(FILES) This file photo taken on March 25, 1980 shows then French Minister for Health Simone Veil speaking in a megaphone adressing the farmers during a demonstration in front of the European Parliament, in Strasbourg.
Simone Veil, an Auschwitz survivor who played a leading role in legalising contraception and abortion in France, died on June 30, 2017 aged 89, her son said. Veil, an icon of French politics and the first president of the European Parliament, died at her home, Jean Veil said. / AFP PHOTO / DOMINIQUE FAGET
El Día Internacional de los Derechos de la Mujer, que se celebra cada año el 8 de marzo, es una jornada de concienciación y movilización en favor de los derechos de la mujer y la igualdad entre hombres y mujeres. En esta ocasión, en toda Francia y en el mundo, se organizan numerosos eventos durante una jornada de acciones dedicadas a la lucha por los derechos de las mujeres, la igualdad y la justicia. En las instituciones de educación superior también se planifican muchas iniciativas, bajo el signo de la acción y la reflexión compartidas.
Para conmemorar esta importante fecha, las compañeras de la Alianza Francesa de Málaga han elegido a diversas figuras femeninas destacadas que les han supuesto de inspiración.
Emmanuelle Slomianowski | Subdirectora / Responsable de cursos y exámenes
Penelope Bagieux es una dibujante y guionista de historietas francesa. La elijo porque escribió una BD (en 2 partes) titulada “Culottées, des femmes qui ne font que ce qu’elles veulent” que son en total 15 biografías de chicas o mujeres que destacaron por no seguir las normas sociales impuestas por el sexismo y el patriarcado. Son atletas, cantantes, periodistas, imperatriz, activistas, etc.
Juliette Tessaire | Coordinación Pedagógica / Profesora Examinadora
Elijo a la polémica Virginie Despentes porque representa una de las voces más vigorosas del feminismo moderno. Ha pasado a ser una de las escritoras más famosas del país. Me gustan sus libros como Vernon Subitex por ejemplo, pero me impactan sobre todo sus mensajes de ira alrededor del machismo, del racismo, del capitalismo…
Sylvie Parot | Profesora Examinadora
Gisèle Halimi fue una abogada defensora de los derechos de las mujeres e icono del feminismo. Es reconocida por haber sido parte del proceso que llevó a la despenalización del aborto en Francia y a la criminalización de la violación. Es también famosa por sus libros como la causa de las mujeres y ser una de las 343 putas que firmaron el manifiesto para legalizar el aborto en Francia.
Margaux Lenormand | Profesora examinadora
Annie Ernaux es una escritora francesa que ha obtenido el Premio Nobel de literatura en 2022. Me gustan sus obras porque es muy natural, habla de su vida y podemos identificarnos con ella. También habla del feminismo y de su compromiso político. Tengo la impresión de que escribe las cosas de manera sencilla; así que me parece fácil leer sus libros.
Carmen Veiga | Responsable delegación Nerja / Profesora Examinadora
Cuando tenía apenas 16 años me regalaron el libro de Benoîte Groult “Ainsi soit-elle” y fue mi descubrimiento del feminismo de la mano de la primera francesa que se atrevió a escribir sobre mutilación genital femenina. Esta parisina que nació a principios del siglo XX en el seno de una familia acomodada descubrió el feminismo tras analizar la realidad de su entorno a la edad de 30 años. Momento a partir del cual se convierte en una activista respetada fundando revistas feministas o participando en comités por la transformación de la sociedad y la denuncia de la misoginia. Conocida por otras obras entre ellas, “Les vaisseaux du coeur” publicada en 1988 y tildada de pronográfica, ha sido una mujer activista y crítica con el tiempo que le tocó vivir. Quiero terminar con una frase suya que me parece de plena actualidad aún “Les hommes sont des analphabètes du féminisme, on le sait. Mais les femmes le sont à peine moins.”
Florine Lafont | Responsable Estepona. Profesora, examinadora y correctora del DELF/DALF
Jeanne Baré (1740-1807) fue la primera mujer en dar la vuelta al mundo. Disfrazada de hombre, y bajo el seudónimo de «Jean Baré», Jeanne Baret (o Baré) se embarcó en 1766 en un barco de expedición con su marido, en una época en la que era impensable aceptar a una mujer a bordo. Como su esposo era botánico, ella se hizo pasar por su asistente y lo ayudó durante todo el viaje. Desafortunadamente, su subterfugio fue descubierto por el capitán del barco en Tahití en 1768, pero aún así les permitió continuar el viaje a Mauricio. Tras la muerte de su marido poco después, Jeanne Baré se quedó sin recursos y abrió un cabaret en la isla. Su excepcional trayectoria y el valor de su trabajo como botánico fueron reconocidos por el rey Luis XVI, quien le concedió una pensión.
Elegí a esta mujer porque me parece increíble su historia para la época. La imagino como una mujer fuerte, valiente y decidida.
Mélanie Severan | Profesora en prácticas
Simone Veil es LA figura de la lucha contra las discriminaciones de las mujeres en Francia. Dentro de todas sus hazañas conviene recordar la ley que despenaliza el aborto a partir de 1975, ley que lleva su nombre. Es importante no olvidar la lucha de aquellas mujeres para conseguir esos derechos imprescindibles, para no dejar que se debiliten sino luchar para que se mantengan. Es una de las mujeres recibidas en el Panthéon de Paris y su vida es el marco de una nueva película estrenada a finales de 2022: Simone, le voyage du siècle.
Mélanie Damaceno | Profesora en prácticas
En cuanto a mí, elijo a mi madre porque es verdaderamente la mujer que más admiro en el mundo, aunque pueda sonar cliché. Susan Pilsworth-Damaceno, de nacionalidad británica, ha pasado mitad de su vida viviendo fuera de su tierra natal. A pesar de las dificultades y de los retos que siempre ha tenido que enfrentar por ser extranjera, nunca ha dejado de ser una bendición para cualquier persona que tiene el privilegio de conocerla personalmente, por como trata a los demás con mucha bondad, cariño, paciencia, amabilidad, fidelidad, generosidad, etc. Además de ser un pilar fundamental en mi familia, también ha abierto su corazón y su casa a otros extranjeros, inmigrantes y refugiados de diferentes países. Desde el año pasado, está acogiendo en su casa, junto con mi padre, a dos ucranianos que no conocía antes, una madre y su hijo, que tuvieron que dejar su país para huir de la guerra.
Tina Ohlott | Profesora en prácticas
Una de las personalidades que más me inspiran es Aïssa Maïga. Es una actriz y directora francesa nacida en Dakar. Es una de las pocas actrices francesas negras y ya ha sido nominada al Oscar por su papel en Bamako. En sus apariciones mediáticas ya ha denunciado la discriminación que sufren las mujeres negras en el cine y defiende valores como la ecología, la igualdad de género y el antirracismo. En resumen, ¡tiene el valor de denunciar públicamente las injusticias! Su trayectoria como mujer negra en el mundo del cine francófono es también muy inspiradora.
María del Carmen Martín | Personal de limpieza
Annelies Marie Frank, conocida en español como Ana Frank (Fráncfort del Meno, 12 de junio de 1929-Bergen-Belsen, febrero o marzo de 1945), fue una niña alemana con ascendencia judía, mundialmente conocida gracias al Diario de Ana Frank, la edición de su diario íntimo en donde dejó constancia de los casi dos años y medio que pasó ocultándose de los nazis en Ámsterdam, con su familia y cuatro personas más, durante la Segunda Guerra Mundial. “Porque fue capaz de dejar por escrito todo el horror que la locura del poder les hizo a ella y a su familia, y aun estando encerrada y amordazada por la barbarie contó todo el sufrimiento que es capaz de hacer el hombre. Pero su legado fue encontrado y publicado para que el mundo sepa todo lo que ella padeció”
El Centro Cultural La Malagueta celebra el mes de la mujer con las jornadas ‘Mujer, vida, libertad. #MahsaAmini y el fracaso de la Primavera Árabe’, coordinadas por las activistas Wassyla Tamzali y Zoubida Boughaba, y en la que participan seis expertas internacionales. Cuenta con la colaboración del Observatorio Wassyla Tamzali, la Asociación M’Sur y la Alianza Francesa de Málaga en la organización de las jornadas.
