la musa de Chabrol. De entre las películas que rodaron juntos destaca sobre todo la segunda, Asunto de mujeres (Une affaire de femmes, 1988) que cuenta la historia de Marie Latour, una mujer que ayuda a una vecina a interrumpir un embarazo no deseado, lo que hará que otras vecinas y conocidas acudan a ella pidiéndole el mismo favor. La película fue laureada en varios certámenes destacando el premio a Mejor actriz para Huppert en Venecia y el de Mejor película de habla no inglesa en los Globos de oro.

Chabrol también tenía previsto para ella interpretar a uno de los personajes más importantes de la literatura universal. Rodaron Madame Bovary en 1991, película con la que Huppert obtuvo una nominación al Oscar gracias a una de las actuaciones que, paradójicamente, menos ha gustado a la propia actriz, pero más a su público.

La oscuridad de Haneke y Verhoeven

A ningún cinéfilo se le escapa el hecho de que Haneke es uno de los directores más turbantes y geniales que ha dado el cine. Sus películas suelen causar controversia y no dejan indiferente al espectador, por lo que no sorprende que trabajar junto a una actriz con interés por los retos interpretativos y por los papeles poco convencionales, de lugar a un tándem artístico perfecto.

Isabelle Huppert protagonizó La pianista (La Pianiste, 2001), película que cuenta la historia de una profesora de piano en un conservatorio que, para escapar de la influencia de su rígida y asfixiante madre, se refugia en el sexo dejándose seducir por uno de sus alumnos. La actriz consigue con su trabajo ofrecer uno de los de los retratos más ricos y extraños que hemos podido contemplar. Como curiosidad, es importante destacar que en todas las escenas de piano, es la propia Isabelle quien lo toca, demostrando la destreza que adquirió cuando en su más tierna juventud pasó unos cuantos años en el conservatorio de música.

Más adelante, Huppert volvería a repetir con Haneke en Amor (Amour), película que se alzó con la Palma de Oro en Cannes en 2012. En este caso desempeñó un papel secundario, aunque cargado de emoción, dando vida a Eva, hija de un matrimonio octogenario quienes, a raíz del infarto y la parálisis de ella, tendrán que poner a prueba el amor que sienten el uno por el otro. Sin embargo, Haneke no es el único que ha explorado el lado más oscuro y extraño de Huppert. Otro papel acompañado de polémica interpretado por la actriz fue el de Michèle Leblanc, el personaje principal de Elle (2016), cinta dirigida por Paul Verhoeven, que cuenta la historia de una mujer de negocios que es violada en su casa por un desconocido enmascarado y posteriormente decide tomar venganza hasta la obsesión buscando al asaltante por sus propios medios.

Generando debate y opiniones de todo tipo, la película dio lugar a ríos de tinta en los periódicos. Aunque, eso sí, hubo consenso respecto al trabajo de Isabelle Huppert, que fue ampliamente aclamada, siendo considerada como una de las mejores interpretaciones de su carrera. Fue nominada para el Oscar a la mejor actriz, y también ganó varios premios, incluyendo los Premios Globo de Oro, Austin Film Critics Association, Premios Lumiere, Gotham Awards, entre otros.

Isabelle Huppert, hoy

Independientemente del papel que esté ejecutando, Huppert resulta hipnótica. Quizá sea por su mirada, magnética y fría, casi de reptil; por su aparente fragilidad o por su voz grave, pero una vez que aparece en escena es imposible apartar la mirada. Su talento y las decisiones que ha tomado a lo largo de su carrera, la han llevado a obtener un reconocimiento en la industria del cine de carácter internacional.

Lejos de retirarse, la actriz está en plena forma. Sigue haciendo películas (dos, tres o incluso cuatro al año) y sigue obteniendo papeles protagonistas después de más de 40 años actuando. Isabelle Huppert es atemporal y da la impresión de que es eterna. O al menos, es eterna la lección que nos da con su filmografía ya que, si alguien quiere saber de qué va eso de interpretar, debería ver las películas de la gran dama francesa del cine.

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