Doce años después de la Primavera Árabe, los sueños de libertad de los pueblos al sur y este del Mediterráneo parecen haberse quedado en nada: donde en 2011 hubo rebeliones que pedían dignidad y democracia, ahora hay guerras civiles y dictaduras. Y parte del legado que dejaron es el protagonismo de la ideología islamista como polo unificador de los movimientos sociales o políticos.
Libertad, sí, pero ¿para quién? El gran ausente en las manifestaciones era el debate sobre el papel de la religión, el laicismo, las libertades individuales y, sobre todo, los derechos de la mujer. Quienes habían hecho caer a Mubarak en febrero de 2011 impidieron la celebración del 8 de marzo en la plaza Tahrir de El Cairo, alegando que debatir sobre feminismo divide la revolución.
Doce años después, las protestas de Irán por la muerte de Mahsa Amini sí plantean el debate, rechazan que la religión guíe la política, se oponen a la teocracia y al símbolo que ha impuesto a la mujer, el velo islamista. Su lema Mujer, vida, libertad deja claro que la dictadura solo puede terminar si los ciudadanos, las ciudadanas, tienen igualdad.
Las jóvenes de Irán dan una lección a Europa, que hasta ahora no solo ha tolerado, sino incluso ha facilitado la expansión de este velo islamista en aras de un mal entendido respeto a lo que percibe como otras culturas con distintas normas. Pero es hora de dejar de confundir una ideología religiosa con la cultura de los pueblos y de reconocer que no existe la libertad sin la libertad de la mujer.
Miércoles 22 de marzo
18.30 H
INAUGURACIÓN: Wassyla Tamzali
Wassyla Tamzali es jurista, escritora y ejerció como abogada durante una década en Argelia. En1979 empieza a trabajar en la UNESCO, donde se ocupaba por luchar contra la prostitución y el tráfico de mujeres. En 1995 organizó la participación de la UNESCO en la IV Conferencia Mundial de las Mujeres de las Naciones Unidas de Pekín y en 1996 asume el cargo de directora del programa de la UNESCO Tamzali fue también redactora jefa del semanario argelino-tunecino Contact y escribía sobre cine argelino y la creatividad de las mujeres de su país y en 1992 participa en la fundación del colectivo Maghreb Egalité. Se hizo un nombre como escritora al publicar en 20º07 sus memorias de Argelia entre la independencia y la guerra civil de 1991, publicadas en España en 2012 bajo el título Mi tierra argelina (Saga Ed.). A esto se añaden El burka como excusa (Saga Ed. 2010) y Carta de una mujer indignada (Cátedra, 2011), que denuncia la complicidad de pensadoras y feministas europeas en la difusión de este ideario patriarcal. En 2015 crea en Argel el centro cultural ‘Les Atelier Sauvages’ (Los talleres salvajes) para fomentar la expresión artística de su país.
18.45 H
‘Educación, comida, libertad’.Con Khadija Amin
Después de la caída del régimen en Afganistán, los talibanes han encarcelado a las mujeres en sus casas, violando sus derechos fundamentales. Se han cerrado las puertas de las escuelas a las niñas y han clausurado universidades, en un intento de eliminar a la mitad de la sociedad. La lucha por la libertad y los derechos de las mujeres afganas ha sido una lucha prolongada y difícil y, de repente, todos los logros alcanzados en años de esfuerzo y sacrificio se han perdido.
Las mujeres afganas se han convertido en víctimas, quedando solas en el campo de batalla. Las mujeres combatientes han sido arrestadas y asesinadas, mientras que otras han sido torturadas en las prisiones de los talibanes. La violencia contra las mujeres ha aumentado y no hay nadie que escuche su voz.
¿Por qué el mundo está mirando sin hacer nada? Los matrimonios forzados, los matrimonios infantiles y otras formas de violencia contra las mujeres han aumentado en Afganistán. Veinte años llegaron en nombre de la democracia, pero de golpe los talibanes se lo han llevado todo. Las mujeres que se han sacrificado y han luchado incansablemente por la libertad y sus derechos han sido agraviadas una vez más.
Khadija Amin es periodista y activista en defensa de los derechos de las mujeres afganas. Rostro del telediario matinal de la Radiotelevisión Pública de Afganistán (RTA) cuando los talibanes tomaron de nuevo el poder en 2021, Khadija Amin tuvo que huir de su país ante las amenazas que recibió como consecuencia de su reivindicación como periodista y de su participación en varias entrevistas a medios internacionales. Desde entonces reside en España como refugiada, donde participa como colaboradora en diferentes medios visibilizando la situación de la población de Afganistán, principalmente de las mujeres. Ha sido reconocida por su defensa de la libertad de expresión y de los derechos de las mujeres con el ‘Premio Especial’ de los ‘Premios 20Blogs’ del diario ’20 Minutos’.
20.00 H
LOS AYATOLÁS Y EL RETROCESO DE LOS DERECHOS DE LA MUJER IRAQUÍ: Waleed Saleh
A lo largo del siglo XX, la mujer iraquí, con pasos firmes y a la sombra de sistemas políticos laicos, supo conquistar con decisión pequeñas parcelas de derechos demostrando su valía y talento en liderar proyectos sociales, científicos e incluso políticos. A partir de la década de los treinta, muchas mujeres culminaron sus estudios universitarios y ocuparon cargos destacados: hubo médicas, abogadas y juezas, incluso una ministra, Naziha al-Dulaimi, la primera mujer en el mundo árabe en ocupar una cartera ministerial, en 1958. Siguiendo los pasos de aquellas primeras mujeres, otras destacaron en el campo de las letras y la ciencia, como la poetisa Nazik al-Malaika y la arquitecta Zaha Hadid. Pero la invasión estadounidense del país en 2003 significó una involución y un retroceso en los derechos y las libertades para la sociedad iraquí, especialmente para la mujer. EEUU no tardó en entregar Iraq al vecino Irán para ser gobernado por partidos políticos religiosos protegidos por milicias armadas. Como consecuencia, y con un control ejercido por los clérigos chiíes, la mujer iraquí ha ido perdiendo los derechos adquiridos con tanto esfuerzo y han aparecido nuevas prácticas que menoscaban sus libertades, como el matrimonio temporal (mut‘a) o el matrimonio de menores.
Waleed Saleh Alkhalifa, nacido en Iraq y formado en la Universidad de Bagdad. Desempeñó su labor docente primero en su país natal, después en Marruecos y por último en España. En la Universidad de valencia se licenció en Hispánicas y consiguió el título de doctor de la Universidad Autónoma de Madrid. Ha sido Profesor Titular en la Autónoma hasta su jubilación en 2021.
Ha traducido al árabe obras de García Marqués y una antología de cuentos de varios autores españoles. También ha traducido obras del árabe al español de dramaturgos como Wannus y Magut y poemarios del Ciego de Tudela y de al-Bayati.
Es autor de una veintena de libros entre ellos varios manuales de enseñanza del árabe para hispanoparlantes, además de: Siglo y medio de teatro árabe, UAM, 2000; El ala radical del Islam: el Islam político realidad y ficción, Siglo XXI, 2007; Amor, sexualidad y matrimonio en el Islam, Ediciones del Oriente y del Mediterráneo, 2010; Librepensamiento e Islam, Editorial Tirant, 2016; El Islam Político: génesis y evolución, UNAM (México), 2019; Feminismo e islam – una ecuación imposible, El Paseo editorial, 2022. Es colaborador habitual de los medios de comunicación de España y del mundo árabe.
20.00 H
EL MULTICULTURALISMO Y EL DESPERTAR DE EUROPA: Ilya U. Topper
Desde que la Revolución Islámica de Irán en 1979 le dio al islamismo, como ideología política, un aura de lucha antiimperialista, la izquierda de Europa ha aceptado este fundamentalismo religioso como «ideología de los oprimidos», incluido su símbolo más visual, el velo. En la última década, gracias al dinero proveniente del Golfo, esta misión ideológica se ha intensificado bajo la bandera del multiculturalismo. Un término ambiguo que se traduce hoy en el establecimiento de sociedades paralelas en la propia Europa, formadas por hijos y nietos de inmigrantes y regidas por sus propias normas sociales bajo la batuta de dirigentes religiosos. El velo, en este contexto, sirve para diferenciar a qué comunidad pertenece una mujer, a la llamada occidental o a la islámica, y qué normas debe obedecer. Esta parcelación bajo un discurso religioso también excluye a los hombres de la sociedad de acogida, marcándoles deberes y prohibiciones, pero su principal bandera es el velo y la restricción de la libertad, especialmente la libertad sexual, de la mujer.
Ilya U. Topper es periodista y trabaja como corresponsal de la Agencia Efe. Criado en Marruecos, Topper empieza a escribir en la prensa local de Cádiz en 1994. Entre 1996 y 2003 dirige los gabinetes de comunicación de varias ONG‘s españolas en Granada y Madrid. En 2004 coordina en Iraq la producción del largometraje documental Invierno en Bagdad. Tras cubrir como periodista freelance noticias en Turquía, Iraq, Siria, Líbano y Marruecos, Topper trabaja de 2005 a 2008 en la revista española La Clave. En 2009 lanza, junto con Alejandro Luque, la revista digital MediterráneoSur, hoy MSur, que actualmente dirige. En 2010 se traslada como colaborador del diario El Mundo a Estambul y en 2011 asume el puesto de corresponsal de la agencia Efe en la misma ciudad. Junto con el periodista Andrés Mourenza ha escrito una biografía del presidente turco Recep Tayyip Erdogan, titulada La democracia es un tranvía (Ed. Península, 2019). Además, es autor del poemario Años a la deriva (2001) ganador del premio andaluz José Manuel García Gómez y columnista del periódico digital El Confidencial.
Jueves 23 de marzo
18.30 H
LAS MUJERES EN LA REVOLUCIÓN DE TÚNEZ: Latifa Lakhdar
Muchas mujeres tunecinas participaron en 2011 en los movimientos que dieron lugar al derrocamiento de la dictadura y allanaron el camino hacia una revolución democrática. Sin embargo, y según nuestra experiencia de doce años de flujo y reflujo, parece claro que no es seguro que una revolución quede en manos de quienes la desencadenan y que muy rápidamente la monopolizan quienes se apropian de ella como si fuera un botín.
Entre el reinado de los islamistas y el actual del populismo y la “egocracia” presidencial, las mujeres tunecinas, en un acto de emancipación y libertad, tienen que afrontar y gestionar múltiples injerencias históricas, religiosas, políticas, geopolíticas…
Latifa Lakhdar es historiadora, profesora universitaria y activista en el movimiento democrático de izquierda desde finales de los 70 y miembro fundadora de la Asociación Tunecina de Mujeres Democráticas, así como miembro de la Asociación de Mujeres Tunecinas para la Investigación y el Desarrollo. Después de la revolución tunecina, fue elegida vicepresidenta de la Alta Instancia para la Realización de los Objetivos de la Revolución, la Reforma Política y la Transición Democrática. En febrero de 2015 fue nombrada Ministra de Cultura y Protección del Patrimonio. Sus diversos trabajos y artículos académicos se centran en la historia religiosa islámica y la de las mujeres en su relación con los textos del islam y entre sus publicaciones podemos destacar, l’Islam Confrérique et La Question Nationale dans La Tunisie coloniale:1881-1934, Cérès éditions 1993, La Femme de l’unanimité islamique «Imratù al Ijmaa», Cérès- éditions 2001, Les Femmes Au Miroir de L’Orthodoxie Islamique. Co-édition, L’Aube, Paris et Amel-éd, 2007, De Quoi Demain Sera-t-il Fait?, Le monde arabo- Musulman fait sa Révolution, éd Nirvana, Tunis 2013 Une révolution et son contraire, éditions Nirvana, décembre 2020
20.00 H
SIN MUJERES NO HAY REVOLUCIÓN. EL HIRAK DE ARGELIA Y SU FRACASO: Wassyla Tamzali
De Irán a Túnez, de Argelia a Afganistán y Sudán, el lugar de las mujeres es y ha sido central en las revoluciones, las crisis políticas, las insurrecciones populares, las guerras y los procesos democráticos que sacuden la sociedad. La revolución iraní contra el sah y la llegada al poder del ayatolá Jomeini en 1979, la instauración de un Estado islámico, abrió un nuevo ciclo en la historia de estos países, después de aquel iniciado con la descolonización en la década de 1950. Un ciclo que tiene el islam político como eje central, como instrumento de los poderes autócratas, conservadores y patriarcales, y como moral sexual. Y hoy toca analizar la Revolución tunecina y el Hirak argelino, este movimiento popular de protesta que está en marcha desde 2019, así como el movimiento de insurrección iraní que llamamos, apostando por el futuro, Revolución. Si la instauración de un Estado Islámico en Irán abrió un ciclo, ¿se cerrará mediante la valentía de las mujeres y hombres iraníes que entregan hasta su vida en el empeño? La nueva revolución iraní, a semejanza de la caída del muro de Berlín, ¿provocará un cambio político en la región para beneficiar a las mujeres, la democracia y la paz?
Wassyla Tamzali es jurista, escritora y ejerció como abogada durante una década en Argelia. En1979 empieza a trabajar en la UNESCO, donde se ocupaba por luchar contra la prostitución y el tráfico de mujeres. En 1995 organizó la participación de la UNESCO en la IV Conferencia Mundial de las Mujeres de las Naciones Unidas de Pekín y en 1996 asume el cargo de directora del programa de la UNESCO Tamzali fue también redactora jefa del semanario argelino-tunecino Contact y escribía sobre cine argelino y la creatividad de las mujeres de su país y en 1992 participa en la fundación del colectivo Maghreb Egalité. Se hizo un nombre como escritora al publicar en 2007 sus memorias de Argelia entre la independencia y la guerra civil de 1991, publicadas en España en 2012 bajo el título Mi tierra argelina (Saga Ed.). A esto se añaden El burka como excusa (Saga Ed. 2010) y Carta de una mujer indignada (Cátedra, 2011), que denuncia la complicidad de pensadoras y feministas europeas en la difusión de este ideario patriarcal. En 2015 crea en Argel el centro cultural ‘Les Atelier Sauvages’ (Los talleres salvajes) para fomentar la expresión artística de su país.
Viernes 24 de marzo
18.30 H
MINUTAS DE LA NUEVA REVOLUCIÓN IRANÍ. Bani Khoshnoudi
Una obra visual, estrenada en enero pasado en el prestigioso centro Pompidou en París, con la que la cineasta recoge, proyecta e interpreta imágenes de la rebelión contra el velo obligatorio y el régimen islámico en Irán, grabadas por sus propias protagonistas.
¿De qué ruinas emergemos? Las imágenes luchan por salir, pero salen igual, solas, recogidas por manitas. Fechas, horas y pistas para devolver a la fuerza vital de nuestra resistencia un nuevo calendario que se perfila ante nosotros. Ese “nosotros” que está aquí, que mira de lejos, que sigue, que archiva y que espera a cada minuto escuchar el pulso que nos da una señal de vida, de la determinación que persiste. El movimiento de liberación en Irán es intergeneracional y plural. Se define cada minuto que pasa a través de los gestos y las imágenes que los documentan, los fuegos y los cuerpos que danzan alrededor, sobre las ruinas de nuestro pasado.
De origen iraní, Bani Khoshnoudi es cineasta y artista visual. Creció en los Estados Unidos donde estudió arquitectura, fotografía y cine en la Universidad de Texas en Austin. Su trabajo aborda el desplazamiento, la historia del exilio, la violencia y la memoria colectiva. En 2008, Bani fue invitada al prestigioso Independent Study Program del Whitney Museum of American Art en Nueva York, donde desarrolló proyectos en forma de instalaciones de video y sonido, explorando conceptos relacionados con el archivo. Su trabajo ha sido exhibido en lugares como el Centro Pompidou, Fondation Cartier et Fondation Louis Vuitton en Paris, así como en el Institute of Contemporary Art (ICA) en Londres, Fondación Serralves en Porto, Museo del Arte Contemporáneo en Zagreb entre otros. Su última película, el largometraje de ficción, LUCIÉRNAGAS, fue filmado en Veracruz. Se estrenó en el Festival de Morelia en la Competencia mexicana y ganó el premio a la mejor película iberoamericana en el Festival de Miami y también formó parte del ciclo Talento Emergente de la Cineteca Nacional en México. En 2022 recibió el premio Herb Alpert Award in the Arts.
20.00 H
CONCLUSIONES. LECCIONES DE ARGELIA, TÚNEZ, IRÁN: LA GEOPOLÍTICA Y LA CUESTIÓN DE LAS MUJERES
Con Wassyla Tamzali, Latifa Lakhdar y Bani Khoshnoudi
Sesión de cierre de las jornadas a modo de conclusiones finales.
Hablar de Jacques Tati (1907-1982) es hablar de un autor sorprendentemente ignorado por el gran público hoy en día, si tenemos en cuenta que es sin duda uno de los cineastas más relevantes del cine europeo —e internacional— de mediados del siglo pasado. Se trata de una figura fundamental para entender la transición del cine mudo al sonoro, así como el humor visual en este medio y el avance de nuestra sociedad hacia la modernidad.
Es fácil esbozar una sonrisa cómplice visionando sus cintas, que en un comienzo se pueden considerar deudoras del slapstick más clásico de autores tan extraordinarios como Charles Chaplin o Buster Keaton, pero que adquieren un poso de madurez y reflexividad fruto de una mirada única. Consigue asombrar con una forma auténtica de narrar sus fascinantes historias a través de personajes excepcionalmente humanos sin dejar nunca de lado su punto de vista crítico.
Sus aptitudes para el deporte le llevaron al mundo del espectáculo, destacando por su vis cómica y su inexplicable expresividad. Cuando por fin pudo dar el salto como actor del teatro al cine, su carrera se vio interrumpida por la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, al terminar la guerra retomó su carrera como actor, y esta despegó definitivamente dirigiendo las películas que él mismo protagonizaba.
Su primera película, Día de fiesta (Jour de fête, 1949) trata sobre el cartero de un pequeño pueblo en el que vive feliz trabajando tranquilamente con su bicicleta hasta la llegada de una película americana que trata sobre el eficiente servicio de correos estadounidense, al que se intenta adaptar. Eran momentos de cambio, como refleja la propia película: iba a ser uno de los primeros largometrajes franceses a color, si bien no se pudo ver en este formato hasta su reestreno en 1955.
El gran éxito llegó con su segundo largometraje, Las vacaciones del Sr. Hulot (Les vacances de M. Hulot, 1953), en la que a través de una sucesión de divertidos gags satiriza sobre las clases políticas y económicas. Aclamado por crítica y público internacional, obtuvo el premio Louis Delluc e importantes nominaciones como mejor película en Cannes o el Oscar a mejor guion.
Consiguió ganar el premio especial del jurado en Cannes y el Oscar a mejor película extranjera con Mi tío (Mon oncle, 1958), en la que retoma el personaje del Sr. Hulot y el tema del clasismo, esta vez desde un punto de vista más social, como crítica a la burguesía. El Sr. Hulot es indudablemente el personaje más importante de la carrera de Tati, dejando una patente huella en grandes actores de comedia venideros como Peter Sellers y Rowan Atkinson.
Quiso dar un paso más allá con Playtime (1967), una nueva crítica mordaz a la modernidad, centrándose en el turismo. Se sumergió en este ambicioso proyecto construyendo grandes decorados y desarrollando una narrativa más compleja, pero la magnitud del presupuesto le llevó a una quiebra financiera de la que jamás se recuperó. Aunque el filme no tuvo el éxito esperado, es por muchos considerada la gran obra maestra de Jacques Tati y su mayor legado a la historia del cine.
Uno de los principales valores y señas de identidad del cine de Tati es la reducción de los diálogos a su mínima expresión, haciendo por contra especial énfasis en los efectos sonoros. Más allá de aspectos propios del lenguaje cinematográfico, la filmografía de Jacques Tati es un fiel reflejo de la historia de Francia desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta finales de los años 70, en lo social y en lo económico, pero sobre todo en lo humano.
Dicen que es la ilustradora viva más plagiada de nuestro tiempo. Malika Favre ha diseñado portadas e ilustraciones para las publicaciones más importantes del mundo moderno. Miramos la estación del año que se acerca a través de sus ojos.
Malika Favre, o el éxito en la vida
Hay virtud en saber identificar (y admitir) que la máxima expresión de privilegio es no tener que poner nunca el despertador. Malika Favre reconoció en El País que lo ha conseguido: hace cinco años que se despierta cuando se lo pide el cuerpo.
Este cuerpo en cuestión nació en París, en 1982, de una madre que pintaba y que puso empeño en que ella también lo hiciera. A Malika le apasionaba dibujar, pero lo que le decía la experiencia familiar era que los artistas no ganan dinero.
Así que, cuando tuvo edad de estudiar, puso rumbo a las ciencias puras, destino: Ingeniería Cuántica. Pone un pie en el mundo de las decisiones prácticas le bastó para darse cuenta de que tenía que abandonarlo todo y encontrar una escuela de arte en París.
De Airside echó a volar sola como freelance, y como se suele decir, el resto es historia.
No se le conocen grandes ostentaciones, además del apartamento ideal y la ropa impecable. Es difícil encontrar información sobre ella que no haya sido cuidadosamente cedida por la misma artista.
Y es que es lógico que cuando una cura y protege con tanto mimo su obra haga lo mismo con su imagen pública.
Formas, color, mujeres y síntesis
Dicen algunos teóricos que todos los artistas son interpretados desde donde ellos quieren que los interpretemos, y que para eso las entrevistas y reportajes son un escaparate a través del cual construir no solo una imagen sino un imaginario.
Si es así, el imaginario que Favre ha construido alrededor de sí misma es uno cuidadosamente seleccionado. De su vida privada se sabe poco o nada, y sin embargo transmite con nitidez la sensación de tener los pies bien puestos en la tierra.
Es fácil envidiarla pero difícil que no caiga bien inmediatamente. Reclama sus orígenes con frecuencia, no le quita mérito a la suerte, y reconoce que el éxito es la capacidad de elegir cuándo trabajas y para quién.
Dice que empezó a sentirse a gusto en su propia obra cuando se animó a trasladar a la pantalla lo que había en sus cuadernos de sketch: mujeres desnudas y sugerencias eróticas. Pensó en tratar sus ideas desde la perspectiva del diseño gráfico, y jugar con las formas y la síntesis para buscar la mezcla perfecta entre dibujo y logo.
La traducción de todas estas intenciones unos pocos años más tarde es un portafolio lleno de figuras femeninas, estampadas en un estilo único que, sin embargo, parecemos conocer desde siempre.
No es que el estilo de Malika no sea original, es que, de unos años a esta parte, lo hemos visto en todos sitios. Por eso, cuando una se asoma a su portafolio poniendo por fin nombre a una combinación conocida tiene la sensación de leer por primera vez la letra de una canción que ya se sabe de memoria.
Un equipo de abogados defiende a capa y espada los derechos de la obra de Favre cada vez que se usan de forma ilícita. Por lo visto, tienen mucho trabajo.
Al igual que la mayoría de su obra, las ilustraciones veraniegas de esta diseñadora (que ahora, por cierto, vive en Barcelona, dice que por las horas de sol) son sorprendentemente capaces de contar historias.
O, más bien, de pintar postales completas. Playas, piscinas, montañas o terrazas: en todas las escenas se comparten los elementos justos para identificar no sólo una estación del año sino toda la simbología poética y visual que la acompaña.
Una optimización máxima del espacio que usa positivos y negativos en cada contraposición de colores sirve en las ilustraciones de Malika Favre para crear un universo que se expande más allá de los márgenes de la pantalla. Es imposible no imaginarse qué hay más allá del bordillo de la piscina, hacia dónde navega el velero o quién vive en esa terraza.
En los veranos de Favre hace calor, pero siempre nos los presenta desde un refugio. No hay un sofoco sin escapatoria como al que estamos acostumbrados en el sur. Personajes y lectores están siempre a salvo de la incomodidad, porque ese es el reino que nos regala Malika Favre, y para qué vamos a sufrir en él.
A finales de mayo el CAC Málaga reabrió sus puertas con la exposición individual ‘Opus Nigrum’ del artista mallorquín Pep Girbent, una muestra rebosante de referencias al cine y con numerosos guiños a la cultura francófona.
Tras dos meses y medio de confinamiento en los que la gran mayoría de imágenes que hemos consumido, o mejor dicho, disfrutado, han sido digitales, la reapertura de los museos ha supuesto para muchos un soplo de aire fresco. Para su vuelta a la vida, el pasado 22 de mayo el Centro de Arte Contemporáneo de Málaga acogió en su sala central la exposición ‘Opus Nigrum’ del artista mallorquín Pep Girbent.
La muestra, comisariada por Helena Juncosa, directora del centro, podrá visitarse hasta el 23 de agosto. ‘Opus Nigrum’ está compuesta por una decena de obras en un elegante blanco y negro, la mayoría de gran formato, creadas a partir de óleo y carboncillo. Varias son inéditas y han sido realizadas desde el 2014 hasta la actualidad.
Smoke. Políptico, óleo sobre tela. Ocho tentativas de copia de una misma escena.
La copia más original
Girbent disfruta en ese terreno fronterizo entre la pintura y la fotografía, pues sus lienzos, de lejos, parecen fotografías. Sin embargo, al acercarnos, podemos observar el trazo, la materia. De cerca podemos apreciar que son obras vivas alejadas de lo estático.
Es magnífica la sensación que se tiene durante los primeros segundos en los que nos enfrentamos por primera vez a sus cuadros. Rápidamente el deja-vu deja paso al asombro. La escena representada nos resulta familiar y no tardamos en caer en la en la cuenta de que ya la hemos visto antes. Sí, ¡en el cine! Si no es esta imagen exacta, al menos una muy parecida. Casi idéntica. ¿Hay diferencia?
Girbent selecciona y extrae imágenes del cine para realizar con ellas, una vez separadas de su flujo narrativo original, una operación de transfiguración. Así, fantasmas procedentes de un mundo bidimensional adquieren un cuerpo, se convierten en presencias sensuales en medio de la marea digital. – Helena Juncosa, comisaria de la exposición y directora del CAC Málaga
La obra del mallorquín se alimenta de la tradición pictórica occidental y del amor al cine. A través de una técnica plástica depurada e impecable, el artista ofrece fotogramas de películas de Jim Jarmusch, Wong Kar-Wai, Jean-Luc Godard o François Truffaut. Copias de escenas de aquellas cintas tan emblemáticas del siglo XX que, bajo su pincel o su carbón, sufren ciertas transformaciones.
El rito, 2017
Los escenarios y su protagonistas se enredan con los intereses artísticos de Girbent hasta convertirse «en otra cosa». Otras escenas alejadas del plano secuencia que las contenían originariamente. Diferentes niveles de profundidad, diferentes lecturas. Entre el original y la copia, susurros de voces; entre ellas las del filósofo Leibniz recordándonos que no hay en el universo dos cosas iguales.
La Nouvelle Vague al óleo
Esta exposición deja al descubierto los referentes cinematográficos del artista (también los literarios y filosóficos, explicados por él mismo en cada uno de los archivos PDF que acompañan a las obra y que se pueden descargar fácilmente a través de un lector de QR). Entre ellos, imposible pasar por alto el homenaje a Jean-Luc Godard y a François Truffaut, dos de los grandes nombres de la Nouvelle Vague, y a tres de sus títulos más importantes: À bout de souffle (1960), Bande à part (1964) y Jules et Jim (1961)
En la pintura titulada El espacio / El tiempo V vemos a Jean-Paul Belmondo y Jean Seberg (o mejor dicho, a sus doppelgängers pictóricos), actor y actriz de Al final de la escapada de Godard. Iconos de la Nueva Ola compartiendo un espacio interior e íntimo; como “un Adán y una Eva en el paraíso acotado de una habitación, una cápsula-refugio donde es posible reiniciar una vez más el origen del mundo”. En este óleo de grandes dimensiones destaca la luz que baña a ambos y que casi recuerda al modelo atemporal de las anunciaciones que se han repetido a lo largo de la historia del arte occidental, consiguiendo una atmósfera casi metafísica bañada por reflejos y volutas de humo.
El segundo homenaje al director lo observamos en el cuadro Fantasmagoría / La irrupción, en el que se representa el célebre plano secuencia de Banda aparte rodado en el Museo del Louvre, cuando los tres protagonistas del film atraviesan galerías y pasillos a la carrera, tratando de recorrer la pinacoteca en el menor tiempo posible (escena que recreó años más tarde Bertolucci en The Dreamers. De nuevo la copia como expresión original).
Fantasmagoría / La irrupción, 2015
Es interesante el contrapunto que ofrecen las pinturas auténticas -desde dentro de la obra- que se observan, inmóviles y enigmáticas, en las paredes del Museo. Tres líneas temporales protagonizadas por estas, por los actores de la secuencia cinematográfica y por el espectador que admira el óleo de Girbent. Espacio, tiempo, cine y pintura; un único hilo.
Truffaut también tiene lugar en el imaginario del artista. Reconocemos con rapidez el fotograma de la película Jules y Jim en el lienzo The race VII “donde una mujer ataviada de pillo y con el bigote pintado, corre junto a dos hombres por un puente.” De nuevo el trazo difuminado; la representación de la velocidad, del instante que se evapora.
The race, 2020
Opus Nigrum: Yourcenar y la alquimia
En medio de esta experiencia sensorial también encontramos un guiño a la literatura francófona en propio título de la muestra. Opus Nigrum es el nombre de una de las obras más reconocidas de la novelista, ensayista, poeta, dramaturga y traductora belga Marguerite Yourcenar, en la que se narran las peripecias de un médico y alquimista llamado Zenó. Girbent asegura que esta novela es para él una obra literaria de referencia.
A la izquierda: El espacio / El tiempo V, 2019. A la derecha: The race VIII, 2020
El término Opus Nigrum alude a una vieja fórmula de alquimia que permite la separación y la disolución de la materia original para la creación de otra materia nueva, diferente. Precisamente da nombre a esa transfiguración de los fantasmas luminosos extraídos de las películas llevada a cabo por el artista. Entes puramente visuales que adquieren un cuerpo tangible bajo el pincel o el carbón de Girbent. Sus cuadros se pueden contemplar, en efecto, como un proceso alquímico. Ficción y realidad, lo tangible y lo intangible.
Lo verdadero, lo falso y la copia se entremezcla en un discurso artístico que, como dicen en el propio CAC, a veces no se pueden distinguir.
‘Opus Nigrum’ estará presidiendo la sala central del CAC hasta finales de agosto. No dejéis pasar la oportunidad de visitarla.
Con motivo de su participación como jurado en el Concurso Nacional de Traducción de Poesía 2020, entrevistamos a Isabel Moyano Ramos, traductora y CEO de Iris Translators & Interpreters
Dijo la gran escritora estadounidense Ursula K. Leguin que la traducción “es completamente misteriosa”. Debe serlo, pues funciona como un eslabón casi invisible entre culturas en este mundo globalizado e hiperconectado que habitamos. Aunque este eslabón a menudo pasa desapercibido, es fundamental para la transmisión de conocimiento entre países.
Si nos paramos a pensarlo, en nuestra cotidianidad no siempre nos preocupamos por saber quién se ha encargado de la traducción del libro que tenemos entre manos, quién es la autora o el autor de los subtítulos de la serie que nos tiene enganchados o qué voz seduce a los oyentes a través de discretos auriculares en las visitas guiadas en los museos o en convenciones internacionales. La traducción, simplemente, se da por hecho. Siempre ha estado ahí.
Muchos de nosotros la consideramos un arte, pues el traductor tiene mucho de creador. No se trata de copiar literalmente, palabra por palabra, un texto en otro idioma. Para eso está la tecnología de Google que, por supuesto, nunca estará a la altura del traductor o la traductora y su conocimiento de las lenguas. Personas formadas, cultas y estudiosas con la habilidad de insuflar alma a las palabras. Casi como alquimistas, trasladan la esencia del contenido, sea cual sea su naturaleza, de un idioma a otro; y lo hacen incorporando los códigos y los matices necesarios para que el mensaje fluya en la cultura a la que ha de adaptarse.
Pasión por la traducción
Isabel Moyano siente verdadera devoción por su trabajo. Lleva más de 10 años cultivando una carrera como traductora, correctora y editora al frente de la agencia de traducción Iris Translators & Interpreters, un proyecto fundado por ella de carácter multicultural y multilingüe. Con él que ofrece soluciones a clientes de diferentes sectores. Desde las principales instituciones y centros artísticos de la ciudad de Málaga, hasta organizaciones internacionales como FAO, la UICN o la Comisión Europea.
¿Por qué la traducción? ¿Fue una vocación desde siempre o una elección tomada en base a preferencias o gustos?
Mi primer vuelo a los nueve años fue un Madrid-París. Mis tíos fueron profesores del Liceo Español en París durante muchos años y cada septiembre pasaba un tiempo allí con ellos y con mi madre, profesora de Historia en la universidad. Aquellos eran verdaderos baños culturales. París me fascinó: la luz, el Sena, la multiculturalidad, su pequeño apartamento en Levallois lleno de libros y mapas, los mercados al aire libre donde comprábamos frambuesas y quesos.
Mis tíos eran profesores de latín y de lengua española. Hablaban muy bien francés y viajaban por todo el mundo: allí me di cuenta de las puertas que se abrían sabiendo otras lenguas y conociendo otras culturas. Yo era una niña curiosa y alegre pero bastante tímida: me animaban a que pidiera el pan por ejemplo cada mañana en la panadería de la esquina. Todavía recuerdo la sonrisa de la panadera y su voz cantarina. Era un juego; por unos días podía sentirme francesa, cantar en otra lengua, ir al cine de verano en versión original, descubrir nuevos museos o parques, como el Jardín de Luxemburgo, o la Villette y cruzar nuevos puentes, también el de las Artes.
He pensado mucho en cuándo me sentí traductora por primera vez y creo que esa fue la semilla. Después seguí creciendo, estudiando y viajando. Di clases en la Alianza Francesa, viví en Bruselas y en París unos años, en Reino Unido, donde viajaba cada año con mi padre, recorrí la vieja Europa, soñé despierta en Ginebra, en el festival de jazz de Montreux, en Lausanne, en Grecia (mi tercera lengua y cultura de trabajo o de adopción). Más tarde di el salto a Nueva York y a Canadá. No descarto vivir en este país en el futuro. De hecho, doy clases para la Universidad de Calgary un trimestre al año.
¡Menuda trayectoria! ¿Cuánto tiempo llevas trabajando como traductora? ¿Cómo fueron tus inicios?
Unos quince años: primero trabajé en una organización internacional cuyas lenguas oficiales eran el inglés, el francés y el español. Era una organización potente con sedes por todo el mundo y base en Suiza: la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Allí aprendí muchísimo sobre ecosistemas, hábitats, especies en peligro de extinción: un equilibrio delicado que, como se ha probado, no nos conviene romper. En 2009 traduje multitud de informes de científicos que pronosticaban muchos de los desafíos a los que nos enfrentamos hoy. Es un oficio bonito porque te permite bucear en muchos ámbitos y estar en la punta de lanza de la actualidad.
Después de conocer tantos lugares alrededor del mundo, ¿qué ha supuesto Málaga para ti?
Coincidiendo con la transformación y expansión cultural de Málaga, di un giro a mi carrera hacia el ámbito cultural. Abrí una agencia de traducción, IRIS Translators & Interpreters, en el Soho, al lado del CAC y empecé a traducir para los museos e instituciones culturales en Málaga: La Térmica, CAC, Ayuntamiento de Málaga, Centro Pompidou, Museo Picasso, la Alianza Francesa, la UMA, Diputación… Llevo traduciendo ruedas de prensa, entrevistas, coloquios e inauguraciones de exposiciones, festivales y eventos culturales más de doce años. Me considero una afortunada porque mi trabajo y mi pasión coinciden. He traducido a artistas y escritores contemporáneos maravillosos de todas partes del mundo: Camerún, Bélgica, China, Rumanía, los Estados Unidos, Finlandia, el mundo eslavo, Holanda, Francia. Todo eso enriquece mi equipaje y amplía mi mirada.
En cierto modo, las vanguardias y la riqueza cultural que fui descubriendo en el París de finales de los ochenta y los noventa ahora viajan hasta Málaga en clase preferente. Me siento identificada con el crecimiento y transformación cultural de Málaga. Estoy particularmente orgullosa de ver crecer a artistas “de proximidad” como Aixa Portero de la Torre, José Luis Puche, o Javier Calleja que han dado el salto a la escena internacional. Málaga es un epicentro artístico y cultural y así es reconocida en todo el mundo. Confío mucho en su potencial y en su capacidad de reemprender el vuelo.
¿En qué áreas te especializas y cual te reporta mayor gratificación a nivel personal?
En el ámbito cultural y artístico, sin duda. Me gusta escribir y pintar desde pequeña, traducir es mirarse en el espejo de las personas a las que traduces y aprendo muchísimo en cada traducción, es un viaje de ida y vuelta. Además, casi todos los artistas a los que traduzco me devuelven una mirada bonita y muchísima gratitud por mi trabajo, por lo que me siento plena haciendo lo que hago. A menudo me dicen que se me ve disfrutar y es cierto.
Me considero una afortunada porque mi trabajo y mi pasión coinciden. He traducido a artistas y escritores contemporáneos maravillosos de todas partes del mundo. Eso enriquece mi equipaje y amplía mi mirada.
Desde hace unos años, colaboro con Diario Sur escribiendo algunos artículos de opinión, en ellos recojo mi entusiasmo y mi mirada sobre los eventos que traduzco o sobre temas como feminismo, cine o arte, en general.
Una de tus especialidades es la traducción simultánea en eventos culturales. Pudimos verte en acción durante la última edición del Festival de Cine Francés de Málaga que organiza Alianza Francesa en la ciudad. ¿Cómo describirías este aspecto de tu trabajo? ¿Qué retos encuentras en él?
Suelo comparar la traducción simultánea con un salto sin red. En la traducción consecutiva puedes tomar notas y tienes un tiempo para reelaborar el mensaje, breve pero ahí está, tienes que tener capacidad de síntesis y fijarte bien en el tono y el lenguaje corporal del interlocutor también.
Tanto en la traducción bilateral como en la simultánea no hay apenas tiempo, todo es cuestión de segundos, así que necesitas toda tu concentración en la escucha activa y tienes que confiar plenamente en ti, en tu salto, en tu capacidad de expresar el mensaje oído en tu propia lengua. Es un arte, sin duda. Requiere intuición, entrenamiento, pasión por lo que haces y ciertas dotes escénicas: modular la voz para no aburrir al público, recurrir a los silencios si hace falta, saber gestionar las emociones, disfrutar también del aspecto lúdico que tiene todo ejercicio de jazz, de improvisación dentro de los límites del respeto al sentido y finalidad del original.
En cierto modo, traducir es convertirse en una tejedora, una modesta Louise Bourgeois, destejiendo y volviendo a tejer el hilo del discurso en dos lenguas distintas.
Hay un tarea importante detrás de toda traducción: la documentación; al igual que vosotros, los periodistas, los traductores leen muchísimo antes de cualquier traducción, de lo que pasa en el mundo y de la persona y la obra que vas a traducir. Pero hay algo importante: el intérprete no puede anticipar el discurso, por eso es un ejercicio sin red, una pieza de jazz única que no se repetirá nunca más. No hay dos interpretaciones iguales, como tampoco hay dos discursos iguales. Es un regalo, para mí, para el interlocutor y para el público.
En lo referente a la traducción, ¿qué es lo más difícil a lo que te has enfrentado?
Entiendo la pregunta, pero no hay retos más difíciles que otros porque todos son viajes únicos.Como te explicaba, no sabes qué va a pasar hasta que te lanzas a la piscina. Soy una buena nadadora: desde pequeña me encanta nadar en el mar. Interpretar es exactamente eso, es como nadar en alta mar, no tienes idea de cómo será la travesía hasta que te lanzas, cada brazada es única, depende de las olas, del público, de la persona a quien traduces, de su estado de ánimo.
Los artistas, los directores de cine, los filósofos son creadores, por eso suelen poner mucha pasión en sus discursos, a veces olvidan que hay un intérprete detrás -y esto es buena señal-: no es infrecuente que puedan intervenir durante diez minutos o más sin pausa. Entonces tengo que confiar en mi memoria y en seguir el hilo argumental de su discurso. En cierto modo, traducir es convertirse en una tejedora, una modesta Louise Bourgeois, destejiendo y volviendo a tejer el hilo del discurso en dos lenguas distintas. Afortunadamente, hay universales. Cuanto más traduzco más me doy cuenta de lo parecidos que somos los seres humanos. Esta pandemia del Covid-19 lo ha demostrado, nos ha igualado a todos.
Por mencionarte algunas interpretaciones “en nivel apnea” te señalaría las entrevistas en traducción simultánea del famoso festival literario La Noche de los Libros de La Térmica, la del filósofo francés Michel Houellebecq, o del escritor rumano Mircea Cartarescu, llenas de citas y referencias literarias y filosóficas. O la última que hice apenas unos días antes del confinamiento al filósofo francés Gilles Lipovetsky, en el marco del Festival de Málaga, en el Museo Picasso. Todas están disponibles online y subtituladas por mí o por mi equipo. La subtitulación profesional es otra modalidad de traducción que merece ser mencionada también.
¿Alguien se imagina las obras de teatro de Shakespeare, las novelas de Paul Auster o los versos de Baudelaire traducidos por ordenador, por ejemplo? En el lenguaje humano hay una multitud de matices que un ordenador no puede captar.
Cada vez las herramientas digitales para la traducción tienen más peso, se perfeccionan día a día. ¿Cuál es tu opinión como profesional?
Hay un componente humano en la traducción y en el lenguaje que hace muy difícil que nuestra labor pueda ser realizada por máquinas. Se habla mucho de la traducción automática o de la traducción asistida por ordenador, pero en la comunicación el factor humano es indispensable: un buen traductor es un valor añadido para cualquier evento cultural.
Por supuesto, hay ámbitos de la traducción donde los ordenadores pueden ayudar: el campo científico o industrial con repeticiones de terminología o fraseología, por ejemplo. Pero en el ámbito de la traducción cultural o literaria no tiene cabida. ¿Alguien se imagina las obras de teatro de Shakespeare, las novelas de Paul Auster o los versos de Baudelaire traducidos por ordenador, por ejemplo? En el lenguaje humano hay una multitud de matices que un ordenador no puede captar. Al menos no todavía. Hace unos años traduje unas jornadas sobre inteligencia artificial. Se está avanzando mucho en esta línea pero en el terreno artístico y emocional es difícil vislumbrar un horizonte de replicantes a lo Blade Runner. El futuro dirá.
¿Qué consejos le darías a una persona que quiere dedicarse profesionalmente a la traducción?
Ser traductora es un viaje de largo recorrido, una no para nunca de aprender, leer y sumergirse en la cultura o las culturas de adopción. Pero también hay que amar y conocer bien la lengua materna, sin el vehículo de la lengua materna no hay traducción posible. Es importante ser humilde y empaparse de todos los registros, leer mucho, escuchar mucho y no cansarse nunca de hacerse preguntas, aprender y viajar.
En la medida de lo posible, es aconsejable leer en lengua original pero también leer buenas traducciones, aprender de los recursos de traducción de compañeros premiados o con muchos años de experiencia, fijarse en los matices. Por eso creo que concursos de traducción como Le printemps des poetes son tan importantes, desde pequeños se puede ir cultivando esta sensibilidad lingüística y este amor por las palabras.
Debido a tu profesión y a tus inquietudes personales, para finalizar nos encantaría que nos recomendaras algún libro, película, disco u obra artística de algún creador o creadora francófona
Retrato de una mujer en llamas de Céline Sciamma, premiada en Cannes a mejor guión en 2019. Una perla que descubrí gracias al Festival de Cine Francés de Málaga organizado por la Alianza Francesa con el apoyo de numerosas instituciones culturales. Valoro mucho que se pueda ver cine hecho por mujeres en Málaga. Creo que le dedicasteis un apartado estupendo en este blog: la luz, el paisaje, las interpretaciones femeninas, la música. Un viaje que me cautivó.
Confiemos en que podamos seguir viajando en tiempo y espacio gracias a este maravilloso festival el próximo otoño. Como se ha probado en esta pandemia y confinamiento, la cultura nos salva y nos hace libres, incluso en las circunstancias más difíciles. Debemos protegerla: somos pájaros deseando retomar el vuelo y la cultura siempre será un árbol seguro donde refugiarse.
DOMINICAL 708 PARIS FRANCE - JUNE 17 Actor Vincent Cassel is photographed for Paris Match on June 17 2015 in Paris France Photo by Francois Berthier Paris Match Contour by Getty Images
La semana pasada se estrenó en España ‘El emperador de París’, la cinta dirigida por Jean-François Richet y protagonizada por Vincent Cassel. Aprovechamos la ocasión para revisitar los títulos más importantes de la carrera del actor.
No es la primera vez que el director de películas tan taquilleras como el thriller Blood Father (2016) o la doble entrega de Mesrine (2008) hace tándem con el explosivo Vincent Cassel. En El emperador de París (2019), Jean-François Richet cuenta de nuevo con el actor francés para dar vida a Eugène-François Vidocq (1775-1857), un personaje legendario conocido por sus trapicheos y su actitud pendenciera que terminó siendo el jefe de la seguridad nacional en el París del siglo XIX.
Interpretar al típico príncipe azul de comedia romántica no es un trabajo para Vicent Cassel. Estamos acostumbrados –y él también lo está– a verle en la pantalla haciendo de tipo duro con serios problemas o dando vida a personajes histriónicos que habitan en los márgenes. Por eso, esta versión violenta de Vidocq le viene como anillo al dedo. Hoy por hoy sigue siendo uno de los actores más interesantes del panorama cinematográfico internacional y queremos repasar algunos de los títulos de factura francesa más remarcables de su carrera.
El odio (La haine, 1995)
Mathieu Kassovitz dirigió esta película de culto de los años 90 en un llamativo blanco y negro. Con ella, el jovencísimo Vincent Cassel se da a conocer al mundo interpretando a Vinz, un adolescente judío quien, junto a sus amigos, presencia un hecho en el que uno de ellos resulta herido por la policía. Sediento de venganza y con una pistola encontrada, Vinz deambula por las calles de París a ritmo de hip hop, entre bandas callejeras, violencia y conflictos.
Con esta cinta Kassovitz hizo hervir la corrección política y denunció el abuso policial, el racismo y la violencia que se vivían en aquella época en los suburbios de la ciudad. Un año después resultó ser la Mejor Película en Cannes y obtuvo 10 nominaciones a los Premios Cesar, para alzarse ganadora con con el de Mejor Película y Mejor Montaje.
Lee mis labios (Sur mes lèvres, 2001)
Jacques Audiard, director francés que firma películas tan imprescindibles como Un profeta o la reciente The sisters brothers, contó con Vincent Cassel para desarrollar la multipremiada Lee mis labios. En esta ocasión, el actor da vida a Paul, un ex convicto que conoce a la solitaria Carla (Emmanuelle Devos) en un nuevo trabajo. La chica es sorda y por ello se convierte en el objeto de las burlas de sus compañeros.
Ambos marginados buscan refugio en el otro y comienzan una relación que deviene de forma natural entre ellos. Jacques Audiard combina la discapacidad, la inseguridad, el amor y la venganza para formar este moderno e intenso film. Lee mis labios arrasó en la edición de los Premios Cesar del año siguiente ganando el de Mejor Guión Original, Mejor Sonido y Mejor actriz para Devos.
Irreversible (Irréversible, 2002)
Si alguien sabe cómo hacer que los espectadores se revuelvan en sus butacas ese es, sin duda, Gaspar Noé. El director de la inquietante Clímax (2018) llevó a cabo en Irreversible una de las escenas más salvajes e incómodas de la historia del cine.
En este filme, el director cuenta la historia de Marcus (Vincent Cassel) y Pierre (Albert Dupontel), que se mueven por el lado más sórdido y delirante de la noche parisina. Rabiosos y ávidos de venganza, quieren encontrar al responsable de la violación y atroz muerte de la compañera de Marcus, Alex (Monica Belucci). La cinta, no exenta de polémica como es habitual en el cine de Noé, recibió críticas divididas por su carga sexual y violenta así como su capacidad para herir sensibilidades.
Mesrine. Parte 1: instinto de muerte; parte 2: enemigo público (Mesrine: L’instinct de mort; L’Ennemi public n°1, 2008)
Uno de los mayores éxitos de la carrera profesional de Cassel fue interpretar al enemigo público número uno en Francia y Canadá en la década de los 70: el delincuente Jacques Mesrine. Esta historia de acción narrada en dos volúmenes dirigidos por Jean-François Richet, cuenta el surgimiento y evolución de este gánster conocido como “el hombre de las mil caras”.
Atracos, asesinatos y trabajos muy alejados de la legalidad, forjaron una leyenda de la criminología a la que Vincent Cassel da vida haciendo gala de un talento inigualable. La cinta recibió tres premios César incluyendo al de Mejor Actor para Cassel, Mejor Director y Mejor Sonido.
Mi amor (Mon roi, 2015)
La directora francesa Maïwenn Le Besco deslumbró al jurado de Cannes con esta película, cuyo premio principal recayó en la actriz protagonista Emmanuelle Bercot gracias al papel de Tony, una joven convaleciente que repasa la historia de amor -¿o era otra cosa?- que vivió con Georgio, interpretado por Cassel.
A través de esta historia la directora entra en el pantanoso terreno de las relaciones tóxicas y del maltrato psicológico, la obsesión y el habitar continuo en los límites. Una montaña rusa emocional contada a través de flashbacks que obtuvo hasta ocho nominaciones en los César.
Vincent Cassel, infinito
La mirada casi felina del actor resulta totalmente hipnótica e inconfundible en la pantalla. Después de participar en el reparto de 74 películas y trabajar con grandes directores, tanto del circuito comercial como del independiente, a nadie con inquietudes cinéfilas le quedan ya dudas de quién es Vincent Cassel o de cuánto puede llegar a ofrecer con su talento interpretativo. No es sólo un actor más, Cassel se ha convertido en un astro que, afortunadamente, seguiremos viendo en órbita durante mucho tiempo.
A finales del pasado mayo se estrenó ‘La viuda’, la última película protagonizada por la incombustible Isabelle Huppert; un suspense psicológico dirigido por Neil Jordan que nos sirve de excusa para repasar la carrera de la actriz.
Isabelle Huppert una vez dijo que “si no existe transgresión en este oficio, no vale la pena”. Este es, precisamente, uno de los motivos por los que ha destacado durante toda su carrera: por sumergirse en papeles del todo desafiantes que, no pocas veces, han sido rechazados previamente por otras actrices que no se han atrevido a ejecutarlos. Pero Huppert siempre se ha sentido cómoda en la piel de mujeres poco convencionales y ha conseguido que las comprendamos a todas.
Simplemente me gusta actuar. Es algo muy fácil para mí, no es como si escalara una montaña cada día Isabelle Huppert
No cabe duda de que Huppert es una de las actrices más prolíficas y más representativas del panorama cinematográfico europeo. Casi cinco décadas actuando sumadas a un talento innegable, dan como resultado un currículo muy extenso cargado de premios y numerosos nombres de cineastas consagrados para los que ha trabajado. Ha sabido conectar con directores tan diferentes como Jean-Luc Godard, Claude Chabrol, Mia Hansen-Love, Michael Haneke, Otto Preminger, Hong Sang-soo o Paul Verhoeven.
Trabajando con Claude Chabrol
El primer crítico de la revista Cahiers du cinéma y después director de la Nouvelle Vague, destacó por tener una de las filmografías más reconocidas del cine francés. Siete de sus películas las realizó contando con Isabelle Huppert como actriz; siempre dándole papeles relevantes, por lo que se la empezó a conocer como la musa de Chabrol. De entre las películas que rodaron juntos destaca sobre todo la segunda, Asunto de mujeres (Une affaire de femmes, 1988) que cuenta la historia de Marie Latour, una mujer que ayuda a una vecina a interrumpir un embarazo no deseado, lo que hará que otras vecinas y conocidas acudan a ella pidiéndole el mismo favor. La película fue laureada en varios certámenes destacando el premio a Mejor actriz para Huppert en Venecia y el de Mejor película de habla no inglesa en los Globos de oro.
Chabrol también tenía previsto para ella interpretar a uno de los personajes más importantes de la literatura universal. Rodaron Madame Bovary en 1991, película con la que Huppert obtuvo una nominación al Oscar gracias a una de las actuaciones que, paradójicamente, menos ha gustado a la propia actriz, pero más a su público.
La oscuridad de Haneke y Verhoeven
A ningún cinéfilo se le escapa el hecho de que Haneke es uno de los directores más turbantes y geniales que ha dado el cine. Sus películas suelen causar controversia y no dejan indiferente al espectador, por lo que no sorprende que trabajar junto a una actriz con interés por los retos interpretativos y por los papeles poco convencionales, de lugar a un tándem artístico perfecto.
Isabelle Huppert protagonizó La pianista (La Pianiste, 2001), película que cuenta la historia de una profesora de piano en un conservatorio que, para escapar de la influencia de su rígida y asfixiante madre, se refugia en el sexo dejándose seducir por uno de sus alumnos. La actriz consigue con su trabajo ofrecer uno de los de los retratos más ricos y extraños que hemos podido contemplar. Como curiosidad, es importante destacar que en todas las escenas de piano, es la propia Isabelle quien lo toca, demostrando la destreza que adquirió cuando en su más tierna juventud pasó unos cuantos años en el conservatorio de música.
Más adelante, Huppert volvería a repetir con Haneke en Amor (Amour), película que se alzó con la Palma de Oro en Cannes en 2012. En este caso desempeñó un papel secundario, aunque cargado de emoción, dando vida a Eva, hija de un matrimonio octogenario quienes, a raíz del infarto y la parálisis de ella, tendrán que poner a prueba el amor que sienten el uno por el otro. Sin embargo, Haneke no es el único que ha explorado el lado más oscuro y extraño de Huppert. Otro papel acompañado de polémica interpretado por la actriz fue el de Michèle Leblanc, el personaje principal de Elle (2016), cinta dirigida por Paul Verhoeven, que cuenta la historia de una mujer de negocios que es violada en su casa por un desconocido enmascarado y posteriormente decide tomar venganza hasta la obsesión buscando al asaltante por sus propios medios.
Generando debate y opiniones de todo tipo, la película dio lugar a ríos de tinta en los periódicos. Aunque, eso sí, hubo consenso respecto al trabajo de Isabelle Huppert, que fue ampliamente aclamada, siendo considerada como una de las mejores interpretaciones de su carrera. Fue nominada para el Oscar a la mejor actriz, y también ganó varios premios, incluyendo los Premios Globo de Oro, Austin Film Critics Association, Premios Lumiere, Gotham Awards, entre otros.
Isabelle Huppert, hoy
Independientemente del papel que esté ejecutando, Huppert resulta hipnótica. Quizá sea por su mirada, magnética y fría, casi de reptil; por su aparente fragilidad o por su voz grave, pero una vez que aparece en escena es imposible apartar la mirada. Su talento y las decisiones que ha tomado a lo largo de su carrera, la han llevado a obtener un reconocimiento en la industria del cine de carácter internacional.
Lejos de retirarse, la actriz está en plena forma. Sigue haciendo películas (dos, tres o incluso cuatro al año) y sigue obteniendo papeles protagonistas después de más de 40 años actuando. Isabelle Huppert es atemporal y da la impresión de que es eterna. O al menos, es eterna la lección que nos da con su filmografía ya que, si alguien quiere saber de qué va eso de interpretar, debería ver las películas de la gran dama francesa del cine.
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